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↳˗ˏˋ 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐨 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚. ˊˎ˗ ↴


Mi mente aun trataba de procesar lo sucedido en el campo junto a Gavira. Había sido completamente inesperado por parte suya ya que días antes nos encontrábamos en una posición desagradable para ambos. Más yo no había podido negarme y ese había sido el error porque había tenido la oportunidad de alejarme debido a que miles de personas nos estaban viendo, nosotros creando una escena polémica porque a la mañana siguiente éramos titular en las noticias a nivel internacional. Unos celebrando el beso mientras que otros hacían comentarios homofóbicos, comentarios en donde expresaban el asco que eso les había producido y demás. 

"Encontrarán un chisme nuevo y se les pasará" fue lo primero que me dijo Ferran al despertar y quizás tenía razón. Eso solía ser siempre así, polémica tras polémica que dejaban a un lado lo que alguna vez les intereso demasiado.

Mis nervios mezclados con miedo estaban aumentando poco a poco porque existía la posibilidad de que esos comentarios ya hubiesen hecho repercusión en la mente del sevillano y eso me preocupaba ya que cosas así afectaban psicológicamente al chico. Tenía tantas ganas de coger mi celular y llamarle, pero Torres y Leah me lo habían prohibido al punto de quitarme el mismo y esconderlo por ahí, sin querer darme motivo, haciéndolo contra mi voluntad, lo cual me hizo enojar.

—¿Me dejarán llamarlo? —cuestioné por milésima vez, obteniendo un rotundo "no" que me hizo perder la paciencia y antes de hablar Torres frunció el ceño negando a la vez que leía un mensaje que le acababan de enviar. Su mirada se desvió hacia mi persona, sus ojos denotando una tristeza que me asustó más de lo que estaba.

—¿Adivina quién quiere hablar con vos por la pelotudez que hicieron ayer? —cuestionó usando un tono que no fue de mi agrado. Pasando una mano por su cabello me hizo señas de que lo siguiera y la curiosidad junto a los nervios por saber quién quería hablar conmigo fueron más grandes que otra cosa. Y entonces, su nombre apareció en mi cabeza, el temor se apoderó de mí y quede en un silencio profundo analizando la situación.

Subimos al auto sin hablar por un buen tiempo, mis dedos moviéndose impacientemente sobre mi rodilla. Recordando la charla que habíamos tenido con Xavi, bueno, que Leah y Torres habían tenido con él, en la cual me solucionaban la vida, en cierta parte. Los rumores habían cesado, pero esto era mucho más grande. Un beso frente a miles de personas. 

—¿Qué crees que nos dirá? —me atreví a preguntar en ese silencio profundo que llenaba todo el auto. Mi cabeza recostada en la ventana que me daba la dicha de admirar las bellas calles de Barcelona.

—Bueno, quizás simplemente les regañe y se invente algo para calmar el ambiente —comentó con aquel tono de voz que demostraba que me estaba mintiendo.

—¿Estás seguro de que solo eso? —por un lado, creía creer las palabras del valenciano a pesar de que eso no se acercaba a lo que estaba por pasar. Él suspiro dando pequeños asentimientos que no demostraban ni un poco de seguridad.

—Me estoy convenciendo a mí mismo —murmuró bajando la mirada unos segundos para luego volverla a subir y continuar manejando. Ambos volviendo a caer en un incómodo silencio.

No tardamos demasiado en llegar. Aterrado entre al lugar con Ferran quien simplemente me miraba con pena porque él ya sabía lo que dentro de esa habitación iba a pasar. Subimos el ascensor, mi dedo temblando en el momento que presioné el botón del piso al que íbamos. Las puertas se abrieron y me quede estático por unos segundos, sin querer moverme más porque sabíamos con claridad que la charla no me agradaría ni un poco.

—Tú solo no te alteres —comentó Torres, tomándome de la mano y guiándome al lugar, pero no hizo falta que entráramos porque justo salió Laporta. 

Su mirada se intercalo entre Ferran y yo, para dejarla sobre mí y mirarme de una manera odiosa al mismo tiempo que una mini sonrisa narcisista en su rostro se hacía presente y esa simple acción hizo que me dieran ganas de ir a golpearlo porque eso significaba que algo andaba mal.

—Ya no hace falta que hablemos, Pedri —comenzó a hablar y su voz me provoco un dolor de oídos, se había vuelto irritante en tan poco tiempo, le mire confundido—. Ya se ha tomado la decisión, él la ha tomado.

Me dejo más confundido pero las dudas comenzaron a responderse cuándo detrás de él, un sevillano vulnerable se hizo presente. No puedo describir con exactitud la expresión que en ese momento su rostro adornaba; tampoco el aura que con tan solo dar un paso hacia nosotros me transmitió, decía mucho pero tan poco a la vez con ese brillo opaco en su mirada. Se le notaba fatal, ojeras bajo sus hermosos ojos, el cabello desordenado, su nariz roja al igual que sus mejillas, cansado, triste, decepcionado. Muchos adjetivos para describir lo que él me estaba transmitiendo en ese preciso momento.

—Nada está bien —fue lo primero que dije en un susurró lo suficiente algo como para que ellos me escucharan. Laporta negó dejando que una risa burlona saliera de sus labios—. ¿Qué íbamos a hablar? Dime —pedí buscando más respuestas para no continuar con las mil dudas más que en mí estaban habitando, desvié mi mirada al español, quién mantenía su cabeza abajo para no tener que enfrentarse a mi mirada. 

—Ya no hace falta, Pedri. Lo he hablado con Gavi y él mismo me ha pedido que deje el tema a un lado porque solo lo ha solucionado —ante eso di varios pasos hacia adelante, ladeando mi cabeza y abriendo mi boca para hablar, pero antes de hacerlo fui interrumpido por él—. Ya no tengo nada que hacer aquí, ustedes sabran pero yo con Pablo tengo un trato.

Y ahí íbamos de nuevo, ¿Qué trato? Necesitaba ser iluminado por alguien, demasiado confuso lo que estaba pasando a pesar de saber la respuesta en lo más profundo de mi interior. Laporta nos dio una última mirada antes de salir junto a Torres, dejándonos a ambos solos en medio de aquel pasillo desalojado. 

Ninguno sabía que decir o hacer. El silencio abrumaba y mis pensamientos continuaban dañando mi estabilidad emocional. Tenía ganas de ir a darle un abrazo para transmitirle un poco de paz y seguridad, pero sabía que no podía porque ambos habíamos aceptado aquel abrazo antes del partido como el último. Estábamos terminando como iniciamos, completos desconocidos que con una mirada se comenzaron a amar y así mismo a olvidar.

—No podemos, Pepi... —musito con aquel dolor de tener que dejar ir a aquello que amas porque sabes que, aunque se intente miles de veces no podrás continuar junto a él.

No lo negué porque así era, no habíamos podido antes, ahora tampoco y en un futuro también existía la posibilidad de no poder. Sus manos se encontraban temblando y las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos más no dejo que eso pasará, negó varias veces con su cabeza y suspiro optando por una postura recta para no verse vulnerable ante mí persona.

Hizo una mueca con sus labios y dejo que un suspiro profundo saliera de sus labios rosados y al parecer no quería hablar conmigo porque comenzó a caminar hacia la salida así que lo frene tomándolo de la muñeca para que parase en seco.

—¿Qué ha pasado ahí dentro? —pregunte con la esperanza de obtener respuesta por parte suya.

—Lo hablaremos mañana, ¿vale? —agrega y un mini alivio me recorre porque al menos lo vamos a hablar—. Necesito descansar, Pedri. Dejame ir —terminó diciendo en tono de súplica, haciendo referencia a mi mano rodeando su muñeca y ante ello, le solté sin decir nada y deje que desapareciera de mi campo de visión.

andy's note; REVIVO. necesitaba un poco de tiempo para mí y me dije "si hoy gana el barça, actualizo" Y HA GANADO. tremendos goles y lamentablemente félix con posible lesión, esperemos que este bien para el clásico, huh.

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andy 🦋

Don't blame me | Pedri & Gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora