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No sé en qué momento empecé a perderme a mí mismo. Poco a poco empecé a verme como a un desconocido y, al final del día, ni siquiera podía reconocerme al mirarme al espejo.

Nunca fui de esas personas que se conocían demasiado, siempre pensaba un rato cuando me preguntaban qué quería hacer en el futuro o cuál era mi color favorito. Sin embargo, ahora cuando me preguntan mi nombre no sé qué responder.

¿Quién soy en realidad? ¿Cuando empecé a desconocerme de esa manera? Quizá cuando te perdí a ti fue el día en que empecé a perderme a mí mismo. El día en que te fuiste, te llevaste una parte importante de mí contigo, una a la que sigo buscando como un loco.

Ahora no sé cómo presentarme a la gente, solía hacerlo diciendo que era tuyo, ¿Ahora qué se supone qué deba decir? Cuando era tuyo me sentía protegido, ahora me siento a la deriva. Tantas personas han marcado mi cuerpo que no recuerdo de dónde viene cada marca.

No reconozco a mi cuerpo, no reconozco a mi ser. Todo empezó a sentirse tan distorsionado aquel día, que ahora mismo no puedo volver a mi realidad, es como si cada día estuviera evadiéndola.

Ahora no puedo volver a mí, no soy capaz de reconocerme, no sé qué pasó conmigo. ¿Sería mucho pedir que vinieras a ayudarme a encontrarme?

Un té para llevar | Escritos |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora