Cap. 018

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—Espera aquí— el oficial le indicó al Omega, lo dejo dentro de una oficina y después alguien se encargó de llevarle un vaso con agua y ahí se quedó solo.

—Uno no puede ir a buscar un hogar porque lo arrestan— refunfuño y sacó su alpaca de peluche de su mochila para abrazarla, pasaron los minutos y nadie volvía a entrar a aquel cuarto —Tengo prisa— comenzó a mover sus pies con impaciencia hasta que por fin alguien entró.

—Hola, soy la oficial Jun.

—¿Ya puedo irme? — preguntó mientras abrazaba con más fuerza su peluche lo cual le causó curiosidad a la mujer.

—¿Cuál es tu nombre? — decidió tomar asiento frente al rubio.

—Jimin.

—¿Y a dónde te dirigías, Jimin?

—A casa.

—¿No eres de aquí?

—Yo no pertenezco aquí, iré a casa.

—¿Por qué dices que no perteneces aquí? En este lugar todos son bien recibidos~.

—Yo no lo soy, así que me voy— respondió algo incomodo.

—¿Y en dónde está tu casa?

—No lo sé.

—¿Cómo que no lo sabes?, ¿Entonces a dónde irás?

—No lo sé, lejos de aquí y de todo— tomó las patitas de su muñeco y comenzó a moverlo.

—¿No es mejor quedarte aquí o volver al lugar de donde viniste?

—¿Para qué? Después del festival seré desechado seguramente.

—Pero tú eres el príncipe, ¿Por qué-

—No soy un príncipe, lo odio— decidió levantarse —Me iré, no hay ninguna ley que me obligue a quedarme aquí— se dirigió a la puerta y la abrió para después salir de aquella comisaría a la que había sido llevado.

Los oficiales intentaron convencerlo para que se quedará hasta que el príncipe dragón llegará, esa era la indicación que había tenido al informar sobre la aparición del Omega, pero no podían ni siquiera tocarlo por miedo a lastimarlo. Jimin harto de que lo siguieran se echó a correr; aunque los policías decidieron ir tras él y no se le ocurrió otra forma que escapar más que como le enseño Jaehwan cuando salía del castillo sin permiso y no quería que los guardias lo atraparán, se metía entre calles y así estuvo un rato hasta que vio un callejón, tal vez serían los que la amable señora le había mencionado así que se adentró en ellos para escapar de los oficiales, pero casi al terminar de bajar las escaleras cayó ya que los escalones cada vez eran más pequeños.

Le dolía todo, sus brazos, rodillas y su rostro, no había alcanzado a meter las manos y había caído de frente, incorporó para de nuevo sentarse y hacer un puchero.

—Tontas escaleras— refunfuño e iba a seguir insultando a las escaleras si no fuera porque un sonido como de una alarma lo interrumpió —Tontas alarmas— se levantó del suelo y se dirigió al puente que veía frente a él, no parecía bastante estable, pero JungKook le había dicho que todos los puentes del reino estaban en buen estado y se mantenían en constante mantenimiento.

El otro extremo del puente estaba bastante alejado, pero alcanzaba a ver otra montaña que parecía tenía un camino para subir y bajar por ella. Comenzó a caminar sobre el puente intento no mirar hacia abajo e ignorando la alarma, cuando iba casi por la mitad el puente comenzó a sacudirse de manera violenta por lo que decidió apresurar el paso, pero se paralizó al ver cómo la estructura cedía y del lado de donde llego poco a poco caía. Cerró los ojos al sentir que caía, por un momento todo se volvió oscuro y un zumbido en los oídos era lo único que escuchaba.

Pensaba que ese era su fin, pero de repente algo cálido lo abrazó y en ese momento soltó en llanto, aún no quería morir, había tantas cosas que no había hecho o visto.

—Todo está bien, Minnie— escuchó aquel murmullo y pronto el zumbido en sus oídos desapareció —No pasa nada, aquí estoy— aquella voz y el aroma lo comenzaban a tranquilizar, así que decidió abrir los ojos encontrándose con el rostro de su esposo.

—¿Jung... JungKook? — tartamudeo al hablar.

—Sólo deja que pasé y te bajaré— el otro susurró y Jimin notó la alarma seguía sonando, cuando por fin se detuvo JungKook lo regreso hasta tierra, lo acomodó en el suelo y se colocó de rodillas frente a él —Ya todo está bien, Minnie— le acarició con cuidado la mejilla intentando no tocar los raspones que tenía, pero se detuvo al ver que Jimin hacia un puchero y sus ojos se volvían a llenar de lágrimas.

—¡Dijiste que todos los puentes eran seguros! — reclamó y comenzó a tallar sus ojitos con sus puñitos —¡Me mentiste! — a la vista del dragón su esposo parecía un niño pequeño.

—Lo sé, lamento mucho lo que sucedió— tomó las manos del menor para que dejara de tallar su rostro y evitar que fuera a lastimarse —Pero no contaba con este puente del que no hay registros y que la tierra temblará así de fuerte— se defendió y limpio las lágrimas de la alpaca con cuidado.

—¿Temblor?

—Si, la alarma que se escuchaba es la alerta sísmica y suena para advertir sobre algún movimiento fuerte en la tierra— explicó —Cuando la escuches debes alejarte de los puentes y buscar una zona segura porque las estructuras pueden colapsar y hacerte daño— el Omega se quedó en silencio —¿Qué estaban haciendo aquí?

—Quería escapar, los policías me estaban siguiendo y entre al callejón...

—¿Y por qué ellos te estaban siguiendo?

—No lo sé.

—Porque de repente te desapareciste, me tenías preocupado y por eso el reino estaba en estado de alerta, todos tenía la orden de que si te veían debían detener y evitar que te fueras— no hubo respuesta por parte del menor —Me asusté mucho cuando te vi caer...

—Ya no mientas.

—¿En qué mentí ahora?

—Tú no te preocupas por mí, sólo me usas y cuando deje de ser necesario te vas a deshacer de mí.

—¿Por qué crees eso?

—Porque así es, solamente necesitabas casarte para convertirte en rey, en cuando lo seas yo ya no te seré útil y volveré a mi reino a qué alguien más encuentre la forma para usarme— el alfa se quedó en silencio y con delicadeza tomó las manos de Jimin notando que también tenía raspones como en el rostro.

—¿Eso es lo que te tenía mal últimamente?, ¿Es por eso que intentaste salir del reino? — Jimin asintió —En el festival yo no convertiré en rey, así que nuestro matrimonio no fue por eso.

—¿No serás rey?

—No, yo aún no estoy preparado, pero igual me dejaras en cuanto te enamores de alguien.

—¿Cuándo conozca a mi destinado?

—Eso no existe.

—¿Ah no? — le dolió el pecho al escucharlo decir eso.

—No, solamente es un cuento para niños.

—Pues yo creo en ese cuento para niños.

—Entonces cuando creas encontrar a tu destinado me dejaras y alguien me encontrará otro uso, yo solamente quiero vivir como alguien ordinario y no tener que pasar por esto otra vez.

—Yo ya encontré a mi destinado— sabía que si lo seguía ocultando solamente le causaría más daño a Jimin y dejando que se hiciera ideas equivocadas.

—Entonces déjame ir...

—No puedo hacerlo.

—¿Por qué?

—Porque tú eres mi destinado, Jimin.

Dragón EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora