Capitulo 4

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Vanesa había abierto mi puerta de una patada con tan mala suerte que yo estaba justo detrás, si no fuera por el dolor que sentía en la frente me hubiera echado a reír al verle la cara que se le había quedado, no podía articular palabra, así que estiré la mano hacia ella para que me ayudara a ponerme en pie.

M: ¿¿Es que ni tan siquiera me vas a ayudar a levantarme?? — Dije mirando como su cara pasó de estar blanca como un papel a un rojo tomate intenso, me doy cuenta de que aparta la mirada de mí y se pone de espaldas— Estupendo, lo que me faltaba— digo mientras me doy cuenta de que la toalla se me había caído del cuerpo y estaba mostrando más de lo que le había mostrado a nadie en mucho tiempo. Con rapidez me vuelvo a enrollar la toalla y me levanto de un salto.

V: Señorita Sánchez de verdad que lo siento— dijo ella dándose la vuelta cuando se dio cuenta de que me había levantado— Usted estaba tardando en abrir la puerta y yo no podía escuchar nada desde el otro lado, así que supuse que algo debía haberle pasado, por eso decidí— la corté antes de que terminara de hablar

M: Por eso decidiste romper la puerta antes de cerciorarte de que no había nadie detrás de ella— dije de muy mal humor— Solo reza para que no me quede rastro de este golpe en la frente porque en dos días empiezo la gira y no me gustaría empezarla con la cara rasguñada. La dejé en el salón y me fui al espejo del baño, al mirarme solté un grito que hizo que la enana viniera corriendo a mi encuentro. Me giré y empecé a darle pequeños empujones de los que intentó protegerse sin llegar a defenderse

M: ¿Has -(golpe)— visto -(golpe)— la -(golpe)— marca -(golpe) — que -(golpe)— me -(golpe)— has -(golpe)— dejado? — Justo en ese momento ella reaccionó agarrando mis brazos y forzándome a parar el ataque

V: No era mi intención hacerte daño, pero creo que está exagerando un poco, solo tiene un pequeño enrojecimiento en la frente, seguro que mañana ya no le queda ni rastro de él— me dijo intentando quitarle hierro al asunto.

M: ¡Suéltame! — le grité separándome de ella— Mejor espérame en el coche, voy a intentar ocultar esta marca— dije señalándome la frente— ví como bajó la cabeza y desapareció por la puerta de la entrada. Me maquillé como pude, me vestí con unos jeans oscuros, una camiseta blanca y mi cazadora de cuero favorita, para disimular un poco el golpe decidí dejarme el pelo suelto. Cogí mis gafas de sol y mi teléfono salí de mi piso.

Al llegar a la entrada de mi edificio informé del incidente al portero y le pedí que mandara a alguien a arreglar mi puerta, ya que por la imbécil de Vanesa Martin había quedado inservible. La verdad es que nunca imaginé que tuviera tanta fuerza como para romper esa puerta. Al salir a la calle la vi apoyada en el coche, al verme corrió a la puerta trasera y me abrió dándome paso al interior, cerró la puerta tras de mí y se dispuso a conducir.

El trayecto fue incluso más incómodo que el de ayer, pero por lo menos lo que había pasado había hecho que la idiota dejara a un lado su actitud de prepotente hacia mí. Llegamos al estudio y repetimos lo mismo que había hecho antes, abrió la puerta y yo bajé sin siquiera mirarla, entré en el estudio, me adentré en el ascensor, iba a esperarla, pero vi como entabló conversación con el vigilante de seguridad, así que decidí apretar el botón que me llevaría al piso donde estaba Vero esperándome probablemente cabreada ya que llegaba con casi una hora de retraso. Cuando llegué vi que estaba en lo cierto justo cuando entre por la puerta me encontré a mi representante de pie con las manos en jarra en su cintura, con una mirada que podría haberme matado.

V: ¿¿Se puede saber dónde coño estabas Malú??, llevo una hora esperándote, me dijo malhumorada

M: Lo siento Vero pero no ha sido culpa mía,— decidí no contarle que me había despertado tarde y simplemente le eché la culpa al percance que tuve con Vanesa, parece que la historia , la suavizó un poco ya que vi que su postura se relajó e incluso empezó a reírse cuando le conté que me caí de culo y la buena para nada de la enana me vio en cueros

V: ¿en serio y cómo reaccionó al verte? — preguntó curiosa

M: Se puso más roja que un tomate y se dio la vuelta, ni siquiera me ayudó a levantarme, tenías que haberle visto la cara de susto que puso, se quedó completamente en shock, aunque no la culpo, teniendo semejante monumento delante— dije con un tono divertido intentando hacer reír a Vero, que me dio un ligero golpe en el hombro en señal de resignación

V: Tusiempre tan humilde Malú

Enganchada a ti  (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora