Capitulo 40

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POV Malú

Poco después de que Vanesa se fuera, Mónica apareció en mi puerta con una tarrina gigante de helado de vainilla.

Mo: ¿Y al final apareció Vanesa? — preguntó dejándose caer en el sofá a mi lado.

M: Apareció y más guapa que nunca— dije sonriendo como una idiota— Resulta que fue a desayunar con su hermana y volvió con la comida para las dos

Mo: Uuuush te ganaste la lotería con esta chica Malú

M: No sabes cuanto...

Mo: Eso sonó sexual— dijo levantando sus cejas

M: No lo pretendía— dije empujándola ligeramente— Pero te aseguro que en ese sentido no tengo la más mínima queja

Mo: Pervertida— dijo fingiendo asombro

M: Después de almorzar nos arrunchamos en el sofá ¿y sabes que?— hice una pausa— me ha pedido salir

Mo: ¿¡¿Queee?!?! ¿¿Y qué respondiste??

M: ¡Pues que sí! — al momento sentí a Mónica saltando encima de mí para abrazarme

Mo: Eso es genial tia!!! Me alegro un montón por ti

M: Gracias, gracias. Y ahora, me explicas como es que fuiste a cenar a casa de Inma y estabas todavía allí por la mañana

Mónica se puso roja y se metió una cucharada de helado en la boca.

Mo: Pensé que estábamos hablando de tu nueva novia— dijo nerviosa

M: Si, ya lo hablamos, ahora toca que me cuentes tu noche de amor desenfrenada— dije como si estuviera en una película

Mo: no seas tonta— dijo lanzándome un cojín a la cara— Pues no tiene mucha ciencia. Después de la salida y de despertarnos en el apartamento de tu amada, decidimos ir a desayunar— hizo una pausa para comer un poco más de su helado— después nos despedimos y a los 20 minutos me llegó un mensaje de ella invitándome a cenar

M: Uuuush la ligona— dije sonriendo

Mo: Bueno bueno ya! Fui a cenar y terminó por pasar lo que pasa cuando dos adultas que se gustan están encerradas en la misma habitación— dijo levantando los hombros

M: Ósea, que habéis tenido sexo

Mo: Yo lo hubiese dicho de manera más romántica... pero sí jajaja

M: Y qué tal? cuenta cuenta!

Mo: Pues fue genial, creo que nunca había congeniado tanto con alguien. Y hablo tanto espiritualmente como sexualmente, osea , wow— dijo haciéndome reír

M: ¿Te gusta eh?

Mo: Me encanta, desde que empezamos a hablar en aquella discoteca algo hizo click ¿sabes? No sé, es algo raro, pero me gusta.

Estuvimos hablando de nuestros respectivos tragues un rato más hasta que Mónica se despidió diciendo que ya era muy tarde. Me duché con agua bien caliente, me puse mi pijama y luego fui a la cocina a prepararme un tazón de leche con cereales.

Me estaba quedando dormida en el sofá cuando tocaron en la puerta. Me levanté y por el camino pensé que Vanesa había cambiado de opinión y había vuelto para dormir conmigo. Abrí la puerta sonriendo y al ver a la persona que estaba al otro lado de la puerta, la sonrisa se me borró de golpe. M: ¿Qué haces aquí Gonzalo? — pregunté sorprendida

G: Hola bebé— dijo casi en un susurro— ¿puedo pasar?

Cerré un poco la puerta apoyándola en mi hombro en señal de negación

M: No, no puedes pasar— dije seria— ¿Qué quieres Gonzalo?

G: Es mejor si hablamos dentro Malú...

M: Y yo te dije que no quiero que entres

Se acercó a mi, me agarró fuertemente del brazo y me empujó hacia dentro

G: He dicho que mejor dentro— dijo de manera autoritaria, haciendo que se me vinieran a la mente muchos momentos como este durante nuestra relación. Una vez dentro, fue directa al sofá y se sentó, me miró a los ojos y con una mano me indicó que me sentara. Me acerqué lentamente y con mala gana me senté en el sitio que me indicó.

M: Y bien? -dije dándole pie a que empezara a hablar

G: Bebé te echo de menos— soltó de repente con aire melancólico— Sé que la cagué contigo pero es que no puedo vivir sin ti-dijo arrodillándose enfrente de mí agarrando mis manos

M: Gonzalo...— dije soltándome de su agarre y levantándome bruscamente— Lo nuestro se acabó y ya te he dicho un millón de veces que no voy a volver contigo

G: Pero bebé, de verdad que lo siento mucho, siento mucho cómo me comporté contigo— se levantó y se puso a mi lado agarrando con cuidado mis hombros— Te amo bebé y sabes que tu me amas a mí

C: Yo no te amo Gonzalo-empecé a notar las lágrimas agolpándose en mis ojos— Dejé de amarte en el momento en que abrí los ojos y me di cuenta de que alguien que te quiere no te trata como tú me tratabas a mí Intenté librarme de el, pero su agarre en mis hombros se volvió más apretado y brusco

G: Bebé, ¿qué es lo que quieres? ¿qué te ruegue? ¿Es eso? — dijo empezando a levantar la voz

M: ¡¡LO QUE QUIERO ES QUE ME DEJES EN PAZ!!— Grité moviéndome bruscamente y logrando por fin alejarme de el En ese momento vi en sus ojos la mirada que tantas veces había visto y sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Por primera vez desde que rompimos la relación, volví a sentir miedo. Me di la vuelta y me dirigí lo más rápido que pude hasta la puerta y cuando estaba a punto de abrirla, sentí su mano en mi brazo y me giró bruscamente para quedar frente a el y a escasos centímetros de su cara.

G: ¿Quién te crees para hablarme así Malú?-su tono de voz era grave y profundo

M: Gonzalo, me haces daño— dije empezando a llorar

G: Y tú me lo estás haciendo a mí con tus palabras...

M: ¿Ves por qué no quiero volver contigo? No has cambiado ni un poco— dije con aire de reproche

En menos de un segundo sentí su mano estamparse contra mi cara y luego un calor que se extendió por todo el lado derecho. Cuando abrí los ojos Gonzalo se había alejado de mí. Me llevé la mano a la boca cuando sentí un líquido caliente recorriendo mis labios, al mirar vi que el golpe me había roto el labio.

G: Bebé lo siento, yo no quería, sabes que me pongo muy nervioso pero— lo interrumpí

M: Fuera— ella fue a hablar y dio un paso hacia mí— QUE TE VAYAS— le grité

G: Esta bien, me voy... pero no me voy a rendir

Tras decir esas palabras salió de mi apartamento y la vi desaparecer cuando las puertas del ascensor se cerraron. Cerré la puerta, apoyé la espalda en ella y me dejé caer lentamente quedando sentada en el suelo. Todavía estaba en shock por lo que acababa de pasar. Estuve un rato sentada abrazada a mis piernas hasta que tuve la fuerza suficiente para levantarme. Estaba claro que esa noche no quería pasarla sola por nada del mundo, así que agarré un abrigo y salí de mi apartamento.

Enganchada a ti  (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora