Capítulo #2

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"Mi virginidad y yo nos marchamos tristes."

—Quita quita que me pegarás los piojos —comienza a gritar deshaciéndose de mi agarre

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—Quita quita que me pegarás los piojos —comienza a gritar deshaciéndose de mi agarre.

—Piojos no tengo, pero labial tampoco, todo está en tu cara —me mira horrorizada y yo comienzo a reírme.

Recupero mi voz y comienzo a cantarle.

Estas son las mañanitas
Que cantaba el rey David
Hoy por ser día de tu cumple
Te las cantamos aquí
Despierta, mi bien, despierta
Mira que ya amaneció
Ya los pajaritos cantan
La luna ya se metió...

Su cara no daba cabida a lo que estaba haciendo, ya que estas no son cosas de Rockstar sin embargo ninguna de sus burlas logró que me callara.

Si yo pudiera bajarte, las estrellas y un lucero
Para poder demostrarte lo mucho que yo te quiero
Con jazmines y flores este día quiero adornar
Hoy por ser día de tu cumple
Te venimos a cantar.

Termino elevando la voz más de lo necesario y acto seguido me echo a reír yo también.

¿Señora Altísima de los karmas no me pudiste poner una voz como la de la Sirenita? Yo que sé, puestos a pedir.

La caja descansa en el bolsillo de mi chaqueta y una pequeña veta de inseguridad se instala en mi interior. Siempre es un dilema escoger un regalo y es que, ¿qué le regalas a alguien que ya lo tiene todo?

Llevo planeando su fiesta de cumpleaños desde hace como dos meses, porque obviamente el cumple de mi mejor amiga no puede pasar por alto, sus papás me prestaron su casa de la playa para mi pequeña sorpresa.

—¿Y mi regalo perra? —su voz me hace volver a la realidad.

—Mi hermosa presencia y mis dotes magníficos en la música, ¿que más puedes pedir? —digo dramáticamente.

Saco la pequeña caja de mi chaqueta y se la entrego expectante a cada una de las expresiones de su rostro.

—¿No deberías estar de rodillas? Las personas normales piden matrimonio de rodillas.

—Quisieras tú casarte conmigo, pero lo siento preciosa, no estoy disponible para tí —hago exagerados gestos dramáticos.

Por fin abre la caja y sus ojos se cristalizan al ver lo que yace en su interior, el brillo de sus ojos delata la emoción que causa el brazalete, ambas somos muy sentimentales.

—Es tan feo que me entraron ganas de llorar —dice fingiendo indiferencia, pero la conozco tanto o más de lo que me conozco a mí, así que sé que está fingiendo.

—Me encanta es precioso! —chilla y se lanza a abrazarme utiliza demasiada fuerza y como me es imposible sostener su cuerpo nos vamos directo al piso.

Completamente Suya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora