Al día siguiente desperté y lo primero que hice al abrir mis ojos fue leer los mensajes en mi móvil. Al parecer el rumor de mi relación con Jayden ya se había esparcido por todo el instituto porque mis mejores amigos me habían mandado varios mensajes en el grupo de chat que teníamos.
Decidí no leerlos, no por ahora, al menos.
No tenía idea de cómo iba a salir de esto.
Me bañé en quince minutos y me alisté en la misma cantidad de tiempo. Una vez que estaba lista, salí de mi habitación encontrándome con Jayden en el pasillo. Salía del baño y llevaba solo una toalla envuelta alrededor de sus caderas mostrando su pecho desnudo.
Su cabello estaba oscurecido por estar mojado, y algunas gotitas de agua caían por su pecho, mojándolo y arrastrándose por su torso.
Me quedé como una idiota mirándolo, sin decir nada.
—Buenos días.
Alcé la mirada de su duro estómago y la clavé en sus ojos verdes. Él parecía haberme pillado en el acto de observarlo fijamente, pero por suerte, no dijo nada.
—Hola —murmuré parpadeando.
Jayden se alejó tan rápido como apareció, como si fuera un fantasma.
Cerró la puerta de su habitación con fuerza y yo me estremecí por el ruido. Al parecer, volvíamos a ser los mismos de siempre. La tregua de ayer se había roto.
Me acerqué a la cocina donde mamá estaba preparándose una taza de café, en la sartén se freían dos huevos y en la encimera de la cocina los panes estaban metidos en la tostadora.
—Buenos días, mamá. —La saludé mientras me sentaba en la silla de la isla abierta de la cocina.
—Hola, cariño. —Se tomó su tiempo antes de mirarme—. ¿Y Jayden?
—No lo sé.
Negó.
—No quiero que lleguen tarde a su primer día de clases. —Miró mis manos que tomaban las tostadas que saltaron de la tostadora—. ¿Y tus cosas?
Me reí.
—Relájate, mamá. Dejé mi bolso en el dormitorio, pero te juro que está listo. Falta una hora para la entrada al instituto, hay tiempo.
Soltó el aire que almacenaba en su pequeño cuerpo, casi riéndose.
—Tienes razón, estoy un poco paranoica, pero no quiero que lleguen tarde. —En ese momento Jayden salió del pasillo mostrando su atuendo de hoy. Vestía una camiseta negra con alguna banda que no reconocí impresa en el pecho. Los músculos de sus brazos apretaban las mangas. Llevaba unos vaqueros negros rotos en las rodillas y sus usuales botas de cuero desgastadas. En el cuello portaba sus collares de plata y anillos en los dedos de las manos. Mamá ni siquiera reparó su atuendo, le sonrió mostrando unos pliegues alrededor de sus labios y señaló la silla a mi lado—. Buenos días, Jay, siéntate, cariño.
Se sentó a mi lado, rozando mi brazo con el suyo.
Ni siquiera me miró.
Tomó la tostada que estaba en mi plato y la mordió, masticándola mientras veía algo en su celular.
—¡Oye, esa es mi tostada!
Mamá, quien estaba de espaldas, se dio la vuelta con la espátula en la mano. Los huevos se frían en la sartén a su espalda.
—Clara, no seas quejica. Puedes hacerte otra tostada.
—Pero me la iba a comer yo. —Hice puchero, molesta, mirando mal a Jayden.
ESTÁS LEYENDO
El motivo de amarte
Teen FictionClara Russet tiene como objetivo de último año en su instituto conquistar al que ha sido su crush por años, pero no contaba con verse envuelta en una relación falsa para hacerlo. Y peor con su enemigo de toda la vida. ☽ ☽ ☼ ☾ ☾ Clara Russet no sopo...