12 | FURIOSA EN VERDAD

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Estaba tan molesta que lancé mi cuaderno de Química dentro de mi casillero y este rebotó con un sonido sordo contra el metal. La chica a mi lado, quien sacaba algo de su casillero, me lanzó una mirada de reojo que yo apenas registré porque estaba tan furiosa que veía todo rojo.

¿Cómo el idiota de Jayden se atrevía a terminar conmigo sin ninguna razón y luego lanzarme lo de Dave así como así? Se había vuelto loco. ¿Qué diablos le pasaba? Quería ir y darle una buena patada en las pelotas, pero eso solo avivaría nuestra pelea y la verdad, estaba algo cansada de lidiar con él.

Jayden me confundía.

Anoche había despertado en mi cama como por arte de magia, luego de haberme quedado dormida en el sofá de la sala. Lo que significaba una cosa, que Jayden me había cargado hasta mi dormitorio, porque mamá no había sido. ¿O sea primero se molesta y luego me carga en volandas?

—¿Has escuchado lo que dicen por ahí? —Fueron las primeras palabras de Cloe cuando apareció detrás de mí.

Cerré mi casillero con un suspiro cansino y volteé.

—No, y si es un chisme no quiero saber. Me vale.

Las cejas oscuras de mi mejor amiga se alzaron.

—Vale, estás molesta, lo pillo. Pero es acerca de ti.

Mi corazón se detuvo.

—¿De mí? —repetí.

—Y de Jayden —remató—. Dicen que han terminado. —Hace una pausa—. ¿Es verdad?

¿Cómo puede haber llegado nuestra ruptura a oído de todos tan rápido? ¿Acaso alguien nos escuchó a Jayden y a mí ayer discutiendo? Joder, esto se estaba saliendo de control. No quería que nadie hablara sobre mí porque odiaba la atención no deseada, y si la gente estaba hablando por ahí sobre mí, era porque alguien nos oyó. ¿Verdad?

Me encogí en mi lugar lanzando una mirada por encima del hombro, notando que varias personas me miraban de reojo, algunas sin malicia, otros con curiosidad y otros pocos con furia, como si yo fuera la culpable de todo. Había fans acérrimos de Jayden desde que jugaba al fútbol aquí en el instituto y era muy probable que todos ellos estuviesen molestos conmigo. Lo estuvieron cuando Lissandra y Jayden terminaron, aun seguían molestos con ella, tal vez por eso quería regresar con él, porque la popularidad y Jayden iban de la mano y ella ansiaba eso y más.

Yo no quería nada de esto. Solo terminar bien el año, con buenas calificaciones, e ingresar a alguna universidad para estudiar una carrera. Es lo que mi madre me inculcó y es algo que realmente esperaba lograr, pensaba que sería fácil este último año, pero estaba siendo caótico. Empezando con la relación falsa con Jayden, ¿qué creí que saldría de todo esto? Solo estaba pensando con el corazón, no con el cerebro. Supuestamente iba a salir beneficiada, tal vez con una oportunidad con Dave. Pero no, todo terminó y lo único que conseguí fueron chismes sobre mí en los pasillos del instituto y miradas condescendientes de personas que ni siquiera me conocían. Era fácil juzgar a alguien, pero muy difícil ponerse en los zapatos de esa persona. Si así fuera, la vida no sería una perra.

—Sí —le contesté a Cloe con un resoplido—. No puedo creer que ya lo sepa todo el mundo. ¿Quién mierda está esparciendo esos chismes?

—¿Quién más? —Se burló—. Rose.

Rose Miller.

La cotilla del instituto. La abeja reina del Instituto Trinity Hall. La única con el poder para esparcir rumores y chismes como si se tratase de pólvora.

A la que iba a arrancar el cabello si seguía hablando de mí.

No era violenta, lo había dicho mil veces, pero cuando me sacaban de mis casillas era capaz de matar. Figuradamente, claro, no era una asesina. Pero estaba cerca de serlo porque mi paz mental pendía de un hilo si los rumores se seguían esparciendo.

El motivo de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora