17.

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Amity

Para desgracia de la señorita, su hermana subia camino al segundo piso para descubrir que habían sido esos gritos suyos. Ahora estaban en su cuarto a oscuras, con ella empujando a su invitada al closet. Vaya manera tenía ella de tratar a los invitados.

—¡Solo metete ahi!—la peliverde señalaba al enorme closet que había en su cuarto, empujando a una morena respingona.

—¡Blight no vas a tenerme aquí hasta que tus hermanos se vayan!—le decía mientras forcejeaban.

No se daba por vencida, y en vista de que Luz era más fuerte que ella, la abrazó y así intentaba empujarla pero ahora con todo su cuerpo y no solo con la fuerza de sus brazos. Al parecer desconcertó a la castaña pues se movió un poco pero no alcanzó a meterla al armario.

—Si te ibas a poner así, hubiera corrido hacia el huracán en el café.—dijo, genuinamente molesta por su actitud.

Antes de que la millonaria pudiera excusarse, Emira entró al cuarto de golpe y ella por instinto soltó a Luz, ambas mirando a la peliverde en la puerta.

—¿Luz?—preguntó incrédula y acercándose, por la poca luz no podía ver si era la morena.

—Hola, Emira.—saludó con una sonrisa forzada y con el ánimo abajo.

—Oye, es muy lindo verte pero, ¿Que haces aqui?—comentó la muchacha muy contenta de ver a la de beanie.

—Es invitada mia.—intervino la ojos dorados, poniéndose en medio de las dos y mirando a su hermana, quién la miraba con una sonrisa burlona.

—¿Y que hacías con tú invitada, en tú cuarto y a oscuras?—cuestionó, inclinándose para ver mejor el rostro rojo de su hermanita y escuchar un resoplido divertido por parte de la latina.

—No preguntes tonterías, Emira. ¿Dónde está Edric?—evadió, poniéndose al lado de la castaña y cruzandose de brazos.

—Abajo cuidando las compras.

—¿Fueron por mandado?—fue lo primero que dijo Luz después de rato de estar callada.

—Yo compré ropa y Edric juguetes que veía por ahí—respondió Emira, sonriendole y dando la vuelta para irse, y mientras se iba del cuarto, siguió hablando—. Vengan para que jueguen, compró muchos juegos de mesa y algunos juguetes raros eléctricos.

—Vaya, lo que es tener dinero—murmuró más para si misma que para otra persona, siguiendo a la chica y viéndose interrumpida en su caminata por el agarre en su brazo—. ¿Qué pasa?

—Lo de.. lo que dijiste...—titubeó sin saber exactamente que decirle, y eso para la castaña era suficiente.

—Olvídalo Blight—ella seguía indignada, pero el clima no parecía querer cambiar pronto y no era buena idea estar mal con quién la tenia bajo techo seguro—. Ven, vamos a jugar.

Pensó en tomar su mano, pero por como se había portado no lo iba a hacer, asi que se fue caminando al primer piso, seguida del sonido de los taconcitos de Amity detrás de ella.

—¡Luz! Que sorpresa verte, guapa.—saludó el Blight, guiñándole un ojo.

—Igualmente Edric. No los había visto en la semana, ¿Estaban enfermos?

DelincuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora