[EN PAUSA] Venus corre el gran riesgo de volver a enamorarse, se enamoró una vez , y perdió a esa persona. Después llegó Thomas y tenía la gran sensación de que... ¿le iba a romper el corazón?, no, para nada, era mucho peor, era la sensación de que...
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La arena del desierto no les dejaba abrir de manera normal sus ojos, había veces (muchas a decir verdad) que la arena se apoderaba de sus rostros. Venus con sus manos tapó su rostro y miraba hacia el suelo, Thomas iba detrás de ella y Newt delante con los demás. La castaña ya estaba algo cansada, no habían descansado en lo absoluto, cada vez estaban más cerca de aquella montaña donde iban a encontrar supuestamente a más "gente".
— Creo que quiero vomitar... —la castaña detuvo sus pasos y sostuvo su abdomen un instante, Thomas y Newt se vieron obligados a también detenerse.
— ¿Hey estás bien? —Thomas tocó su hombro y fue de un parpadeo a otro cuando ella se inclinó y vomitó pura agua, el estómago de los chicos estaba completamente vacío, no habían comido ya en un día y medio, necesitaban alimentarse ya de algo o morirían allí.
Thomas cerró sus ojos y se giró a Newt quien se tapó los ojos porque le entraba arena a sus ojos. Le ayudaron a Venus a retomar su postura y siguieron caminando. El sol ya había desaparecido del cielo, ya era de noche y por más loco que sonase, en el desierto hacia algo de frío, o tal vez era porque no tenían tanta energía que sus cuerpos ya estaban algo débiles y eso les provocaba escalofríos a cada uno de ellos.
Escogieron un lugar en donde recostarse ya para poder dormir. Venus se acurrucó cerca del cuerpo de Newt, Thomas estaba a metros de ellos, mirándolos y por primera vez (tal vez), sintió una sensación extraña al verlos tan cerca del uno al otro.
— ¡Descansen! ¡Nos vamos a primera hora del día! —anunció Minho y todos cayeron dormidos.
...
Unos estruendos levantaron a Thomas y a Venus al mismo tiempo, sus miradas tropezaron y se levantaron, habían relámpagos en el cielo y de vez en cuando los truenos caían al suelo, tan solo a varios metros de distancia de ellos. Estaban corriendo un grave peligro.
— ¡Mierda levántense todos! ¡Levántense! —Venus se puso de pie intentando sostenerse y removió con brusquedad el cuerpo de Newt—, ¡Newt! ¡Carajo levántate! —el chico se levantó muy asustado y sin entender solo se dejó levantar por la chica.
Rápidamente tomaron sus mochilas y comenzaron a correr, todos al mismo paso, el viento estaba brusco al igual que la arena y los relámpagos caían en el suelo llevándolos a descuidar su camino.
— ¡No paren de correr! —Thomas iba a la punta de ellos, sus piernas a se estaban cansando hasta que escuchó que Venus gritó algo.
— ¡Cuidado! —logró escuchar por parte de la chica y al girar su cabeza pudo notar como el relámpago cayó justo en frente de los cuerpos de Minho, Venus y Newt así llegando a explotarles y que estos tres salieran disparados hacia un lado.
Thomas abrió sus ojos, se detuvo y con sartén fueron directo hacia ellos tres.
— ¡Oh no! ¡Dios mío! —se agachó para ver si la castaña estaba bien, esta misma estaba en el suelo sin conciencia, su sien estaba sangrando y como pudo, la cargó entre sus brazos—, ¡ustedes adelántense! —les gritó a Aris y a Teresa, quienes accedieron y fueron directamente corriendo hacia aquellas puertas para abrirlas y esperar a que llegasen los chicos.