Matteo Pellegrini, entre las preguntas que en la mañana le habían hecho John y Laswell, había indicado que, supuestamente, los documentos que incriminan a Massotino, se encuentran en una bodega, cerca de la catedral de Notre-Dame.
Y si bien Jhonny había sido avisado acerca de la ubicación de ésa bodega, por otra parte Simon recibió una diferente, supuestamente a las afueras de la ciudad de París.
Él había tomado la decisión de tomar un equipo y adelantarse para despejar el área, además de pretender que nadie corra peligro.
Fue tonto de su parte no pedir corroborar la ubicación. Se había dejado llevar por el momento. Por el estar cerca de arrestar a Tiffany y darle más años a su padre.Llegando al lugar es que vió a los hombres de Tiffany, así que se adentró intentando no llamar la atención ni tampoco ser visto... Pero lamentablemente alguien de su equipo lo había traicionado, dejándolo inconsciente y así Gary Sanderson podía hacerse cargo de él.
Tras sentarlo y atarlo a una silla, esperaron pacientemente por la mujer apenas Gary dió el aviso.
Se estaba odiando por hacer ésto. Pues, estaba traicionando a sus compañeros de Fuerzas Especiales, a su capitán, y a su general. Y peor, a su país.
John Price había confiado plenamente en él, y a pesar de sus errores había tomado la decisión de darle otra oportunidad... Y así le estaba pagando. Haciendo tratos con criminales como Tiffany y Massotino.En lo que esperaba, podía observar el cuerpo inconsciente de Ghost... Él no había querido llegar a ése límite. Simon había sido muy importante para él, había sido muchísimo más que un compañero y amigo... Pero habían cosas que se le hacían difícil perdonar.
- ¿¡DÓNDE ESTÁ ÉL!?. ¡PAGARÁ POR SU MALDITA TRAICIÓN!.
Pudo escuchar a Tiffany entrando por el lugar, a los gritos, lo que hizo que saliera de sus pensamientos. Ya tendría tiempo para lamentarse por sus acciones.
- ¡Tiffany, tienes que calmarte!. ¡No puedes hacer nada estúpido o te podría ir peor y lo sabes!. - Gary se acercó a la mujer apenas la misma se acercó hasta donde estaba, observando con su ceño fruncido a un inconsciente Simon. Ambos lo miraron. - Si vas a torturarlo y golpearlo, hazlo ya. No faltará mucho tiempo hasta que Price note no solamente la ausencia de Simon, si no la mía también... - Serio se cruzó de brazos. Ya pensaría alguna excusa en caso de que sospechen algo.
- Esperaré a que despierte. Necesito que me de razones para no matarlo como la puta rata que es... - Suspirando pesadamente, de su cartera tomó no solamente su caja de cigarros, también su encendedor. Tras formar uno es que lo encendió, comenzando a fumar. - ¿Estás completamente seguro que nadie sabe que él venía hacia aquí?.
- Confía en mi. Están del otro lado de París, yendo a buscar los supuestos documentos en la supuesta bodega que pertenece a la familia Massotino. A cambio se van a encontrar con cajas de vino tinto, pinturas viejas y carteras de segunda mano... - Miró la hora de su reloj, notando que eran las once de la mañana. Algo que también moto gracias a cierta ventanas rotas, es que estaba nublado y que seguramente llovería. - Iré a dar una vuelta. Y por favor, si Simon despierta y decís hacer algo con él, ¡mídete!
Echó un último vistazo a Simon, sintiendo que lo estaba entregando al mismo Demonio. Pues, conocía mucho sobre Tiffany gracias a las investigaciones de Simon, Alex y König. La mujer era demasiado peligrosa y su temor era que acabe con la vida de su compañero... Quizás Simon merecía pagar por sus acciones, pero tampoco es que lo deseaba muerto.
Se retiró del lugar, dudando de si realmente ayudar a Tiffany era correcto...
Y sin saber cuántas horas habían pasado desde que cayó inconsciente es que despertó, abriendo sus ojos poco a poco. Notaba un aire pesado en aquel lugar, además de escuchar la lluvia que provenía del exterior.
Su cabeza dolía y además estaba un poco mareado.