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Georg me había vuelto a invitar al cine, pero mis sentimientos estaban aún tan jodidos que volví a declinar su oferta. Me había excusado con lo del trabajo que debía hacer con Bill, aunque más tarde, de empezar solo como una excusa, terminó siendo la verdad, ya que Bill me había vuelto a enviar un papelillo para quedarme en la biblioteca esta tarde.

Cuando lo tuve frente a mí, a penas pude mirarlo a los ojos. Me había mantenido callada la mayor parte del tiempo y había ignorado cada intento de broma o acercamiento que había hecho, tratando de concentrarme únicamente en el trabajo y nada más que eso.

A penas vi que ya habíamos avanzado lo suficiente, le dije que tenía que ir a hacer algo en casa, que no podía quedarme hasta tan tarde, aunque la realidad era que mientras más tiempo pasaba con él, más abrumada me sentía y ya no creía poder soportar mucho más tiempo así.

Él me dejó ir sin hacerme preguntas al respecto. Aquella pérdida de interés en mí seguramente era por su novia. Por eso ya no me molestaba tanto como antes, por eso no me escribía los fines de semana, ni se sentaba atrás de mí. Yo ya no le interesaba ni un poco, ni siquiera como algo de que burlarse. Debería estar feliz de por fin haber salido de su radar, pero estaba triste.

Horas más tarde, casi al anochecer, Bill me escribió otra vez.

Horas más tarde, casi al anochecer, Bill me escribió otra vez

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Estaba siendo fría con él a propósito; se lo merecía. Después de todo, no solo había saboteado mi vida universitaria y hecho que tuviera nuevos enemigos, también había hecho que me gustara y luego había resultado que tenía una jodida novia.

Mi padre estaba en casa, para mi suerte, completamente lúcido, pero ni siquiera se había dirigido a mí, así que me sentía más sola de lo que me hubiese sentido realmente estándolo.

Con todas las personas que me apoyaban emocionalmente lejos, me sentía sobrepasada. Esto de hablar por mensajes, toda esa distancia, nunca iba a compararse a una conversación cara a cara. Aquí no había nadie que me quisiera. Mis amistades eran netamente superficiales, Georg se terminaría aburriendo de mí por rechazar todas sus salidas y Bill claramente pasaba de mí.

Esta fue una de las noches más solitarias que tuve.

*

Al día siguiente las cosas no mejoraron. Encontré a mi padre drogado en la bañera, las pupilas tan dilatadas que parecían a punto de explotar.

—Deja de mirarme de esa forma, mejor ve y cocina algo decente para que pueda comer —vi cómo se levantaba de la bañera y el agua comenzaba a escurrir por su cuerpo. Me miraba con frialdad y parecía excesivamente irritado.

—Pero tengo que ir a clases, si no me voy ya no llegaré a la primera clas... —No pude terminar la oración. Su puño se estrelló con fuerza en mi brazo izquierdo, una, dos, múltiples veces en ambos brazos. Me tenía sujetada mientras seguía golpeándome como a un saco de boxeo.

STALK | Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora