Cap. 008

60 9 0
                                    

—No me contesta... — Jimin murmuró y talló sus ojitos antes de volver a apagar su móvil, quería comunicarse con sus padres o con su ex novio pero nunca obtenía respuesta.

Ya llevaba una semana viviendo con el alfa Jeon JungKook y aunque ya no le tenía miedo como al principio aún era extraño, no se hablaban demasiado porque el dragón seguía siendo arisco y él procuraba no decir cosas de más para evitar hacerlo enojar.

Tampoco había sido marcado por el alfa así que tampoco salía si no era acompañado por él y ese el tema que le seguía aterrando porque él había dejado de tomar supresores porque sería una ofensa para su alfa y su celo en cualquier momento llegaría, con su ex no tenía ningún problema porque ambos habían acordado que usarían los supresores hasta que se casaran, ni siquiera podía recordar cuál era el aroma de Jaehwan, sus supresores siempre lo ocultaban.

Sabía que su celo lo tendría que pasar con su esposo y que posiblemente quedaría preñado, él no estaba listo para eso, aún no quería tener cachorros y ser madre, tenía diecinueve años y quería vivir su vida. Había soñado con poder estudiar y ser de ayuda a su familia, aunque sólo fuera un príncipe sin derecho a convertirse a rey, pero sus padres se lo negaron.

—Buenos días, señor Jeon— la señora Bae lo saludo al verlo.

—Buenos días, señora Bae— tomó asiento en uno de los bancos de la isla de la cocina.

—Su esposo ha salido, tuvo un asunto que tratar.

—Ajá— asintió, todo el tiempo se la pasaba en la habitación y JungKook en la sala o en su estudio, a veces también iba a la habitación, pero no se quedaba por mucho tiempo y casi nunca hablaban por lo cual Jimin nunca se enteraba si salía a menos que la señora Bae le avisará.

—Debo ir a comprar algunas cosas, ¿Le gustaría acompañarme? — la mujer le ofreció, le quería subir el ánimo al Omega que siempre se la pasaba encerrado.

—No puedo salir sin mi esposo— respondió.

—Nadie se enterará, sólo use algo del príncipe Jeon y nada pasará~.

—¿En serio?

—De verdad~— asintió la mujer con una amable sonrisa, la alpaca se lo pensó unos segundos para después aceptar, la verdad es que quería salir y lo necesitaba, se volvería loco si seguía ahí encerrado.

—Está bien, iré a cambiarme— se levantó de su lugar y se dirigió a su habitación. Se cambió su pijama por ropa para salir y por último se acercó al armario del alfa, con manos temblorosas lo abrió y de inmediato percibió el aroma perteneciente a JungKook que por alguna razón hizo que su corazón se pusiera a palpitar como loco.

—Espero que no se enoje— susurró y tomó una sudadera a rayas amarillas con negro, no pensaba que el dragón tuviera algo así, siempre vestía de forma elegante y con colores oscuros o los kimonos que usaba para estar cómodo en casa, le gustaba mucho como se veía con ellos.

Se colocó la sudadera y regreso con la señora Bae.

—¿Está segura que no habrá problemas?

—Segura, no tardaremos y cuando volvamos el príncipe Jeon aún no estará aquí.

Ambos salieron de la casa, pero casi de inmediato fueron detenidos por dos personas: NamJoon y otro alfa que tenía unas pequeñas pero peludas orejas redondeadas y una larga cola amarilla con manchas negras.

—¿Que creen que están haciendo? — la señora preguntó.

—Jimin no puede salir sin el acompañamiento del príncipe Jeon— NamJoon respondió.

—No es como si se fuera a escapar, solamente iremos al supermercado— la señora Bae respondió y tomó a Jimin de la mano para seguir caminando.

—Señora-

—No me hagas volver a golpearte con mi bolsa, Ji-ho— la mujer advirtió.

—Pero señora Bae, sabe que-— NamJoon recibió un golpe de la bolsa de la mayor.

—Vamos, señor Jeon— la señora siguió caminando y el Omega que iba a su lado soltó una pequeña risa cuando notó que ambos alfas los seguían con la cabeza gacha, parecía que ambos respetaban a la mayor.

Llegaron al supermercado y la señora tomó una canasta para comenzar su recorrido.

—¿Quiere alguna cosa, señor Jeon?

—No, gracias-

—Toma algo, no creo que al príncipe Jeon le moleste~.

Jimin de todas formas no se atrevía a tomar nada, se había ofrecido a cargar la canasta, pero la señora se negó y después el alfa de nombre Ji-ho la cargó.

—Bonitas~— Jimin se acercó a un estante en dónde vio unas cajas de galletas de colores pastel, intento tomar una pero ni aunque se pusiera de puntitas alcanzaba.

—Déjame ayudarte— aquella voz lo hizo dar un saltito y bajar sus manos —Las moradas, ¿Cierto? — la alpaca asintió tímidamente —Bien~— le entregó la caja de galletas.

—Gracias, JungKook... — le agradeció al dragón —Perdón por salir, la señora Bae me-

—No te preocupes, no tengo problema y además venías con los guardias— le quitó importancia —¿Necesitas algo más?

—No— movía con nerviosismo la caja en sus manos.

—Vamos, alcancemos a la señora Bae— le ofreció la mano al Omega y el decidió aceptar tímidamente.

—Perdón por tomar tu ropa sin permiso.

—No pasa nada— si, no había pasado por alto que la alpaca llevaba una de sus sudaderas y se veía realmente adorable.

Llegaron con la señora Bae y JungKook se encargó de pagar todo mientras que los tres alfas cargaban las compras, la señora Bae llevaba una pequeña bolsa y Jimin su caja de galletas a la cual se aferraba como si tuviera miedo de que alguien se la quitará.

JungKook hubiera llevado su auto si alguien de nombre Kim NamJoon no le hubiera llamado gritando diciéndole que la señora Bae estaba ayudando a Jimin a escapar. Estaba consciente que eso podría pasar, pero era peligroso que intentará salir del territorio de los dragones porque estaban en montañas y el omega no conocía, podría perderse, lastimarse o algo mucho peor. Jeon no se imaginaba un mundo en el que Jimin no existiera.

Llegaron a la casa y los guardias tan sólo dejaron las compras y volvieron a sus puestos, la señora Bae se dirigió a la cocina y la pareja se quedó en la sala.

—¿Quieres una? — el Omega le ofreció de sus galletas que aún estaban cerradas.

—Claro— aceptó y el menor le entregó la caja, ahí JungKook entendió que es lo que su esposo quería, necesitaba que le abriera la caja con la había batallado todo el camino. El alfa tomó la caja, la abrió con facilidad y agarró una de las galletas para después devolverle la caja.

—Gracias— el mayor pudo percibir una pequeña sonrisa y eso lo hizo emocionarse.

—Oh, cierto— buscó en su sacó hasta que encontró un sobre blanco que le entregó a su esposo —Tu familia mandó esto, nos invitan a una cena en su territorio para la próxima semana.

—¿Una cena?

—Si, creí que te pondría feliz porque podrás verlos~.

—Gracias, JungKook~ — veía aquella carta con tanta felicidad que el alfa comenzó a tener miedo de averiguar algo sobre aquella familia que pudiera lastimarlo.

Dragón EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora