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Luz

La vida de la castaña en este momento era una montaña rusa de emociones puras.

Por un lado estaba su vida escolar que iba de la mano con la social, cada vez escuchaba más rumores sobre ella que trataban de cosas bastante turbias, como que pertenecía a una familia de mafiosos o cosas por el estilo. Pero la seguían respetando en cierto modo. De todas maneras, no podía dejar que esos rumores siguieran, pues se acercaban cada vez más a la realidad.

Luego estaba la vida de delincuente, la que mantenía inactiva por el momento pero que de vez en cuándo reavivaba ayudando a antiguos cómplices.

Y la vida amorosa. Esa que empezó cuándo Amity Blight apareció en su vida.

Probablemente la más complicada de todas, había días en los que deseaba con toda su alma estar con ella el resto de su vida, otros en los que no quería ponerla en peligro por su vida de delincuente. Pero desde hace mucho que llegaba a la misma conclusión.

Le gustaba, y mucho.

—¿Crees que algún día deje de ver el techo?—cuestionó el pequeño King a Eda, ambos viendo a la morena que acostada en el sillón veía hacía el techo.

—Claro, ponle la bruja buena Azura en la tele y tendrás toda su atención—la mujer le rascó la cabecita al niño para molestarlo un poco y funcionó, pues se quitó molesto pero con una sonrisa—. ¿Que tanto haces Luz?

—Reflexionar.—contestó, disociando olímpicamente.

Y ni Eda ni King siguieron preguntando, sabían que por más que preguntaran o se preocuparan, la castaña no iba a hablar; le costaba mucho hablar de sus problemas o sentimientos y ya no iban a forzarla a eso.

Pero igual dejó de "reflexionar" por culpa de una llamada a su celular. La adolescente alzó el aparato para ver de quién se trataba y era su amiga Willow. Contestó.

—¿Willow?

—¡Luz! Gus y yo nos encontramos en el parque de diversiones, ¿Quieres venir? Están nuestros papás pero ellos se juntaron entre si y están teniendo platicas de adultos.

Tentador, en un lugar interesante y con buena compañía, claro que iría.

—Claro, veré que puedo hacer. Nos vemos allá con suerte—la latina sonrió y colgó la llamada mientras se levantaba—. ¿Puedo ir al parque de diversiones?

—Claro, pero llévate a King.—fue la única condición, y al niño no le gustó para nada.

Y no porqué no quisiera pasar tiempo con Luz, el adoraba estar con su hermana mayor, el problema era que no quería estar con los amigos de ella, que no conocía y que tampoco quería conocer.

—Seguro, King ve a cambiarte y ponte un sueter, hace algo de frío y con la moto estará peor—la morena fue corriendo al segundo piso, directo a cambiarse.

—Eda, no quiero ir—espetó el rey, con una mezcla de nervios y de enojo en su voz, pues nunca había negado una salida con Luz y mucho menos una al parque de diversión—. ¿Puedes decirle que me llevarás al doctor o algo asi? ¡Mejor vamos con Owlbert y Hooty!

—¿Por qué no quieres ir? Siempre te quejas de que nunca sales y de que Luz se la pasa en la escuela y con sus amigos.—le recordó la tutora.

DelincuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora