Capítulo #4

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"[...] está adherida a mi sistema y lucha por quedarse enterrada dentro."

Mi mente se cuestiona que podría salir mal, es solo sexo, la gente lo tiene diariamente sin necesidad de un lazo romántico de por medio, es mi mejor amigo, al menos no será un estúpido que me dejará después de hacerlo

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Mi mente se cuestiona que podría salir mal, es solo sexo, la gente lo tiene diariamente sin necesidad de un lazo romántico de por medio, es mi mejor amigo, al menos no será un estúpido que me dejará después de hacerlo.

Me planto frente a él que se encuentra igual de desorientado debido al alcohol y estampo mis labios en los suyos. El beso es lento y curioso, no es caliente; sin embargo no está mal.

Sus manos bajan de mi cintura hacia mis nalgas, las cuales toca levemente, pero ahora mismo quiero más, más que toques suaves y delicados; quiero ser consumida como minutos atrás.

Me separo de sus labios le agarro una mano y lo arrastro hacia una habitación de la mansión, en la cual me adentro y no me preocupo por encender la luz.

Los besos suben de tono y su lengua se abre paso dentro de mi boca, invasión que permito mientras le desabrocho los botones de la camisa y comienzo a pasar las manos por su torso definido.

Las manos de él suben mi vestido y magrean mi culo, ahora más atrevido sin embargo sus caricias no me saben a nada. Le llevo una de sus manos hacia mis pechos buscando sentir algo. Comienza a acariciarlo, juega con mi pezón, pero nada parece encender mis ganas.

La frustración me toma y me sacude de una forma espantosa y lo aparto.

—Vete, por favor —sale en el tono frío que quise haber evitado desde el momento en que salió de mi boca.

—¿Hice algo mal? —pregunta descolocado.

—No, necesito estar sola.

Baja la cabeza y sale por una de las puertas, la que me acerco a cerrar y le doy un fuerte tirón, sale un grito involuntario de mi garganta y los ojos se me humedecen.

Paso al baño con el perfume de la persona misteriosa aún en mí, necesito bañarme para desaparecerlo. Enciendo la luz y un escalofrío me revuelve el cuerpo al leer lo que está escrito en el espejo con creyón rojo.

"Nadie te va a hacer sentir lo que yo"

La sangre se me hiela al leer esas palabras, pero eso no impide que mis muslos vuelvan a empaparse de mi humedad, lo que me hace sentir vergüenza.

—Déjame en paz, ni me interesan las chicas —grito al aire.

Limpio el cristal lo más rápido que puedo y salgo corriendo de la habitación, a la máxima velocidad que me puedo permitir en estos momentos hasta que choco con un cuerpo.

—Amiga estás como rarita, ¿segura estás bien?

Es Ellie, su voz me obliga a calmarme y los latidos de mi corazón se van normalizando, aún así la incertidumbre sigue alojada en mi pecho. Quiero salir de aquí. Necesito salir de aquí.

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