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Quedaban unos 45 minutos de viaje y mi corazón iba a toda revolución.

No era el hecho de llegar a mi actual ciudad lo que me tenía a punto de tener un ataque cardiaco, sino reencontrarme con Bill.

Si el autobús no se retrasaba, estaría llegando entre las 2 y las 2:30 de la madrugada y él estaría esperándome allí.

Si el autobús no se retrasaba, estaría llegando entre las 2 y las 2:30 de la madrugada y él estaría esperándome allí

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Bill me envió un mensaje diciendo que ya estaba allí, pero no podía hacer más que preocuparme. Yo iba en un autobús con calefacción y aun así tenía los pies helados. El invierno había llegado tan arroyador como las malas noticias a mi vida. Estaba frío y Bill tendría que esperarme así.

Si se trataba de mí, jamás se quejaba por nada. Nunca lo escuché tener algún reclamo además de mi amistad con Georg y eso más o menos lo justificaba, porque Georg efectivamente trató de separarme de él y además también tenía sentimientos por mí.

Quedarse a cuidarme en mi casa, correr a mí en medio de la noche para ayudarme, pasarme sus apuntes, hacer trabajos de la universidad en mi nombre, cocinarme y hacer otras cosas del hogar por mí, enfrentarse a golpes con mi padre y Chris solo para que estuviera a salvo y ahora congelarse solo para poder recibirme en el terminal de buses... Me sentí mal por estar dudando de sus sentimientos por mí.

Eran sus acciones, cada una de ellas. Tantas cosas buenas... No podía simplemente eclipsar todo eso por el tema de la cámara. Si solo era eso y no me ocultaba nada más, lo iba a solucionar, arreglar y tratar de olvidar.

Ya estaba harta de complicarme la vida, no necesitaba eso en este momento, mucho menos cuando estaba todo este tema del embarazo.

Ya estaba harta de complicarme la vida, no necesitaba eso en este momento, mucho menos cuando estaba todo este tema del embarazo

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Dios, había logrado que me sintiera avergonzada con solo unas pocas palabras. Él realmente podía hacer lo que quisiera conmigo, lo mejor era que no lo descubriera.
Bill era perfecto para mí, pero eso era algo que me quedaría como secreto para mí misma...

Volví a leer los últimos mensajes que me envió, en realidad leí muchos de ellos, sobre todo los buenos.

Lo extrañaba tanto. Solo quería uno de sus abrazos, escuchar su voz, sentir que él y yo estábamos en el mismo espacio y lugar.

STALK | Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora