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—¿Qué vas a hacer si estás embarazada?

Me estremecí con la pregunta. Desde el día de ayer no habíamos tocado el asunto con Madi, pero esta conversación tenía que tener lugar en algún momento.

—Si te soy sincera, no lo sé. No quiero pensar en eso.

Madi se quedó mirándome, conocía esa mirada, tenía una idea en mente y estaba a punto de lanzar la bomba.

—Si no quieres tenerlo, siempre puedes abortar...

Me congelé.

El aborto era más común de lo que se creía y me parecía correcto para quien quisiera hacer uso de el. Después de todo, una mujer no estaba obligada a ser madre, pero la idea de ser yo quien se lo realizara me causaba escalofríos.

Sabía que era muy joven aún, no una adolescente, pero lo bastante joven como para tomar los caminos que quisiera en mi vida y tener un hijo me detendría por un tiempo muy largo.

9 meses de embarazo y después criarlo, criarlo bien hasta que fuera lo suficientemente mayor para valerse por sí mismo e incluso entonces, tendría que seguir protegiendo sus espaldas.

Realmente admiraba a las madres. Me parecían mujeres extremadamente fuertes, porque criar a alguien no era cosa fácil; mantener una casa y una familia tampoco. A mis ojos, formar a una persona, guiarla, dedicar sus días a su cuidado y crecimiento era el trabajo más difícil que existía.

Intentaba imaginarme a mí misma en esa posición y me angustiaba. Si tan solo hubiera tenido una madre presente, al menos sabría qué hacer.

El mundo de la maternidad me parecía la cosa más difícil del mundo en este momento.

Por otro lado, si seguía el consejo de Madi y abortaba, más o menos se solucionaba todo... pero eso, al mismo tiempo, no me daba tranquilidad. Nunca pensé en abortar, ni siquiera se me había pasado por la cabeza hasta que lo dijo Madi.

¿Y si Bill quería abortar? ¿Qué haría en ese caso? Por mucho miedo que tuviera de su reacción, tenía que decirle de esto... Si al final sí resultaba que estaba embarazada, era un hijo suyo y tenía todo el derecho del mundo de enterarse y dar su opinión al respecto.

Pensé por un momento en la idea de ser una familia... Una familia de tres no sonaba tan mal.

Dios, ya me estaba volviendo loca con todo esto.

—No, Madi, esa no es una opción para mí.

—Nadie tendría por qué juzgarte, Kiara, recuerda que es tu cuerpo.

—Lo sé, pero no quiero tomar esa salida —miré a Madi con una decisión ya tomada—. Si llego a estar embarazada, lo tendré y me haré responsable.

—¿Estás segura de eso? Criar a un niño es difícil y ni siquiera sabes si Bill querrá apoyarte en algo así.

De nuevo la angustia se apoderó de mí. Eso era una posibilidad. A pesar de que dentro de mí creyera que mi dulce novio sí se haría responsable, tampoco podía darlo por hecho, yo no sabía si él quería tener hijos.

*

Al día siguiente, Madi había ido al supermercado a comprar algunos biberes para la semana, y yo había decidido quedarme, ya que era un manojo de nervios y además estaba haciendo las maletas para volver a casa.

Madi me dijo que no era necesario volver, podía quedarme unos cuantos días más sin problemas para ver qué más podíamos hacer, pero yo sabía que no podía seguir retardando lo inevitable.

Tenía que volver a mi hogar, solucionar las cosas con Bill, ponerme en contacto con el caso de Chris y ver qué había sucedido con él, seguir adelante con los cargos contra mi padre, aunque en eso aún tenía mis dudas, pero por sobretodo, ver si realmente estaba embarazada o no, aunque todo parecía apuntar en esa dirección.

STALK | Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora