Capitulo 12. Campo del Olvido

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Capítulo 12. Campo del olvido.

Cristel

Sentada en el barandal de mi balcón, miro la luna, como ya se me ha hecho costumbre, desde siempre, es decir, hasta donde recuerdo, el contemplar la luminosidad de la luna, llena mi espíritu de calma y me ayuda a dejar mis dudas y preguntas de lado por un momento.

El que la luna brille en lo alto del cielo, de algún modo me hace pensar que puede observar a todos y cada uno de los habitantes del mundo así como nosotros a ella, lo que me lleva a creer que posiblemente la luna fuese testigo de mi pasado y es por ese motivo que no dejo de mirarla ¿Qué tal si se apiada de mí y me muestra algo de mi vida anterior?

Que me muestre quien era yo antes de que Adam me encontrara, sin embargo, no son mis preguntas sobre el pasado las que me mantienen en vela esta noche, es el hombre misterioso el motivo de mi insomnio, sus hermosos ojos azules llegan a mi memoria nuevamente, no puedo sacármelos de la cabeza ni tampoco puedo alejar de mi esta sensación tan extraña, es como si supiera todo de él y al mismo tiempo no tengo nada.

Inconscientemente me lleve la mano al pecho para sentir el amuleto que Ian me había regalado ya que con la ayuda de Izzy había logrado convertirlo en un lindo collar de la buena suerte ya que no es tan grande, puedo llevarlo cómodamente.

 -No es momento para la melancolía –Escucho que Adam me dice desde su balcón ¿Cuánto tiempo lleva ahí mirándome en silencio?

Lo miro con una sonrisa tímida en mis labios, me ha sorprendido como siempre y esta vez no tengo excusa. Tiene toda la razón del mundo, fue un gran día hoy, aún recuerdo el éxito de la representación, la celebración donde comimos pizza Adam, Izzy y yo, en donde mi amiga se llevó el premio a la más loca forma de comer Pizza y valla que ganarle a mi hermano sí que es mucho decir.

Adam se puso de pie en el barandal de su balcón con una agilidad sorprendente y envidiable y con un salto (por lo cual sigue dándome un ataque cada vez que lo hace a pesar de que lleva años haciéndolo para fugarse en la noche con sus amigotes o sus novias) logro llegar a mi balcón con la elegancia de un gato.

Sin decir palabra alguna, me moví para dejarle espacio, Adam en automático se sentó detrás de mí, acomodándose para que yo pudiese recargar mi espalda sobre su pecho, tomó un mechón de mi cabello y comenzó a enredarlo con su dedo intentando hacerme un rulo, repetía esta acción una y otra vez guardando silencio y esperando a que fuera yo la que dijera algo.

Preferí mantenernos de este modo por un momento, cerré los ojos recordando la cantidad de noches que habíamos pasado exactamente como estábamos ahorita, noches en las que la desesperación por no recordar nada me impedía dormir y me llevaba al llanto.

-te quiero mucho –le dije sin abrir los ojos.

-y yo a ti más, lo sabes pequeña pero no creas que eso te salva de mi interrogatorio ¿eh? –sonreí y me reí por su comentario –¿te ocurre algo?

-nada nuevo, ya sabes, lo de siempre – ¿Qué podía decirle? ¿Qué me siento confusa por un extraño el cual vi por solo unos instantes? Ni hablar.

-muy bien señorita, no me deja otra alternativa –dejó escapar un suspiro –tendré que torturarla para que me suelte la sopa.

Abrí los ojos de golpe pues sabía perfectamente de lo que se trataba su “tortura” me puse de pie y alce las manos para pedir clemencia, él me miraba con cara de diversión aunque en el fondo se sentía tenso y preocupado por mí. Adam se puso de pie para seguirme y hacer más clara su “amenaza”  y antes de que me atrapara y me hiciera llorar por las cosquillas decidí rendirme.

Sentimientos controlados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora