Cåfê Cøn Čhøčølåtê||•Venecolo•||Countryhumans||

Unión espiritual

¿Nervioso? Mucho, los nervios lo estaban matando. Su pierna se movía inquieta de arriba a abajo, mientras apretaba fuertemente sus rodillas al punto de que sus nudillos se tiñieron de blanco.

—Oye arepita ¿Estas segurito de querer hacer esto?—El mexicano estaba detrás de él, preocupado notablemente por la decisión precipitada de su amigo.—Ve que aún estas a tiempo de arrepentirte.

Venezuela alzó su vista hacia el espejo que tenia enfrente viendo su reflejo unos segundos, justo ahora no traía su típica media cola, en lugar de eso su largo cabello caía sobre sus hombros. Enredo sus dedos entre sus hebras rubias pensando bien su respuesta, al final soltó un suspiro cansado.

—Muy seguro.

México también suspiro y entonces se acerco al venezolano tomando unos cuantos mechones de cabello de este.

—¿Puedo saber por que quieres cortar tu preciosa melena?

—Quiero verme diferente para Coco este día.

Esa respuesta no puso muy tranquilo al tricolor con emblema de águila.

—Arepita, a Colombia le encantas tal y como estas, no hay necesidad de cortarte el cabello.—Ok, al mexicano le fascinaba el cabello largo de Venezuela, y el que ahora lo quiera cortar le generaba un agrio sabor en la boca. Si el tuviera el cabello así ni por un millón de dolares lo cortaría.

—Mex, no estoy hablando solo de la apriencia fisica—Dijo.—Hoy comienza una nueva etapa en mi vida junto con Coco, y quiero que el Venezuela que pase a esa nueva etapa sea un Venezuela renovado.—Hablo con mucha seguridad y una pequeña sonrisa en sus labios.

La mayor razón por la cual se había descuidado tanto con su cabello (y su aspecto en general) era su propia inseguridad, al concentrarse mas en ocultar esa dolorosas y horrendas grietas dejo que su cabellera creciera y ya después simplemente dejo de importarle. Llego a un punto en el que ni siquiera se preocupaba en si se peinaba o no, se sentía como una rosa marchita, cuya belleza se había extinguido y solo quedaban los pétalos muertos de lo que anteriormente fue la mas hermosas de entre las flores. Colombia fue quien poco a poco logro rescatar lo poco de autoestima que le quedaba y le devolvió aunque sea algo de confianza como para ahora querer recuperarse de su caída; y pensaba que el primer paso para retomar las riendas de su vida era definitivamente encargarse de nuevo de su apariencia descuidada, empezando por su cabello.

Al mexicano no le quedo de otra que dejar que su amigo le contagiara esa sonrisa y rodeara los ojos divertido.

—Como usted quiera, compadre.

Y sin más, comenzó con su labor cortando cuidadosamente el cabello del venezolano.

Por su parte Colombia no estaba para nada feliz.

—¿¡Por que putas no me despertaron!?—Grito muy molesto a quienes se suponía eran sus autoproclamados "padrinos".

—A bueno es que...—Chile buscaba una buena excusa que decir para evitar que el colombiano les pateara la cola pero no se le ocurría nada.

—Nosotros también nos quedamos dormidos.—Comento Perú saliendo de la cocina con dos tazas de café en las manos. Ok, claramente no mentía, su cabello despeinado, su apenas notables ojeras y el hecho de que aún traía su pijama eran indicios de que hace solo unos minutos se acababa de levantar.

Colombia volteo a ver a los otros dos países detenidamente notando que se encontraban en la misma situación. Eso solo lo molesto aún más.

—¿¡No terminan de captar que hoy es el día mas importante de mi vida!? ¡Tengo el tiempo contado y se suponía que debían despertarme!