Cap. 028

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—¡Jun-myeon! — corrió hasta el extremo del puente, pero al llegar comenzó a caminar con cuidado sin soltar el barandal.

—Hola, Minnie— el alfa lo saludo con una sonrisa.

—Kookie me dijo que podíamos ir al museo del castillo a estudiar, dice que hay una sala biblioteca y que ahí nadie nos va a molestar~.

—De hecho, estaba pensando en ir a una cafetería que queda no muy lejos de aquí.

—¿En la ciudad?

—Si, es una cafetería famosa y estoy seguro que te encantará, tienen postres y más en forma de animalitos tiernos— intento convencerlo.

—Está bien— aceptó.

—Bien, vamos— iba a tomar la mano del Omega, pero Jimin abrazo su mochila en forma de conejito —¿Me permites ayudarte con tu mochila?

—No, gracias— se negó, JungKook le había regalado esa mochila y tenía su aroma a chocolate que tanto le gustaba.

—Tu forma de cargar la mochila es extraña.

—Me gusta abrazarla— respondió con una sonrisa.

—Parece que te gusta mucho abrazar.

—Me gusta hacerlo, los abrazos de alpaca con los mejores~.

—Nunca me ha abrazado una alpaca.

—Que mal— fue lo único que Jimin contestó y siguieron caminando juntos hasta acabar al otro extremo del puente donde el alfa fue por la bicicleta que había dejado estacionada.

—Será más rápido ir en bicicleta que a pie.

—No lo sé, Kookie y Jin siempre me llevan cargando— se encogió de hombros. Sentía que el aroma de aquel alfa era cada vez más fuerte y eso lo incomodaba, era como si estuviera cerca de su celo.

Su amigo lo llevo en bicicleta hasta la cafetería y Jimin cada vez sentía más fuerte el ahora a café de al Alfa.

—¿Está es la cafetería?

—Si, es un lugar bastante tranquilo, aquí nadie nos va a molestar.

—Ok— asintió y juntos entraron a la "cafetería", una chica los guío a una sección privada donde les entregaron la carta.

—Quiero una malteada de chocolate y un flan— Jimin ordenó y después su acompañante pidió otra cosa, la mesera se retiró y ellos quedaron a solas.

—Ayer Kookie me ayudó con algunos ejercicios del libro, pero ya no me pudo ayudar en los demás porque le ganó el sueño— Jimin sacó su libro de la mochila, un cuaderno y un lapicero.

—¿Podemos comer y después estudiamos?

—Pero venimos a estudiar— hizo un puchero —Debo salir bien en los exámenes.

—Pero hoy no tenemos clases, podemos descansar un tiempo— La mesera volvió y dejó su orden sobre la mesa para después irse —Mira, tu flan es tan bonito.

—Si, es bonito— siguió viendo su libro, tomó un trago de su malteada y comenzó a contestar.

—Jimin, comamos y después estudiamos juntos— le quitó el lapicero.

—Mi lapicero...

La realidad es que el alfa ni siquiera llevaba su libro o algo para estudiar, solamente quería quedarse a solas con Jimin.

—Pronto entraremos a la universidad y ya no tendremos un momento de descanso así que debemos disfrutar los momentos libres que nos quedan.

—Está bien— la alpaca termino aceptando así que comenzó a comer de su postre y a seguir tomando su malteada.

—¿Y cómo fue que terminaste casado con el príncipe Jeon?

—Por un tratado de paz.

—Eso quiere decir que no lo quieres.

—Si lo quiero~.

—¿Y qué hay de él?

—¿Él?

—¿Te quiere o no?

—Si, si me quiere— asintió.

—¿Por qué aún no te marca? — vio como Jimin llevaba su mano hacia su cuello.

—Decidimos esperar para hacerlo.

—¿Para qué?

—Es lo mejor, ambos nos queremos y queremos hacer las cosas bien.

Una vez que ambos terminaron sus postres el omega tomó su lapicero de nuevo.

—¿Has resuelto este problema? — señaló su libro.

—Si, es sencillo una vez que lo entiendes— se levantó de su asiento y se colocó atrás de Jimin recargando su cabeza en el hombro del menor —Sólo tienes que hacer esto— comenzó a explicarle, pero pronto se distrajo con el dulce aroma del Omega.

—Estas muy cerca— Jimin farfulló, aunque fue ignorado y el alfa siguió explicando bajando una de sus manos discretamente hasta su cintura para acariciarlo —¿Qué estás haciendo? — se removió en su lugar para intentar quitárselo.

—Minnie... — el alfa soltó el lapicero y lo abrazó asustando al Omega.

—¡Suéltame! — gritó e intento empujarlo.

—Minnie— sostuvo con fuerza su cabeza y le beso el cuello.

—¡Suéltame, Jun-myeon! — gritó molestó.

—Yo seré un mejor alfa que el príncipe Jeon, solamente ayúdame con mi celo— jadeo y siguió sosteniendo a Jimin que luchaba por liberarse, pero el alfa se negaba además de que era más fuerte.

—Creo que el príncipe fue muy claro— Jun-myeon se sorprendió al escuchar esa voz y soltó a Jimin que de inmediato se escondió debajo de la mesa sin fijarse en quien lo había salvado. Cerró sus ojitos y tapo sus oídos para no escuchar nada, no supo cuánto tiempo paso hasta que alguien tocó su hombro.

—Alpaquita, hora de irnos.

—¿YoonGi? — preguntó sin abrir los ojos.

—Si.

—¿Ya se fue?

—Si, ya se fue, no te preocupes~ — YoonGi al ver que no se movía decidió sacarlo a la fuerza de su escondite —Vengo del servicio de rescate de alpaquitas así que no debes tener miedo.

En realidad, Min había sido enviado por JungKook para que lo cuidará junto con su grupo de trabajo, en cuanto vio el lugar al que habían entrado tuvo sus sospechas así que estuvo cuidando de cerca e intervino cuando escucho los gritos del príncipe. Sus hombres se llevaron al alfa en celo y también se encargaron de llamar a JungKook para contarle de lo sucedido.

—Vamos, alpaquita— lo cargó sobre su hombro para llevárselo, al parecer Jimin estaba bastante asustado, al salir de la cafetería ya había varias patrullas fuera y a los segundos vio a tres dragones sobrevolar la ciudad —Llegaron por ti, Minnie.

Pronto los tres dragones se transformaron a sus formas de híbridos hasta que aterrizaron frente a ellos.

—¡Minnie! — en cuanto el Omega escucho esa voz abrió los ojos y lo busco.

—Entrega de alpaquita— YoonGi lo dejo en brazos del dragón.

—¡Kookie! — gritó y lo abrazó con fuerza.

—¿Qué fue lo que sucedió? — preguntó preocupado.

—Quiero ir a casa...

—Si, Minnie, iremos a casa— miró a su madre y a su hermana que hablaban con los oficiales de policía, ellas asintieron y le hicieron señales para que se fuera.

—Aquí está su mochila— YoonGi había vuelto a entrar para recoger las cosas de Jimin.

—Gracias, no vemos después— susurró —Encárgate de ese maldito— extendió sus alas para poder ir a casa lo más rápido posible.

Al ver a su esposo salir de casa tuvo un mal presentimiento por lo que le ordenó a YoonGi seguirlo para ayudarlo en lo que necesitará, en su momento se sintió mal y como un maldito controlador, pero ahora no se arrepentía de su decisión, no quería imaginarse lo que hubiera sucedido si no hubiera dado esa orden.

Dragón EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora