Capítulo 19

15 1 0
                                    


El camino subterráneo les llevó muy cerca de la casa del señor castor. Con mucho cuidado, entraron en ella, procurando ser rápidos para no ser vistos. Todos los chicos tenían la respiración algo alterada debido a los nervios que habían pasado. El zorro les había ayudado mucho y tanto Peter como Adela seguían pensando en él.

- ¡Vamos, por aquí! - Apresuró el señor castor, señalándoles una especie de casa rodeada de nada en particular. Parecía segura.

Se adentraron en ella, disfrutando del calor que desprendía la pequeña cocina del lugar. Los músculos de los chicos se relajaron debido a la calidez de la casa del señor castor y varios suspiraron. Una castor, que llevaba un pequeño delantal se sorprendió al verlos. 

La mujer del señor castor puso la mesa con ayuda de los niños, mientras el señor castor se encargaba de vigilar la comida. Una vez estuvo hecha, se sentaron en una mesa algo baja y empezaron a comer. Los humanos no probaron mucha cosa, ya que la comida era de castores, pero agradecieron mucho el gesto.

- ¿Por qué no me habías dicho que tendríamos visita? ¡Hubiera recogido un poco más todo esto! - Dijo ella, en voz baja hacia su pareja. - ¡Por Aslan! ¡Hijos de Adán e hijas de Eva! - Añadió a los pocos segundos, acercándose rápidamente a ellos. Los examinaba minuciosamente, como si no creyese lo que veía.

La mujer del señor castor puso la mesa con ayuda de los niños, mientras el señor castor se encargaba de vigilar la comida. Una vez estuvo hecha, se sentaron en una mesa algo baja y empezaron a comer. Los humanos no probaron mucha cosa, ya que la comida era de castores, pero agradecieron mucho el gesto.

- Lo sé, querida. Es increíble.

- ¡Y tanto que lo es! ¡Estamos salvados! ¡Un hijo de Adán y tres hijas de Eva! - Añadió la señora castor, haciendo que la castaña frunciese el ceño de forma descomunal. - Pensaba que la leyenda pedía a dos hijos de Adán y a tres hijas de Eva, pero se me habrá olvidado de tanto esperar...

- No, señora castor. Somos cinco en total, como la leyenda dice. - Comentó Adela, que estaba justo enfrente de la hembra de castor. Se dio media vuelta y empezó a decirle los nombre. - Él es Peter, ella Susan, la más pequeña es Lucy, yo soy Adela y este es... - Se calló al girarse y no ver al Pevensie que le robaba latidos del corazón. - ¿Edmund? - Preguntó, en voz baja.

Sin pensarlo, la joven Kirke se levantó de la mesa y se asomó a la puerta, aún con el enorme abrigo encima para resguardarse un poco del frío. Se estaba poniendo más nerviosa por cada segundo que pasaba.

- No... - Dijo ella, viendo unas huellas de zapatos yendo hacia el castillo de la Bruja Blanca. - Chicos, tenéis que ver esto. - Añadió, haciendo que los hermanos (que estaban buscando a Edmund) se acercaran a ella.

- Nunca obedece. - Sentenció Peter, frustrado.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 16 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El legado de los Kirke - Edmund PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora