Cap. 017

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—Las alpacas acostumbran vivir en grupos, pueden deprimirse si se sienten solas— NamJoon leía mientras JungKook lo escuchaba atentamente.

—¿Debo traer más híbridos alpaca?

—O puedes hacer que se sienta aceptado en el grupo, que se sienta parte de nosotros.

—Él dijo algo sobre no pertenecer aquí.

—Tal vez sienta que no es aceptado— NamJoon apagó su móvil.

—¿Y qué puedo hacer?

—Podrías hacer que salga de casa, la mayor parte del tiempo se la pasa encerrado y sólo sale cuando tú vas con él, de dónde viene seguramente caminaba e iba por dónde quisiera sin problema también el matrimonio fue bastante repentino así que no tuvo ni siquiera tiempo de darse a la idea que se iría lejos del hogar donde creció— Ji-ho decidió unirse a la conversación.

—Puedes dejar que tenga amigos y darle un nuevo celular, cuando le di mi número vi que era uno muy antiguo.

—Lo sé, esta tarde iré a comprarle uno— soltó un suspiro.

—Tiene diecinueve años aún, es bastante joven y necesita hacer cosas acordé a su edad, ir a clases, convivir y ser cortejado de la manera correcta— el guepardo intentaba recordar que era lo que él hacía a esa edad —Debes cortejarlo antes de marcarlo o, aunque sean pareja destinada él puede rechazar la marca y ya sabes lo que eso significa para ambos.

—Depresión, dolor y muerte— NamJoon habló.

—Ya lo sé, no quiero ni siquiera pensar en eso— revolvió su cabello con desesperación —A Taehyung y Hoseok los mande al reino de las alpacas a investigar, YoonGi y Jackson están ocupados con sus trabajos y sólo me quedan ustedes dos y SeokJin.

—¿Para qué?

—Para que puedan hacer que Jimin se sienta incluido, pero ninguno de ustedes tiene pareja-

—Estoy en proceso— Kim interrumpió.

—Yo no tengo, pero sé que me irá mal si intento algo con la alpaquita.

—No creo que a Jin le moleste, sabes que es el bastante amigable y se puede llevar bien con Jimin.

—Eso espero, pensé que ya por fin había avanzado algo con él y solamente parece que sigo estancado— refunfuño —Iré a la ciudad, dile a SeokJin que venga en la tarde y vuelvan a trabajar— indicó y salió de la cafetería donde les había pedido verse.

—No entiendo, si son destinados ¿Por qué Jimin no se da cuenta?

—Ni idea— el conejo de encogió de hombros y ambos volvieron a su puesto de trabajo fuera de la casa del príncipe, habían dejado a unos reemplazos por un rato.

—¿No hay nada que informar?

—La señora Bae y el príncipe Park salieron al supermercado.

—¿Y no los acompañaron? — Ji-ho cuestionó.

—No...— ambos reemplazos se miraron mutuamente para responder —¿Debíamos?

—El trabajo es cuidarlo en todo momento— NamJoon jalo su cabello y tomó a su compañero para comenzar a caminar hacía el supermercado. Al llegar se separaron para recorrer los pasillos hasta que encontraron a la señora Bae.

—Señora— Kim se acercó a la mujer —¿Dónde está Jimin?

—Me dijo que quería buscar unas galletas— informó y le entregó su canasta de compras al Alfa para que lo ayudará.

—Woo, ve y busca a Jimin— ordenó y el guepardo obedeció para recorrer los pasillos hasta que regreso con los otros dos.

—No está.

—¿Qué?

—La alpaquita no está.

—¿Cómo que no está?

—Ya le di la vuelta al lugar y no lo vi por ningún lado— miró a la señora Bae ¿Noto algo extraño?, ¿Alguien que los siguiera?

—No...

—¿A él lo noto raro?

—¿Algo raro en el señor Kim?, No, no note nada.

—Iré a revisar las cámaras de seguridad, tú avísale a JungKook— Ji-ho se alejó corriendo.

—Por favor espere aquí hasta que podamos resolver esto— NamJoon sacó su móvil para llamar a su jefe.

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—Uno, dos, uno, dos— Jimin caminaba sin soltar las cintas de su mochila, su plan era volver a casa o encontrar algún lugar donde fuera recibido, sus orejitas y colita de alpaca habían desaparecido al igual que su aroma natural a melocotones gracias a los inhibidores. No quería que por dónde fuera se dieran cuenta que era un Omega o un príncipe no quería que volvieran a usarlo por estas dos cosas, ahora el problema era entrar el camino para bajar de las montañas, no todos en el reino eran criaturas voladoras así que debía haber algún camino para subir y bajar, solamente era cosa de encontrarlo.

Siguió caminando haciéndole caso a su instinto, de alguna manera iba a salir de ahí y podría encontrar un hogar, un lugar donde no fuera usado, ya ni siquiera creía que los destinados existieran, ahora que lo pensaba parecía más un cuento absurdo. Llegó a una pequeña tienda en la que decidió entrar para conseguir algunos caramelos y tal vez un mapa si es que había.

—Eres bastante bonito como un Omega— comentó la amable mujer que lo atendía.

—Gracias...— sus mejillas se pusieron rojas —¿Sabe cómo puedo llegar al pie de la montaña?

—Debes pasar por el resto de las montañas, cada una es más baja que la otra y al llegar a la más baja hay personas que se encargan de subir y bajar a las personas.

—¿No hay un camino más corto?

—Hay uno, no es tan corto porque está es la segunda montaña más alta del reino, va por niveles y callejones para bajar a cada uno, entre más bajo llegues las escaleras comenzarán a parecer menor cuidadas hasta que llegue el punto que no habrá más camino y tendrás que encontrar uno por cuenta intentando no caer.

—Entendido— era una alpaca, no debía ser tan difícil.

—Te recomiendo pasar por los puentes, es el camino más sencillo y no es para nada peligroso.

—Solamente quiero irme, así que lo pensaré— pago por sus caramelos y salió de la tienda.

De inmediato notó que había pequeñas luces rojas, como si estuvieran avisando sobre algo importante, pero decidió ignorarlo, él pronto se iría y no debía importarle. Se dirigió hacia uno de los puentes y justo cuando se decidió a cruzar un alfa lo detuvo, llevaba su uniforme de policía.

—¿Podría mostrarme su identificación?

—¿Mi identificación?

—Si— asintió.

—¿Para qué?

—Estamos en estado de alerta, debemos revisar quienes entran y salen— explicó brevemente.

—No traigo identificación conmigo— se cruzó de brazos e hizo un puchero.

—Espere un momento— sacó su móvil y pareció revisar algo mientras lo veía de reojo —¿Podría acompañarme?

—¿Eh?

—Venga conmigo, por favor— lo tomó con delicadeza del brazo y comenzó a caminar.

—¿Qué es lo que sucede?

—Debemos verificar algo...

Dragón EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora