"No conoce a nadie en el sitio, sin embargo varios parecen conocerla a ella."
Narrador Omnisciente:
Detrás de las máscaras se esconden rostros que no deberían estar en el local. Depredadores y presas todos en un mismo barco, refugiándose los unos entre los otros, aplazando el naufragio inevitable.
El sitio se convierte en un campo minado, cualquiera pisada fuera de lugar desencadenaría una explosión, que revelaría a quien se esconde tras la máscara, por ello todos se mueven con cuidado e inteligencia.
Alexa camina con seguridad, sin saber que se está adentrando en aguas turbias. Todos debieron sentir en sus pieles que se avecinaba una tormenta.
Sus ojos se mueven por el sitio, lo escanea de arriba a abajo pero no encuentra a la pelirroja que descansa sobre las piernas de uno de los dueños del sitio.
Los rizos cobrizos de Ellie acarician el cuello del mafioso que descuidado a su vez le acaricia una pierna. La oscuridad del local le permite ir más allá, así que sus manos ávidas suben hasta tocar la húmeda entrepierna de la chica, que cierra las piernas ante la invasión.
Ellie se siente atraída por el nuevo mundo que le muestran hoy, cosa que la excita y la asusta a la vez; sin embargo todas sus alarmas están encendidas. No baja las defensas ni en la comodidad del italiano que la presume como su más preciada joya.
—¿Estás sola? —un hombre de facciones marcadas, pelo negro y lacio, ojos grises y un enorme atractivo que le esconde varios años, se dirige a Alexa.
Alexa espera no cometer una equivocación, necesita una entrada a la zona vip y espera conseguirla del hombre que le regala una sonrisa.
—Llevo una hora esperando por mi amiga, pero al parecer no llegará —responde la chica genuinamente, mientras juega con los mechones sueltos de su pelo.
—En ese caso, no puedo dejar a una dama sola en mi local, vamos —el desconocido extiende su brazo, del cuál automáticamente se agarra la chica.
Alexa llegó queriendo pasar desapercibida, pero luego de entrar a la zona vip de la mano de uno de los dueños de Fallen Empire, su misión se torna fallida.
Siente el peligro cosquillear en su piel pero lejos de soltar el brazo del señor, lo agarra con más fuerza como si así pudiera esquivar todas las miradas que se centran en ella.
Tras camerinos, como una fiera dentro de una jaula, aguarda La Tigresa. Impaciente, la adrenalina pica debajo de su piel, camina de una esquina a la otra hasta que choca con el torso definido de un hombre.
—Relájate —dice su hermano mientras le masajea los hombros.
—¿Todavía no ha llegado? —pregunta la mujer con un deje de desesperación en su voz.
—Aún no, pero está en camino; tengo que ultimar algunos detalles. Te quiero lista para cuando venga por ti, todo depende de ti, más te vale no fallar.
Suelta las últimas palabras en una amenaza que no promete nada bueno para Bianca, quien se queda todavía más ansiosa.
Su vida pende de un hilo llamado Michael Davis, el multimillonario que invertirá una gran suma de dinero, en una compra de mujeres búlgaras.
Lo que ella desconoce es que este tal Micheal Davis, esconde más de una máscara.
Nathaniel camina por los pasillos poco iluminados en busca de su esposa; puede sentir que algo no va bien, así que tira de la cuerda con la que ata a su mujer.
—Cariño —dice en el oído de su esposa y ella se da la vuelta separándose del grupo con el que charlaba abiertamente.
—¿Algo va mal? —pregunta la mujer al notar la actitud rara del hombre al que sigue.
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Completamente Suya
RomanceObsesión. No lo puedo definir de otra manera, porque solo tiene un nombre y es: Obsesión. Alexa Layton; estudiante, obediente, entregada, complaciente, y aún así odiada por su madre. Parsley Case; seductora, luchadora nata, agente secreta, despiadad...