Enganchada a ti (ADAPTACIÓN)

Capitulo 50

 POV Vanesa

Al salir, el sol me dio directamente en la cara y entrecerré los ojos. Me sentí como en una de esas películas en las que el protagonista por fin salía de la cárcel después de años intentando probar su inocencia. Busqué con la mirada alrededor del parking hasta que vi a Malú abrazada a Mónica.

V: Pablo, no digas nada de los posibles cargos que me pueden caer delante de Malú— esperé a que asintiera y luego me encaminé a encontrarme con mi novia.

V: ¿Ya te has olvidado de mí? — dije cuando llegué a su altura

Malú soltó a Mónica y se me quedó mirando hasta que le hice señas con las manos invitándola a que me abrazara.

M: Cariño estás bien?-dijo sin soltarme

V: Bueno quitando el hecho de que no puedo respirar por este abrazo, si, estoy bien

Malú se separó de mí y me dio un ligero empujón por la broma

V: Yo estoy bien— dije agarrando su cintura— pero lo que importa aquí es ¿cómo estas tú?

M: Mucho mejor ahora que te tengo delante— dijo sonriendo

Mo: Bueno ya basta de pasteladas que todos estamos cansados, así que cada uno a su casa, Adios adios

Nos despedimos de todos, quedando en que cuando Pablo supiera algo más sobre el caso les avisaríamos. Había venido en el carro de Inma, así que el Sr. Martín se ofreció a llevarnos. Tras una media hora ya estábamos entrando por la puerta del apartamento de Vanesa.

M: Amor tu siéntate aquí-dijo empujándome al sofá— yo te prepararé un baño de espuma

Le hice caso y cerré los ojos para intentar relajarme. Al cabo de unos minutos la escuché llamarme desde el baño

M: Vane, ven que ya esto está listo

Me levanté y caminé hasta el baño, al entrar me encontré con Malú inclinada sobre la bañera comprobando la temperatura del agua, no lo pude evitar, me acerqué por detrás con sigilo y apreté sus nalgas.

V: Mmmm me encanta que esto sea solo mío— ella dio un brinco del susto

M: ¡Joder que susto! — se dio la vuelta y la acerqué más a mí agarrando ahora sus caderas

V: Se puede saber ¿qué haces todavía vestida? Pensé que estarías esperándome dentro— dije haciendo un pequeño puchero

M: Amor este baño es para tí, para que te relajes

V: Y qué mejor manera de relajarme que entre las piernas de mi novia

Me acerqué a ella y dejé un beso húmedo en la comisura de sus labios, noté cómo se estremeció, lo que me alentó a seguir. Dejé otro beso en el lado contrario mientras acariciaba de arriba a abajo sus brazos. Finalmente besé sus labios suavemente, agarré sus caderas y la pegué a mi cuerpo. Ella entreabrió los labios y aproveché para que mi lengua se colara. El beso se tornaba cada vez mas apasionado, mi mano derecha viajó desde su cadera hasta su trasero y luego lo apreté con fuerza, ella gimió en mi boca y eso me calentó demasiado. Agarré el borde de su camiseta y de un tirón se la quité, ella hizo lo mismo con la mía. Sin darme apenas cuenta estábamos en ropa interior y acariciándonos mutuamente. Rodeé su torso con mis brazos y le quité el sujetador, sin despegar mis manos de su cuerpo fui bajando hasta que toqué la goma de sus bragas y las bajé lentamente. La respiración de mi novia ya estaba entrecortada y eso me excitaba mas. Volví a ponerme de pie mientras dejaba besos por su cuerpo. Ella solo me miraba. Llevé mis manos al cierre de mi sujetador y lo retiré lentamente, para luego deshacerme de la única prenda que quedaba en mi cuerpo. Me metí en la bañera y me senté apoyando mi espalda contra la fría pared, luego extendí mi mano y Malú la agarró sin dudarlo, la ayudé a meterse, me dio la espalda y se sentó acomodándose entre mis piernas. La abracé desde atrás y empecé a besar su cuello, hasta que sentí un cierto temblor en su cuerpo. Levanté la mirada y me di cuenta de que Malú había empezado a llorar.

V: Shh ya está— dije en su oído en voz baja— Está todo bien, ya pasó

Estuvimos así hasta que el agua se enfrió y empezamos a tiritar del frío. Salimos sin hablar y mientras yo me ocupaba de vaciar la bañera, Malú salió del baño. Cuando terminé, salí de aquel baño y no había rastro de ella por el salón, así que fui al dormitorio. Ahí estaba ella, metida entre las sábanas acostada de lado en mi cama. Me acerqué, con delicadeza me metí bajo las sábanas y la abracé quedando en cucharita. Ella entrelazó sus dedos con los míos y soltó un suspiro.

M: Sé que tenemos que hablar de todo lo que ha pasado, pero esta noche me gustaría quedarme aquí en silencio entre tus brazos— dijo lentamente— No te importa verdad?

V: Para nada, lo hablaremos cuando te sientas preparada — dejé un suave beso en su hombro y aumenté la fuerza con la que la estaba abrazando. Ella se dio la vuelta quedando frente a frente, me acarició la cara hasta que llegó a mis labios y dibujó el contorno de estos con su dedo. Finalmente se acercó y dejó un pico en mis labios para luego acomodarse apoyando la cabeza en mi pecho. Sentí como poco a poco su respiración fue siendo mas pesada hasta que finalmente se quedó dormida entre mis brazos. No pude pegar ojo en toda la noche pensando en que cabía la posibilidad de que un juez me separara del amor de mi vida y eso hacía que se me encogiera el corazón y me faltara el aire.

V: Pase lo que pase... te quiero María Lucia Sánchez Benítez— dije en un susurro en su oído.

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