Y sin darme cuenta, la distancia simplemente llegó. Recuerdo el día en que dejé de llorar por tu ausencia, en el que no se sentía un vacío, en el que me sentía completa.
No creí que fuese capaz de aquello, te habías enterrado tanto en mi ser que juré que nunca sería capaz de sacar todas las piezas; no sin que se llevaran una parte de mí entre ellas. Y claro, tenía razón.Al sacar cada pieza, una parte de mí se fue con ellas, pero eran partes que habían dejado de ser mías. Pertenecían a ti, así siempre será, aunque aquel vacío lo llene alguien más. Jamás me arrepentiré de haber sido tuyo, de haberte llamado mío, porque soy fiel creyente de que no se olvida a quien alguna vez se amó.
Simplemente es un recuerdo que queda en el alma y vive eternamente en el corazón.
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Un té para llevar | Escritos |
PoesíaBasura de un alma rota, que no tiene dónde expresar su vómito emocional.