Hoy volví a llorar por tu ausencia. No por ti, por ella. Por lo desgarradora que es, por como me hace sentir partida a la mitad y pérdida, sin tener idea de dónde encontrar un nuevo hogar. Me hace sentir pequeña, como si volviera a ser vulnerable y no tuviera dónde escapar; tan expuesta, en un mundo donde no existe la etiqueta “frágil” y dónde a nadie le importa quien se pueda quebrar.
Por eso lloro, no por a quien tuve ayer, es por a quién no tengo hoy. Porque no hay unos brazos que me consuelen, no hay alma que me llene y porque no me quiero llenar. Porque no soy completa con nadie, porque nadie es mi otra mitad, porque no tengo deseos de bailar mi canción favorita ni de una balada romántica cantar.
Claro está que en algún punto me cansaré de llorar, pero justo ahora solo necesito a mi alma vaciar. Necesito sentirme tranquilo, porque ya no puedo ahogarme en los recuerdos y en lo que no será. No puedo ahogarme en ideas ni ilusiones, porque de aquello nadie vive y podría enfermar.
Entonces, dejaré a todo correr, dejaré a todo sanar. Voy a llorar hasta que todo salga, hasta que nada me pueda lastimar. De todos modos, ya acepté la parte más complicada; y es que no volverás. Si no vas a volver, entonces me quedé a medio ahogar y la verdad, aunque sabes que era incapaz de odiar, no hay nada que odie más que dejar todo a medio dar.
No me ahogué en tus besos, no me ahogué en tu aroma, no me ahogué en tu piel. En cambio, le lloré a tu alma, le lloré a tu risa y le lloré a tu ser. Hasta llenarme, hasta no poder respirar. Y, como no hay quien me salve, tomé la decisión de simplemente a mi alma vaciar.
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Un té para llevar | Escritos |
PoetryBasura de un alma rota, que no tiene dónde expresar su vómito emocional.