Extra #1

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Hola bebeses aclarar que esta parte no es imprescindible para la trama, solo fui yo que quedé con ganas de terminar la escena entre Ellie y Damiano.

Si tú también quedaste con ganas, adelante; pero te aviso: hará como que calor.🔥

"Me parece sentir una mirada sobre nosotros pero eso lejos de preocuparme me excita todavía más."

Ellie:

Me parece ver a Alexa entre el revoltijo de gente que se forma en la habitación, pero eso es técnicamente imposible. La mano del italiano básicamente me arrastra fuera del lugar y me agarro fuertemente de ella mientras cruzamos puertas y pasillos con poca iluminación.

Presiona un botón que abre un pasadizo ante nosotros y nos adentramos, aquí la iluminación es menor todavía y el miedo me recorre la espina dorsal, mi respiración se agita y por un segundo me arrepiento de haber venido.

—Tranquila, estás a salvo conmigo —me dice el mafiaso pareciendo leer mi mente.

Tal vez esa afirmación debería parecer más sospechosa todavía y elevar aún más mis alarmas, pero ese no es el efecto que tiene en mí, ya que mi respiración se va relajando y los latidos de mi corazón volviendo a la normalidad.

Minutos después estamos fuera del lugar en unas calles que no reconozco, al parecer ya nos alejamos unas cuantas cuadras. El italiano hace una llamada y aproximadamente en unos veinte minutos un auto se detiene frente a nosotros.

—Ven, acompáñame —me ofrece su mano para abordar el vehículo.

Lo racional sería salir huyendo pero realmente no tengo miedo de él, así que acepto su mano. Me abre la puerta del asiento del copiloto, entro y el chófer del auto sale.

A los pocos minutos el italiano sube al auto y no veo rastros del chófer, se pone en marcha y estar a solas con él hace que la ropa me moleste; quiero que termine lo que empezó, esa fue su promesa. Me importa un carajo que la situación se haya torcido, quiero correrme sobre su polla.

—¿Que sucede, Diavoletta? —me pregunta con una sonrisa en los labios.

—Sabes bien claro que sucede, ¿a dónde vamos? —pregunto.

—Cuidado el tono que utilizas conmigo, no querrás que te castigue, ¿verdad?

Mierda.

Su amenaza hace que se acentúe la humedad entre mis piernas, las cuales por inercia cierro, gesto que no pasa desapercibido para él a pesar de tener sus ojos en la carretera.

—Maldita seas —pronuncia y desvía bruscamente el carro.

Estaciona el auto en un sitio que no tiene pinta de ser frecuentado eventualmente, menos a estas horas. Y la idea de haberlo hecho cambiar sus planes me pone aún más caliente.

—Sal del auto —demanda—. Ahora.

Su orden lejos de pasar por mi cabeza, va directamente hasta mi coño que está palpitando por atención.

Me bajo del auto y no sé en que momento llegó tan rápido hacia mí, pero en cuanto cierro la puerta lo tengo encima de mí, con su potente erección maltratando mi pelvis.

Soy una mujer alta pero al lado de este hombre parezco pequeña, es enorme y debo levantar mi cabeza para poder mirarle a los ojos que ahora son de un oscuro negro.

Toma mi cabello haciendo una cola con sus manos y lo jala levantando mi cabeza aún más e invade mi boca mientras su agarre se vuelve más fuerte.

El beso se torna feroz en segundos y su lengua se debate en una guerra con la mía, la cual no estoy dispuesta a perder pero sus movimientos expertos me derrotan.

El coño me late, rogando atención, me refriego contra él en un intento de calmar mi necesidad, pero él aleja su cuerpo, negándome la fricción.

—Pídemelo, pídeme que te toque —susurra en un matiz ronco y excitado que me hacen imposible pensar con claridad.

—Tócame —jadeo—. Por favor.

Me levanta y rápidamente envuelvo mis piernas en sus caderas sintiendo su longitud y salivando por ella. Me sienta sobre el auto y retira las piernas de su cadera; abriéndome por completa.

Rompe mis bragas de un tirón y la invasión de su boca me hace soltar un grito. Su lengua se arremolina sobre mi clítoris haciéndome retorcerme mientras sus manos aguantan mis piernas prohibiendo que las cierre.

—Jodidamente dulce. Abre los ojos y mírame —demanda.

Mi mirada se conecta con la del hombre que me come como si fuera su jodido postre y la invasión de dos de sus dedos hace que se me escape otro jadeo.

Folla mi coño con sus dedos y los únicos sonidos que se escuchan son los de mi humedad y los jadeos ahogados que intento reprimir en vano.

Todo mi cuerpo se tensa y se que estoy al explotar, puedo sentir como el orgasmo crece dentro de mi, rozando ese punto álgido.

—Dámelo Diavoletta, córrete para mí —susurra y es todo lo que necesito para hacer un desastre en su boca.

Aún me estoy recuperando del orgasmo cuando siento la cabeza de su miembro rozar mi entrada, joder tiene una gran verga. Elevo mis caderas hacia arriba buscando introducirlo.

—No te muevas —demanda y de una sola estocada lo entierra hasta el fondo de mi canal, el cual se va extendiendo hasta adaptarse a su tamaño.

—Mierda —gimo.

Me parece sentir una mirada sobre nosotros pero eso lejos de preocuparme me excita todavía más.

—Malditamente estrecha —susurra y empieza con los embates que me hacen llevar la cabeza hacia atrás.

Bombea con la velocidad y hacia el lugar perfecto mientras sus dedos se mueven rápidamente sobre mi clítoris haciéndome estar al borde nuevamente.

—Espero que uses algún método anticonceptivo porque no me voy a privar de dejarte llena de mí.

—Hazlo ya, porque me tienes al borde de nuevo —le ordeno.

Acelera los movimientos tanto de sus embestidas como de los dedos que se mueven sobre mi clítoris y en pocos minutos estallamos ambos en un orgasmo delicioso.

—Vamos a mi casa —dice el italiano —aún no he terminado contigo.

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¿Aquí que pasó?
Se marcha silenciosamente*

Completamente Suya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora