13. Theerapanyakul

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Porchay se quedó mirando al teléfono totalmente en blanco, sin notar que su respiración se había acelerado y temblaba por completo, hasta que tras él, Kim empezó a sacudirlo.

El chico lo miró, boqueando un par de veces, sin decir nada realmente. Su jefe sostuvo su mejilla con delicadeza y le quitó el teléfono de las manos. Su mirada se oscureció al leer los mensajes de su hermano. Presintiendo lo que se avecinaba, Kim giró el cuerpo del chico, hasta que estuvo medio recostado en su regazo.

- Bebé...

Nunca había consentido los apodos cariñosos. Ni que se los dijeran, ni mucho menos, decirlos él. Pero el rostro apaleado de Porchay le había arrancado del alma aquella simple palabra. Apartó los ojos de él apenas unos segundos al mirar movimiento tras la puerta corrediza, y tras percatarse de que era Big, le hizo un par de señales.

El guardaespaldas corrió a la habitación de su jefe y tomó una caja de la mesa de noche. Se apresuró a volver, y con pesar, se arrodilló mientras sacaba una jeringa con un líquido transparente y se la tendía a Kim.

Porchay no parecía saber que sucedía a su alrededor. Sentía como si alguien le estuviera golpeando la cabeza fuertemente. Porsche no podía volver. No podía hacerlo mientras él se encontraba en el medio de una maldita guerra de mafiosos.

Una guerra que era culpa suya.

Su hermano sin duda alguna intentaría intervenir, y no solo iba a perder su beca en el extranjero, sino que iba a terminar muerto. Se permitió un fugaz momento de odio personal al desear el consuelo que los brazos de Kim le estaban dando.

El chico abrió los ojos con sorpresa al sentir algo clavarse en su cuello. Antes de que se le cerraran inevitablemente, fue capaz de ver a su jefe retirando una aguja mientras le decía algo que no pudo entender.

Big miró a Kim, que seguía mirando a Porchay con una mezcla de preocupación y enojo. Sin decir una palabra, le tendió el cuerpo del chiquillo para que lo llevara dentro, antes de darle instrucciones de contactar con alguien en Inglaterra, y de despertar a Ken para que saliera a buscar a un pequeño imbécil que no había entendido su lección en Arcadia.

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Apenas una hora después, Kim y Oberyn se encontraban encerrados en su oficina, mientras él estaba al cuidado de Porchay, que yacía inconsciente en la cama de su jefe. Sin apenas contexto de la situación, Ken había salido a buscar al amigo de Porchay, que por obra del destino se encontraba solo en casa. Aunque no por mucho tiempo.

Él estaba teniendo una batalla interna sobre qué hacer. El hermano de Porchay agregándose a la ecuación definitivamente agravaría las cosas. Ahora era más evidente que nunca que el plan de Tankhun era la mejor opción.

Desaparecer a ambos hermanos y después era asunto de Kim lidiar con su padre y con Casso.

Pero sin importar cuántas veces intentó convencerse de ello, no pudo obligarse a hacerlo.

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- Kimmy Kim

El tono cantarín lo hizo desear haber mirado el identificador de llamadas.

- ¿Qué quieres Macao? No tengo tiempo para estupideces

- Me imagino, ya me enteré en que andas matando el tiempo. Pero como sea, sólo quería avisarte que Vegas y Pete ya van en camino.

- ¿No les quedaban unos días más?

- Se suponía que volverían todos juntos, como una gran familia feliz. Pero Vegas perdió la paciencia y le disparó a uno de los jefes italianos, y bueno, sus negociaciones se movieron bastante rápido después de eso.

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