Cap. 012

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Llegaron a su casa y el alfa se apresuró a llevar a Jimin a la habitación principal, lo recostó en la cama y él se encerró en el baño, tomó una bocanada de aire e intento tranquilizarse.

—Debemos calmarnos...— murmuró y se acercó a la bañera abrió la llave del agua fría y la dejo llenarse mientras él se lavaba el rostro con agua fría, necesitaba mantenerse bajo control y no dejarse llevar por sus instintos animales. Cerró la llave del agua cuando la bañera se llenó y salió de la habitación para encontrarse a Jimin abrazando su alpaca de peluche, tenía sus ojitos cerrados su respiración estaba agitada y sus mejillas rojas.

—Alfa...— el rubio lo llamó, para los Omegas les era mucho más difícil controlar sus instintos en el celo que a los alfas, era como si su parte racional desapareciera por momentos.

—Minnie...

—Alfa— el Omega abrió los ojos, soltó su peluche para después enderezarse —Te necesito...— estiró sus brazos hacia el dragón que se acercó y lo abrazó, sin esperar que Jimin se le colgaría como oso koala —Me duele— susurró.

—Lo sé, Minnie— comenzó a caminar de regreso al baño —Te voy a ayudar, pero necesito que intentes mantenerte tranquilo...

—Tengo calor— refunfuño y soltó un leve gemido al sentir una nueva oleada de calor.

—Tranquilo, Minnie— comenzó a soltar a feromonas intentando que se relajará y que el dolor que pudiera llegar a sentir no fuera tan intenso. Lo quiso dejar en el suelo, pero el Omega se negaba a soltarlo —Vamos, Min, esto es por nuestro bien.

No quería darle supresores, sabía que usarlos por mucho tiempo podría afectar su salud y además era mucho más peligroso usarlos para detener el celo cuando esté ya inicio.

Lo hizo sentarse en el retrete y lo desvistió tratando de ignorar la voz en su cabeza que le pedía seguir sus instintos. Al terminar de quitarle la ropa volvió a cargarlo y lo hizo entrar a la bañera con agua fría que lo hizo jadear.

—Shhh, estarás bien— Jimin se quejaba y se negaba a soltar a su esposo.

—Esto te ayudará, después te pondremos tu pijama e iremos a dormir.

Jimin se le figuro a un gatito no queriendo entrar al agua, pero igual tuvo que entrar y así calmar el calor de su cuerpo. Al sacarlo de la bañera se apresuró a cubrirlo con una bata, salieron del baño y lo quiso dejar en la cama, pero Jimin no quería soltarlo y camino con la alpaca abrazado a su torso.

—¿Cuál pijama quieres usar? — le preguntó al abrir el armario, pero el menor negó con la cabeza y señaló el armario perteneciente al dragón —¿Quieres usar algo de lo mío? — Jimin asintió y se dirigieron hacia el armario, eso emociono al alfa, el Omega parecía estar buscando estar con él en su celo y eso significaba que lo aceptaba.

El Omega escogió una camiseta de un tono de azul oscuro que en las mangas tenía una flores en blanco, lo ayudó a vestirse y lo acomodó en la cama e intento salir de la habitación, pero eso parecía alterar más al Omega.

—Dormiré en el suelo, ¿Sí?

—No— negó con la cabeza —Alfa junto a Minnie.

—No, alfa en el suelo— se negó.

—Alfa aquí— señaló el lado vacío de la cama y JungKook no supo cómo sucedió, pero de un segundo a otro ya estaba sentado en el lugar indicado, al parecer su lado animal no se podía resistir a las órdenes de su Omega.

—Bien, tú ganas, aquí me quedaré— Jimin pareció feliz con eso y se acurrucó en el pecho del dragón, al parecer su calor se había calmado al igual que el dolor.

Esa noche el dragón casi no durmió por estarlo cuidando y por no perder la conciencia dejando a su lado animal tomar el control. Su celo sólo duraría unas cuantas horas más y debía resistir, así como había hecho tantos años, pero el de Jimin mínimo duraba tres días y los tres días debía cuidarlo.

En la mañana se levantó de la cama y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno y también aprovecho para llamar a la señora Bae para que no fuera en esos días y también llamo a su hermana para avisar que no iría al trabajo por unos días.

Tuvo que tomar su desayuno rápidamente y en una fuente sirvió el del menor para llevárselo a la habitación, pero se encontró al Omega soltando leves gemidos mientras frotaba sus partes íntimas con su almohada.

—Alfa...

Si, así tuvo que soportar setenta y dos horas, las primeras fueran realmente duras porque él también estaba en celo, pero cuando por fin aquel instinto desapareció todo fue un poco más tranquilo, los calores de Jimin las primeras cuarenta y ocho horas eran seguidos, sólo eran cuestión de unos pocos segundos de diferencia entre uno y otro, así que debía aprovechar esos escasos minutos para alimentarlo. Las últimas veinticuatro horas todo se volvió más sencillo, ya no eran tan seguidos y podían pasar horas para que tuviera una oleada de calor y ya parecía estar bastante cansado que durmió la mayor parte del tiempo.

Necesitaba averiguar que había provocado el celo tan repentino de su esposo.

Dragón EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora