Capítulo 11. Favor y condición.

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Capítulo 11. Favor y condición.

S. I. S.

La sala de los astros, para aquella ocasión, estaba convertida de forma similar a las salas de los tribunales del mundo humano, y, asimismo, quien era llevado allí, era juzgado no como un sentimiento, sino como un humano, con sus pros y sus contras.

La sala era amplia, con numerosas mesas y sillas, como las de un tribunal del mundo humano, y, presidiendo la sala, se encontraba Mr. Fate con ese semblante que, al averiguar que Cristel vivía, había tomado como expresión su rostro y no era capaz de quitar por mucho que así lo intentaran.

Mr. Fate permanecía en silencio mientras todos los presentes, sentimientos, emociones, pecados capitales y demás agregados, cuchicheaban entre ellos, preguntándose el porqué de aquella reunión, juicio contra Amor más bien, y preguntándose qué podría haber Amor como para que Mr. Fate se hubiera visto obligado a convocarlos a todos.

De los allí presentes, Mr. Fate, y claramente Amor, eran los únicos que permanecían en silencio. Este primero mirando a Amor con cierta furia en sus ojos y a la espera de que Locura fuera a socorrerlo tal y como estaba seguro que tarde o temprano terminaría haciendo. En cambio, este segundo, evitaba a toda costa la mirada de Mr. Fate. Ya que no podía hacer que éste dejara de mirarle, al menos intentaba no tener que enfrentarse a esa mirada que tanto imponía.

Mientras Mr. Fate se mantenía a la esperaba de que Locura llegara, Amor veía cómo todos y cada uno de los presentes lo miraban y cuchicheaban algo a quien tenían al lado. Aquello, junto a la mirada sin interrupción de Mr. Fate, le estaba molestando en exceso.

Mr.  Fate, siguiendo aún manteniéndose a la espera de que llegara aún el segundo miembro de la pareja que había llevado a cabo todo aquello, veía cómo Amor comenzaba a inquietarse. Había pasado de mirar a los presentes y ver cómo hablaban sobre él, y seguramente lo juzgaban, a mirar hacia todas partes mientras se frotaba las manos insistentemente. A todas parte, salvo a él.

Si Mr. Fate tenía una virtud en un alto nivel, ésa era la paciencia, por ende, a él no le importaba esperar el tiempo que hiciera falta para que la culpa se hiciera presente en Locura y confesara. No obstante, no tuvo que esperar más de cinco minutos, los cuales, para Amor, fueron una eternidad.

-¡Mr. Fate! – se escuchó al fondo del pasillo por el que poder llegar hasta donde Amor se encontraba.

Locura, sin apartar la mirada de Mr. Fate, el cual le dirigía la suya junto con una pequeña sonrisa de satisfacción por no haberse equivocado en los labios, caminó decidida y con la cabeza en alto hasta donde Amor se encontraba, en el centro de aquella inmensa sala.

Amor, viéndola caminar hacia él, comenzó a mirarla y negarle con la cabeza, en señal de que no hablara, pero ella sólo dirigía su mirada hacia Mr. Fate, aunque sí que lo veía de reojo, pero hacía caso omiso.

- Te estaba esperando. – dijo Mr. Fate en voz alta, haciendo que los cuchicheos en la sala cesaran.

Locura, con un poco de actitud altiva, ya que no quería darle a nadie la satisfacción de que la vieran afectada por toda aquella situación y por lo que Amor había hecho por ella, se colocó al lado de Amor, dejando una distancia de varios metros entre ellos, y comenzó a hablar.

- Me gustaría que la próxima vez se me avisara cuando deben juzgarme por algo. – dijo sin mostrar expresión alguna en su rostro.

- No estás para hacer bromas, Locura. – le dijo Mr. Fate echándose un poco hacia delante, apoyando sus manos a ambos lados de la gran mesa central.

Locura no contestó, pero tampoco cambió la forma de mirarle: completamente inexpresiva.

Amor sin embargo, mirando a Mr. Fate y después a Locura, mostraba expresión de dolor, pero no dolor físico, sino psíquico. Se había echado la culpa de todo para salvar a Locura y estaba dispuesto a seguir haciéndolo, pero, con ella allí presente, sabía que aquello sería imposible. Locura sabía perfectamente qué tipo de argumentos dar para que Mr. Fate la creyera a ella y sólo a ella, en cambio Amor no.

Sentimientos controlados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora