VOLVERÉ POR TI | JENLISA

Capítulo 32

Mientras Jennie y los aldeanos se preparaban para la inminente confrontación con los bandidos, el joven mensajero, con el aliento entrecortado, llegó al palacio de Kanchanaburi y pidió de inmediato hablar con la princesa.

El mensajero fue escoltado hasta su presencia, quien se encontraba junto a varios consejeros y líderes de otros clanes juntamente discutiendo el asunto de la inseguridad en sus pueblos y el creciente miedo de Coghlan estaba sembrando en su gente sin que el rey regente hiciera nada al respecto.

Cuando lo dejaron ingresar, el mensajero relató la situación en las tierras de los Kang y el inminente ataque de Coghlan y sus bandidos. Al escucharlo Lalisa se puso de pie, entendiendo inmediatamente la gravedad de la situación y la necesidad de actuar con rapidez. Pero su corazón se detuvo al enterarse de que Ruby, su Ruby también estaba ahí.

—¿De qué estás hablando muchacho? ¿Cómo es qué mi mujer está ahí?

—Mi señora, Ruby y su amiga Irene fueron a ayudar a mi señora Mina porque ha estado enferma. Ahora, ella está al frente de liderando la protección de nuestra gente. Ella fue la que me envió aquí —informó el mensajero y se acercó para entregarle la carta con el mensaje encriptado en sus manos temblorosas.

Lisa,

Se que esto será confuso, pero te necesito. Estoy en Banthai, en las tierras de Mina y están a punto de atacarnos. Por el momento logramos que la fortaleza nos sirva como fuerte para toda la gente, y resistiremos todo lo que sea posible, pero son cerca de cien bandidos con Coghlan incluido  y nosotros no tenemos más que cuarenta guerreros. Los demás son campesinos y tenemos niños pequeños. Te ruego que vengas lo más pronto posible por favor y trae refuerzos contigo. Yo lucharé con ellos mientras tanto, pero si no resisto, quiero que sepas que te amo.

- Tuya, J. R. J.

Sin vacilar, la princesa llamó a los otros líderes de otros clanes aliados. La noticia de la amenaza que se cernía sobre Banthai se extendió rápidamente por todo el reino.

—¿Qué tan grave es la situación? —pregunto Taeyung qué estaba junto a su padre.

—Mucho. Coghlan tiene a cerca de cien hombres en el pueblo y aunque todos están resguardados en la fortaleza de los Kang, no sabemos cuanto podrán resistir.

El gran salón del palacio se llenó de líderes de los clanes aliados, hombres y mujeres de gran valentía y experiencia en la guerra. La princesa, con determinación en sus ojos, habló en voz alta y clara, convocando a una coalición para liberar a Banthai y poner fin al reinado de terror de Coghlan.

—Es momento de enfrentarlo —Habló Lalisa con decisión— no podemos seguir esperando a que alguien más haga algo. Ese hombre ya ha matado, secuestrado y torturado a nuestra gente impunemente durante demasiado tiempo.

Todos los que estaban presentes empezaron a murmurar entre si.

—En este preciso momento, hombres, mujeres, ancianos y niños están en peligro. La gente buena de Banthai ya había tenido un ataque antes y después de esto no podrán levantarse solos.

—Sí vamos, nos arriesgamos a morir y los Kang no han sido precisamente buenos aliados en los últimos tiempos ¿qué ganamos nosotros? —hablo el líder del clan Samchai de las islas del norte, un anciano al qué le molestaba no tomar protagonismo.

—Ganamos la paz ¿no es eso suficiente? —respondió Lalisa con certeza— si vencemos a Coghlan, no tendremos que preocuparnos por más muertos regados en los caminos. Los comercios estarán más seguros, nuestras tierras podrán florecer.