Capítulo 7

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Adela se fue del despacho de su abuelo y se fue a su cuarto a pensar un poco. Estaba en la misma planta que las habitaciones de los hermanos Pevensie y pudo escuchar a Peter y a Edmund hablando, pero pasó de largo. Quería hablar del tema con Lucy antes que con ellos. Era una buena niña y merecía un apoyo.

Cerró la puerta tras entrar y se sentó en su cama. Le encantaba su estancia. Las paredes eran de madera de roble, su amplio escritorio tenía un montón de libros de sus autores predilectos y tenía su estuche lleno de bolígrafos y lápices que usaba para estudiar y hacer los bocetos de sus pinturas. Tenía una cristalera con vistas al jardín con un caballete cerca, porque ahí la luz era idónea para pintar. Su cama era cómoda y, en la pared donde estaba, tenía colgados dos cuadros que había hecho su madre.

Tras unos minutos de descanso, abrió las puertas de un gran armario y rebuscó entre sus cajones hasta dar con una caja pequeña donde guardaba unas golosinas. Además, cogió también un libro con una recopilación de los mejores cuentos de Andersen. Cuando lo tuvo todo, se fue a buscar a Lucy.

- Hola, Susan. ¿Sabes dónde está Lucy? - Le preguntó Adela, entrando al cuarto de las hermanas después de haber llamado.

- Creo que salió a los jardines hace un rato.

- Muchas gracias, Su.

Ahí la encontró. La pequeña Lucy estaba delante de un joven manzano que su abuelo hubo plantado unos años atrás. Se acercó tranquilamente y le sonrió.

- Hola. - Le dijo Lucy, limpiándose las lágrimas.

- Hola. - Respondió Adela. - He traído chuches y un libro. 

- ¡Los cuentos de Andersen! Me encantan sus historias. - Se entusiasmó Lucy al leer la portada. Una sonrisa apareció en su cara.

- A mi también me encantan. Tiene una edición especial de "La Sirenita" con dibujos preciosos. ¿Quieres que te lea alguna?

- Sí, por favor.

Adela abrió la primeras páginas, dirigiéndose al índice. Ahí, le preguntó a Lucy cuál quería escuchar y buscó la página 54 para empezar con la lectura de "Pulgarcita". Su voz empezó a narrar la historia y Lucy se sintió mejor. Estaba contenta de que Adela estuviese siendo tan buena con ella y sus hermanos.

- Adela. - Llamó Lucy a la castaña una vez terminó el libro. - Te he dicho la verdad, lo prometo. No sé cómo probártelo.

- Lu, no te preocupes más por eso. Ahora vamos a dar un paseo. - Zanjó la castaña, levantándose y cogiendo de la mano a la menor de los Pevensie.

Fueron hasta el rincón escondido de Adela y esta sacó un lienzo y enseñó durante un rato algunas técnicas de acuarela a Lucy, para que se distrajera. 

Adela la veía ya como su hermana pequeña.



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¡Hola otra vez!

Espero que estos primeros capítulos os estén gustando tanto como a mí escribirlos. Si es así, podéis votar la historia y añadirla a vuestra biblioteca, os lo agradecería muchísimo ;)

Estoy muy emocionada por lo que va a pasar a continuación. Siempre me han encantado "Las Crónicas de Narnia" y escribir sobre estos libros me hace muy muy feliz. 

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!

Sara :)

El legado de los Kirke - Edmund PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora