Chivo Expiatorio. Part 19

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El cantar de los pájaros por la mañana.

Sinónimo del amanecer de nuevo día.

Ugh...— Un joven durmiente, conectado a una máquina, se queja de su sueño interrumpido.

Al abrir sus ojos, la luz del sol ya está acariciando sus sábanas. El sonido usual de las decenas de pajaritos comunicándose entre ellos en los árboles le recuerda que es hora de levantarse.

Son las 9:00 A.M. en el Hospital Los Ángeles de la Ciudad de México del año 2099.

El joven internado indefinidamente miró al techo blanco por varios minutos, pensando y reflexionando de su propia vida, mirando a la nada.

Hasta que la puerta se abrió.

— Buenos días Christian, ¿Hoy están animados he?— Una enfermera entró a la habitación, refiriéndose al cantar de los pájaros. —Te voy a sacar una muestra de tu sangre para hacerte una química sanguínea ¿Vale? Ya pasé hace unos minutos junto a Abril, está muy también bien hoy, puede que hasta se dé de alta. —La enfermera sonrió al notificarle la buena noticia, mientras se sentaba al lado del joven.

El joven taciturno miró a la etiqueta de identificación en su muñeca, después habló tranquilamente.

— Entonces... puede que jamás la vuelva a ver de nuevo... iré a pasar el rato con ella mientras aún está aquí con Leo. — El joven Christian, que había llegado al hospital por cáncer en una etapa avanzada se sentó débilmente en una silla de ruedas eléctrica después que terminó con la enfermera.

Saliendo de la habitación, recorrió los enormes pasillos del gigantesco hospital.

Enfermeras caminaban junto a pacientes en más carritos eléctricos, doctores platicaban con familiares de sus internados, y recepcionistas atendían llamadas y elaboraban reportes en sus pantallas holográficas.

Pero cuando veían a Christian, todos le dedicaban un instante de su tiempo.

— Buenos días, Christian. — Buenos días Dr. Miguel.— Buenos días Chris, ¿Mejor?. — Buenos días, Dra. Elena, ¡Y sí, mejor! — Buen día amiguito, ¿Vas a ver a Leo?. — ¡Si! Hoy vamos a probar nuevos juegos con Abril. — El joven era saludado por casi la mayoría del personal médico con el se cruzaba, después de todo, él era el que más tiempo llevaba en el hospital.

Después de unos cuantos minutos más, entre el ajetreo de la mañana, llegó a la habitación de su compañero Leo.

La puerta estaba abierta, así que pudo escuchar con claridad.

— ¡Ah! ¡Perdí! ¡Esos malditos Mancos! ¡Que mejor desinstalen! — Un joven pelón, que jugaba cierto Moba maldijo al aire.

Era Leo, internado por los mismos síntomas que Christian.

— Ganar tu línea no asegura que ganes la partida, por algo es juego en equipo, mi estimado cabeza de huevo. — Dijo Christian al acercarse en su silla de ruedas hasta su cama.

— ¡Oh cállate! ¡Si yo tengo cabeza de huevo entonces tú tienes cabeza de testículo! ¡JAJA¡ — Ambos amigos se reunieron.

Conociéndose por casualidad en la cafetería del hospital, rápidamente se dieron cuenta que tenían los mismos gustos y pasatiempos.

Ambos se hicieron grandes amigos en poco tiempo, pasando tiempo en la habitación del otro de vez en cuando y jugando en línea.

— Abril está por darse de alta, pero no está confirmado pero... quería pasar tiempo con ella ¿Vienes? — Christian invito a su amigo.

Reencarnando en una niña dragonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora