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Sentí cómo mi cuerpo comenzaba a tensarse de golpe. Me dijo que había algo más que debía saber y me sentí asustada de que fuera algo malo.

Por su expresión no podía deducir demasiado. Estaba serio, igual que en la mayoría de esta conversación, ningún signo extra de nerviosismo.

Me quedé callada hasta que él empezó a hablar de nuevo. Rogaba que no fuera algo grave. Ya no me veía capaz de soportar más problemas.

—¿Recuerdas ese día que me viste con Kate?

Me quedé callada por un momento. Mi mente empezó a sobrepensar. Creí que todo lo de Kate era tema pisado y olvidado, pero ahora que Bill volvía a nombrarla, un sentimiento amargo de inseguridad empezó a atravesarme.

Recordé todas las acusaciones que hizo sobre Bill, como algunas cosas parecían tener sentido y al final terminé haciendo lo contrario a lo que ella me recomendó y dejamos de tener contacto debido a eso.

—¿Cuándo los vi besándose? — dije con algo de temor. Bill asintió. Pude ver cómo parecía ponerse nervioso poco a poco y pensé en lo peor: —¿Acaso era tu novia en ese entonces?

Me estremecí de tan solo imaginarlo. Eso era algo que pensé en ese momento y al final Bill me había asegurado que solo era una ex novia.

¿No me mintió sobre eso, verdad?

Mierda. Los segundos en que no me dijo nada fueron una pesadilla para mi mente.

Rogué porque no fuera lo que estaba pensando, porque eso era algo que no podría perdonarle.

—Dios, no, Kiara, era mi ex cuando te conocí, lo ha seguido siendo desde entonces, nunca volvimos...

Dejé que mi respiración corriera otra vez. Al menos eso era cierto, no me involucre con un chico con novia y eso me aliviaba, pero no podía dejar de pensar que era eso tan importante que tenía que contarme sobre Kate.

—Ese día que nos viste en la biblioteca, te mentí —Lo miré esperando que continuara, ya no podía más de los nervios —te dije que ella me besó y no era verdad.

—¿Qué?

Fue lo único que salió de mi boca. Me sentí dolida. Se supone que no debería estarlo, porque en ese entonces Bill y yo no éramos absolutamente nada. Ni siquiera había ocurrido algo romántico entre nosotros. De hecho, fue ese acontecimiento lo que me hizo darme cuenta de que realmente lo quería.

—Fui yo el que la besé, Kiara.

Se me empezaron a escapar las lágrimas, no pude evitarlo. Me dolió escuchar eso y sabía que no había razón para que yo le reclamara, pero no podía evitar pensar que quizás la quería en ese entonces y por esa razón la besó.

—Mierda, no, no llores, por favor, déjame explicarte —Bill se acercó para limpiarme las lágrimas —la besé, pero no por la razón que te estás imaginando. No me gusta, no la quiero y mucho menos la amo. Ese día vino a reclamarme por algunas cosas que ella cree que hice en el pasado. Se suponía que me reuniría contigo y realmente estaba emocionado por eso, pero la hora ya estaba cerca y Kate no se iba. Ya sabes que ella habla bastante mal de mí y yo no quería que te llevaras esa mala impresión o me vieras con ella, así que la besé porque sabía que se espantaría con eso y funcionó, aunque no de la mejor forma, porque igualmente me viste y malinterpretaste todo. Reconozco que te mentí diciendo que ella me besó, pero fue solo para no entrar en explicaciones. De verdad, no fue porque la quisiera, yo te quería a ti.

Escuché atentamente su explicación mientras él seguía limpiando mis lágrimas con sus dedos.

Nunca me sentí insegura de Kate, no solía compararme con mujeres, pero recuerdo que cuando vi que se estaba besando con Bill, quedé destruida. Ahora, por fin, sabía la razón por la que eso había ocurrido y, demonios, me dolía.

STALK | Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora