La vida es una...//Joseph Quinn

Capítulo 45 (El silencio)

Narra Hanna:

Todos estaban muy contentos con la noticia de que Joe y yo nos casaríamos, era una vida perfecta.

Eran eso de las 11 de la noche cuando sentí que rompí fuente, fue como si de repente una pequeña explosión interna rompiera la tranquila calma. Sentí un líquido tibio y constante escapando de mí, una sensación que me tomó por sorpresa y me llenó de una extraña mezcla de emoción y ansiedad. La habitación se llenó con el sonido suave pero persistente de agua cayendo en un recipiente.

Mis pensamientos se agolparon, el corazón latía con fuerza mientras trataba de asimilar lo que estaba sucediendo.

Cada movimiento se volvió meticuloso, consciente de que este era el inicio de algo grandioso y desconocido.

–Joe!–grite hasta que me escucho

–Por dios, Hanna–tomo las cosas que ya teníamos preparadas y salimos corriendo hasta el hospital.

Ya en el hospital, nos dieron una habitación y dimos nuestros datos. El dolor comenzaba más que antes y cada minuto era una tortura.

Horas después

Pasaron horas, en las cuales dilate y ya estoy pronta para tener a nuestro hijo.

Narra Joseph:

Todo estaba pronto, estaba muy nervioso de como nuestra vida estaba a punto de cambiar. Me estaba cambiando cuando me avisaron que ya podía entrar. Al verla allí sonreí y mis ojos se cristalizaron.

Me acerque a ella y tome su mano.

–Bien cuando te sientas lista puja–dijo una doctora.

–Te amo Hanni–bese su mano

–AHHH!– pujo y grito.

–Otra vez– dijo la doctora de fondo

Ella volvió a pujar varias veces hasta que un llanto se escuchó. Mi corazón volvió a tierra y me puse a llorar cuando vi que Hanna tenia a una hermosa niña en sus brazos, Milene.

Se la sacaron para poder limpiarla, no podía parar de mirarla y sentir el amor que tenía hacia ella.

Cuando me di cuenta ella estaba gritando de nuevo, no entendía hasta que la doctora volvió a hacer el mismo procedimiento anterior, no entendía nada hasta que volví a escuchar otro llanto.

Esta vez de un varoncito, Olivier. Esos nombres habíamos elegido por si era niña o niño. Me emocione tanto que no podía parar de llorar, pero de un momento a otro vi como Hanna no estaba consciente. Mi corazón paro por un segundo cuando los médicos me hicieron irme.

Mis lagrimas no paraban y no podía hacer nada. Ella estaba allí adentro y yo acá sin poder hacer nada, sin saber que le había pasado.

Mi madre apareció con mi padre, los cuales habían venido para visitarnos, y yo estaba sentado en una silla frente a la puerta de emergencia, me sentía solo. Mi madre me abrazo y mi padre me miro mientras yo seguía llorando.

–Todo va a estar bien, Joe.–mi mama me miro y yo me rompí otra vez

–Mama, no puedo, quiero estar con ella, que hago sin ella. Qué pasa si le paso algo? Algo grave–no podía creer lo que estaba diciendo.

Las horas pasaban toda la madrugada estuvimos allí, Mason vino, y se sentó al lado mío apenas se enteró que Hanna estaba en el hospital, supuestamente yo, él ya se había arreglado conmigo pero ya no era lo mismo.

Los médicos nos hicieron entrar a una sala donde era que iban a poner a Hanna apenas esté en condiciones.

Un rato más tarde Mason estaba devastado y yo el doble.

Cuando entraron con Hanna en la camilla mi corazón se dobló de dolor cuando estaba toda entubada, no me daban las fuerzas cuando la pusieron frente a mí. Llore, llore de dolor. Mason estaba allí, llorando conmigo, no podíamos hacer nada en absoluta para sacarla de allí.

–Deberían hablar con ella, capaz los escuche y despierte.–Dijo la médica.

–En el silencio de tu sueño, mi corazón clama por tu regreso. Cada latido es un eco de los momentos que compartimos juntos, mientras mi voz se desvanece en la esperanza de que puedas escucharla en algún momento. Te aguardo entre la niebla de la incertidumbre, anhelando el milagro de tu despertar, mientras mis lágrimas narran historias de un amor que no se rinde ante la oscuridad.–Dije tomando su mano y mirando como estaban sus ojos cerrados y sin ninguna reacción.

Mason se acercó a ella y le dedico sus palabras:

–En tu silencio, hermanita mía, mi corazón se aferra a la esperanza. Cada minuto, cada suspiro, anhelo tu regreso. Eres mi luz perdida, mi anhelo constante. Te espero, deseando que despiertes y vuelvas a colorear mi mundo con tu esencia única. Te amo, sus lo mejor que tengo, por favor no te vayas de mi lado, no sé qué haría sin ti, te amo, te amo y te amo con mi alma.

El silencio se apodero del lugar y nada paso...

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