Capítulo 35

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Dos días después y con ayuda de la gente de todos los clanes, el pueblo volvía a parecer un buen lugar para vivir. Entre todos, construyeron casas provisionales y restauraron los caminos.

Durante aquellos días los líderes aconsejaron a Mina sobre cómo llevar adelante su difícil trabajo, al tiempo que no daban crédito al comprobar el enorme cambio que aquella jovencita había dado. Pero la que más se fijó fue la líder de las guerreras Kim, a quien de parecerle una joven insoportable, empezó a querer estar cada vez más tiempo a su lado. Le agradaba y mucho. Algo que no pasó desapercibido para Irene y Jennie, que se reían al ver como la guerrera la miraba embobada.

Casi tanto como Lalisa cuando se empeñaba en cuidar cada una de las heridas que tenia su morena en el cuerpo. Que a decir verdad eran bastantes, pero ninguna muy grave y sanarian con el tiempo.

A la semana de la llegada de la coalición de clanes, y viendo que la ciudad estaba restablecida casi al completo, los líderes decidieron qué ya era el momento de regresar a sus tierras. Salvo la guerrera Kim, quién pidió permiso a su señor para quedarse, allí unos cuantos días más. Quería ayudar.

—Recuerda, Mina —dijo Irene— sé buena con tu gente y ellos lo serán contigo.

—No lo olvidaré, Irene, no te preocupes. Y muchas gracias por todo.

—Por cierto, Mina —le susurro Jennie, dándole un codazo juguetón y suave—. ¿Te has fijado como te mira esa guerrera? Creo que te ha salido una pretendiente.

Mina se puso colorada como un tomate.

—Oh, sí, Ruby. Ya me he fijado.

—Pues ya sabes, ¡ve con todo!

Aquel comentario las hizo reír. Por fin se despidieron con un abrazo, aunque Mina estaba deseando volver a encontrarse con sus nuevas amigas.

—¿Cuándo nos volveremos a ver?

Jennie bajo la mirada por un segundo, pero luego le sonrió.

—No lo sé Mina, pero siempre te llevaré en mi corazón.

Ella quiso responder, pero Lisa se lo impidió al acercarse y apremiarlas. Quería llegar a
Ayutthaya antes del anochecer.

Jennie se aproximó a Jisoo, que hablaba con uno de sus hombres, y le tocó en el hombro.
Ella al ver que se trataba de la amiga de su esposa, sonrió.

—Jisoo tú... ¿Conoces a esa guerrera? —preguntó con real curiosidad. Ahora que Mina parecía haber cambiado realmente, no quería arriesgarse qué por un corazón roto volviera a ser la bruja de antes o peor.

—Sí, se llama Sejeong y era mi segunda al mando cuando estaba con ellas. ¿Por qué la pregunta?

—Pues... no estoy segura, pero parece que le gusta nuestra Barbie —respondió la morena haciendo referencia a como la estaba observando embelesada en ese preciso instante.

Al escuchar aquello la guerrera levantó una ceja sorprendida.

—Sí eres cercana a ella. ¿Me podrías hacer el favor de decirle que la cuide bien? Al margen de todo... La Barbie medieval es una buena muchacha —Jisoo sonrió.

—Se lo haré saber.

—¡Gracias!

Momentos después, la comitiva de los Manobal, encabezada por su señora, emprendió la marcha. Desde el caballo y entre los protectores brazos de Lalisa, Jennie saludó a los campesinos que la despedían a su paso. Esa gente era en verdad la más agradecida qué había conocido en toda su vida.

VOLVERÉ POR TI | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora