Edmund
Piqué suavemente a la puerta de su habitación. Estaba nervioso. Como no respondió nadie, decidí entrar.
Tenía una habitación preciosa. Se notaba que era suya. Había un caballete con un gran lienzo donde se podía ver su jardín dibujado. Grandes ventanales con cortinas con dibujos de flores azules adornaban la estancia. Entraba muchísima luz natural aunque fuesen las cinco de la tarde.
Había un armario de color madera clara bastante grande con una de las puertas abiertas, lo que dejaba ver un par de vestidos y chaquetas. El escritorio era del mismo color que el armario y estaba repleto de cosas: montones de libros abiertos de par en par, algunos lápices, una gran diversidad de pinceles y esponjas de dibujo, carboncillo y un cuaderno abierto. "Parece que también escribe", pensé.
- ¿Qué haces, Pevensie? - Preguntó una voz detrás de mi, sobresaltándome un poco.
Me di la vuelta y la miré a los ojos. Tenía el ceño fruncido.
- Buscarte. - Contesté.
- Bueno, pues aquí estoy. Si mi abuelo te ha pedido que vengas, ya puedes... - Empezó a decir, pero la interrumpí.
- He venido porque quería disculparme contigo, Adela. No sé por qué no les dije la verdad a Susan y a Peter. Creo que fue porque estaba increíblemente confundido. Una parte de mí pensaba que estaba alucinando o algo, ¿sabes? Nunca me había ocurrido nada igual y creí que lo mejor que podía hacer era ignorarlo. Lo siento mucho.
Ninguno de los dos dijo nada durante unos segundos, que se me hicieron eternos. Al menos, ya no parecía tan enfadada como antes. Incluso diría que parecía mirarme con algo de comprensión.
- Estar enfadada contigo es complicado, Edmund. - Respondió, con una leve sonrisa en los labios. Me ha llamado por mi nombre. - ¿Has hablado con Lucy?
- Todavía no. He pensado que podíamos tratar de ir los cinco a Narnia esta noche. No sé si funcionará esta vez, pero creo que podríamos intentarlo. ¿No te parece?
- Es perfecto. Tengo el presentimiento de que funcionará. - Añadió, muy alegre. - Vamos, Edmund. Hay que plantearles la idea a tus hermanos. - Conluyó, agarrando mi mano derecha y llevándome hasta la sala de estar.
"Podría acostumbrarme a esto."
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El legado de los Kirke - Edmund Pevensie
FanfictionAdela esperaba inquietamente la llegada de esos cuatro hermanos, que venían para refugiarse de los bombardeos en Londres. Nunca hubiese esperado todo lo que supondría conocerlos. Empieza a leer para descubrir las aventuras de los hermanos Pevensie y...