Observo a papá detenidamente y creo que ha envejecido un año en este tiempo que pasamos sin vernos. Tiene las ojeras muy marcadas y su cansancio es notorio incluso en la lejanía. Me llega un pinchazo de culpabilidad que enseguida aparto de mi mente.
—Mi pequeña —dice mientras me abraza.
No recordaba cuan reconfortable era estar en los brazos de mi padre, aunque creo que esta vez es más reconfortable para él que para mí.
—Hola papi —dejo un beso en su mejilla y nos incorporamos en el banco.
—Siempre que podía te traía aquí de pequeña —menciona y yo miro a mi alrededor.
—Por eso te cité aquí, este lugar guarda la mayoría de mis recuerdos favoritos a tu lado.
El aire juega con mis mechones de pelo suelto, inspiro profundo y este lugar huele a paz. Huele a pastelitos de limón, huele a rompecabezas, huele a cuentos de hadas, huele a abrazos y mimos, huele a rodillas raspadas; huele a un montón de recuerdos bonitos.
—¿Estás con Ellie? ¿Dónde has pasado estos días? —inquiere mirándome a fondo como si pudiese saber si me faltara un pelo.
La verdad es que pelos probablemente no me falte ninguno, ¿trozos de mi corazón? Bueno de eso si puede ser que se haya escapado alguno, sin embargo no vine para hablar de ello.
—Estoy bien papá, no te preocupes —tomo una bocanada de aire y continúo—. Quiero saberlo todo acerca de ella.
Él se queda mirando a la nada por un momento. La lucha que se debate en su interior es totalmente visible para mí, solo que no sé de que se trata.
Mete una mano en su bolsillo y saca una foto, algo vieja y desgastada, la mira con recelo y la deja en mis manos.
—Ella es tu madre.
Miro la imagen que me desconcierta al instante, porque no me muestra una foto de una mujer o una joven, no; me muestra la foto de una niña que es básicamente una copia de mí, bueno yo sería una copia de ella.
De su cuello cuelga el colgante que ahora descansa en el mío, inconscientemente acaricio el colgante. Mi mente no termina de encajar muy bien la otra parte y es que esta niña también tiene un alto parecido con mi padre, muy alto.
—¿Papá... —las palabras se niegan a salir de mis labios.
—Sí, es mi hermana. Tu madre y yo somos hermanos —el dolor en su voz es atroz.
Quiero decir muchas cosas pero mi boca se niega a emitir sonidos. Me quedo un rato procesando la información que me acaba de soltar y realmente no sé cómo sentirme al respecto.
—Di algo, por favor —suplica.
El tono de su voz, a un instante de quebrarse envía los estímulos necesarios a mi cerebro para reaccionar y lo hace, demasiado rápido y en demasiadas direcciones.
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Completamente Suya
RomansObsesión. No lo puedo definir de otra manera, porque solo tiene un nombre y es: Obsesión. Alexa Layton; estudiante, obediente, entregada, complaciente, y aún así odiada por su madre. Parsley Case; seductora, luchadora nata, agente secreta, despiadad...