30.

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Luz

Alador le agradaba más que Odalia, era más simpático y despreocupado. Algo despistado, igual que ella.

Pero entendía si el, al igual que su esposa intentaba alejarla de Amity. Y si ese hombre le decía que se alejara, empezaría a cuestionarse esa doble petición.

—¿Que quería pedirme?—retomó, pues ambos esperaron a que la peliverde entrara a la tienda.

Una vez así fue, ambos tomaron aire, Luz estando más nerviosa.

—Cuida de mi hija, por favor—¿Qué?—. Yo se lo que Odalia te dijo y, en lo personal, me parece una estupidez. Yo he participado en alejar a Amity de una buena amiga una vez, y no quiero volver a repetirlo.

Willow. Seguro hablaba de ella.

—Ahora que sale contigo, sus hermanos me han dicho que la ven más feliz, más despierta y sin esa expresión de desinterés que siempre tuvo desde que llegamos a Bonesbourgh.—explicó, encantado con la castaña y la alegría que trajo a la vida de su hija.

Y Luz no sabía ni que decir.

—En pocas palabras, eres una buena amistad para Amity. Cuídala cuándo yo no pueda hacerlo.

—...Lo prometo, señor Blight.—era una promesa que le dejaba un sabor agridulce, porqué no sabía si podía cumplirla por completo.

Una vez el hombre le sonrió y le hizo una seña para que fuera con la Blight, se alejó adentrándose en la tienda, buscando a la chica.

—¿Amor? ¿Dónde estás?—llegó a los vestidores de la tienda y ahí se asomó una cabeza peliverde de entre una cortina marrón.

—Lu, ¿Puedes buscarme un pantalón de mezclilla azul claro holgado y de tela delgada en mi talla? Creo que era de marca... ¿Levi's?—eso fue muy específico y tardó en entender las características de ese pantalón.

—Eh... claro amor, ¿En dónde está exactamente?—necesitaba un punto de referencia para no tardar tanto.

—A la derecha de estos vestidores—no entendía porqué su novia no iba por ellos ella misma, pero no iba a ser grosera cuándo le hablaba tan dulcemente e incluso con algo de pena—. Yo iría pe-

—No te preocupes, yo iré, no expliques nada hermosa—le dió un beso rápido en los labios prácticamente robándoselo y salió a buscar el pantalón.

No tardó mucho en encontrar uno con las especificaciones que le dió Amity y fue nuevamente a los probadores, acercándose al sitio en el que estaba la chica.

—Ya lo tengo—anunció, teniendo la prenda colgada en su hombro aún con el gancho. Nuevamente la ojos dorados asomó la cabeza, algo despeinada seguramente por quitarse alguna prenda—. Que guapa.

Y Amity entendía suficiente español cómo para saber que eso era un halago. Cualquier cosa que Luz le dijera en español era un halago. Claramente se sonrojó y sonrió, rodando los ojos.

—Gracias Lu—al tomar el pantalón pudo notar que la chica estaba en brasier, uno beige—. ¿Quieres calificar mis outfits?

—Pero claro, adelante modelo.—la latina se sentó en un cubo forrado en cuero que justo estaba frente al vestidor de su novia.

DelincuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora