Al final, un par de cosas se convirtieron en casi dos horas de escoger meticulosamente el color, forma y tamaño de arreglos florales, decoraciones para toda superficie posible, comida que él jamás había probado e incluso música.
Tras tener un pequeño descanso mientras Tankhun ordenaba todo lo que ya había sido aprobado, Porchay se dio cuenta que sólo les quedaba la ropa.
- Sé que es un mal cliché, pero usarás blanco. Busquemos un traje sencillo.
El hombre recogió la Tablet de nuevo y empezó la búsqueda en casa de alta costura. El chico sabía lo asquerosamente ricos que eran y aun así, quiso morirse al mirar el precio de una simple camisa blanca.
Por supuesto, su cuñado apenas pestañeó, balbuceando sobre que éste o aquel corte le quedarían mejor a su tipo de cuerpo, o que éste tipo de blanco resaltaría su color de piel. Por fin se detuvo más de 10 segundos observando uno, y Porchay tuvo que aceptar que le gustaba, excepto porque la camisa era de manga corta.
Haberse acostumbrado a que Kim, Ken, Big, incluso Venecia vieran sus viejas cicatrices eran una cosa, pero aparecerse con ellas frente a un montón de gente que acababa de conocer era una muy distinta.
Estaba pensando en una manera de hacérselo saber a Tankhun sin sonar a que desaprobaba su elección, pero antes de poder vocalizar algo, el hombre se acercó.
- Las mangas no me convencen, pero...
De manera distraída, Tankhun tomó una de las mangas de su camiseta y tiró de ella hacia abajo, dejando al descubierto la camiseta blanca que llevaba debajo, y sus brazos. Porchay retrocedió rápidamente, cerrando su camisa con manos temblorosas.
La habitación quedó en un silencio incómodo, y el chico cerró los ojos, arrepintiéndose de lo que acababa de pasar. El hermano de Kim no había sido nada más que amable con él, pero su reacción había sido casi un reflejo.
Trató de calmar su respiración antes de enfrentar a Tankhun, y al abrir los ojos se topó con una expresión suave en el rostro del hombre frente a él.
- Lo lamento, no debí sobrepasarme. No estoy molesto, ¿bien?
Porchay abrió y cerró la boca, inseguro de si disculparse o decirle que él no debía disculparse. Mientras intentaba poner sus ideas en orden, miró a su cuñado sacarse el enorme abrigo verde de encima, y luego desabrocharse la camisa que llevaba.
No entendía muy bien qué estaba sucediendo hasta que una de las mangas cayó por su hombro y Porchay pudo ver una cicatriz enorme que le atravesaba una parte del cuello, el hombro y la mitad de su brazo. Era obvio que debía haberse tratado con algo, porque a pesar de ser aparatosa, su piel lucía casi lisa, como si aquello más que ser una cicatriz fuera un grabado elegante.
- Tampoco me gusta que la gente la vea. Me daba pánico pensar que alguien la mirara con asco. También me provocaba vergüenza que supieran el motivo por el que la tengo. Mi padre no tolera los errores, ¿sabes? La primera vez que me envió a hacer una negociación solo, no noté que nuestro invitado había cambiado una de las cláusulas en el documento que firmé. Cuando volví a casa mi padre me esperaba en el cuarto de castigos. La verdad es que a día de hoy no puedo recordar con qué me golpeó. Tengo algunos flashes de estar en el ala médica, con Kimmy y Kinn durmiendo junto a mi cama. Recuerdo sus caras sombrías cuando el Doctor Top me dijo que haría todo lo que pudiera para que no perdiera el brazo.
Porchay tragó saliva, congelado. Había considerado alguna vez que Kim podría no haber tenido una infancia feliz a pesar de ser rico y poderoso. Pero ahora podía realmente entender un poco la magnitud de lo que ser un heredero mafioso implicaba.
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¡Mío!♡
FanfictionUn dedo regordete apuntó a Porchay mientras Venecia gruñía "mío". A Kim se le escapó una enorme sonrisa y contuvo apenas el impulso idiota de ponerse a discutir con su primo de 3 años. El único propósito de Porchay era servir como niñero del pequeñ...