10.

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Amity

El trayecto no le pareció muy largo porque Luz manejaba muy rápido, ir aferrada al cuerpo de la piloto de esa motocicleta era algo cómodo y el casco tenía un ligero olor dulce y tenue, probablemente sería por algún producto que usaba la castaña.

—Blight, llegamos—No había notado cuándo el motor se apagó y ahora estaban frente a su casa inhabitada, sus padres seguramente estarían en sus respectivos trabajos, asi que tenía casa sola.

—Claro—Amity se quitó el casco y se quedó en su lugar, no sabía cómo bajarse exactamente, si de por si subirse fue una odisea, le daba miedo chocar con algo de la moto y lastimarse, quiza con el escape que ni sabía dónde estaba.

—¿No sabes bajarte?—Luz ya se habia bajado y miraba con una sonrisa burlona a la peliverde, al ver que no le respondió y la miró con molestia, la alzó de la cintura como si no pesara nada y la empezó a alejar del vehículo.

Sabía que por instinto la Blight iba a alzar las piernas un poco y asi lo hizo, ya abajo se encaminaron a la puerta de la casa y antes de entrar, la ojos dorados le dió un último vistazo a la harley.

—¿No te da miedo que la roben?

—Tiene un localizador, asi que no importa.

Dejó de cuestionarla y entraron a la mansión Blight, sabía que la latina nunca había visto una mansión por dentro por como veía todo, parecía que estaba en un museo de arte contemporáneo (Porque seguramente eso le gustaba a Luz).

—Muy bien, sientante ahi en lo que yo busco un botiquín—No espero a ver que haría su invitada y simplemente fue al baño mas cercano a buscar un botiquín de primeros auxilios, al encontrarlo y regresar a la sala, le divirtió ver a la morena sentada esperandola como un cachorro obediente, se veia muy perdida.—Aqui esta, alza un poco la cabeza.

Nuevamente le hizo caso y se dejó ayudar por la millonaria, le parecía tan dosil en ese momento que incluso le transmitía serenidad; nuevamente, el silencio cómodo se hacía presente entre ellas y eso le gustaba, nunca habia un silencio incómodo, simplemente la compañía de ambas era agradable. Pero por lo general siempre rompían ese silencio.

—¿Segura que no te hicieron nada?—Insistio, a decir verdad le gustaba que se preocuparan asi por ella y no pudo evitar sonreír.

—Que si, mamá—Bromeó y tuvo que dejar de curar a la castaña ya que esta se había reído y su campanilla vibró un poco.—Pero tu no puedes decir lo mismo.

—Es una cortada, no es tan grave—Nuevamente la chica le restaba importancia a lo acontecido, ella salió mas perjudicada y aun así se preocupaba mas por Amity que por su propio bien, cosa que le hizo pensar algo detenidamente.

—¿Por qué me ayudaste?

—¿Que?

—¿Por qué lo hiciste? Antes de eso yo te estaba tratando de salvaje y violenta, defendi a Nate sabiendo que te molestaría y de todas formas pusiste el pellejo por mi—Decir todo eso hizo que sus mejillas brillaran en un tono carmesí ligero, no solo por darse cuenta de lo significativo que fue el acto de Luz, sino de saber que Nate estaba mal también y aún asi lo defendía más que a quién le acababa de salvar de un robo y posible agresión.

Y la de beanie tardó en responder, claro que tardó considerablemente y fue un minuto que le pareció eterno, hasta que se atrevió a hablar, acomodando su cabeza para encarar a quien la cuestionaba.

DelincuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora