18. Feliz Cumpleaños (Epílogo)

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Porchay se acomodó la corbata una última vez, antes de escuchar a Tankhun llamarlo desde el final del pasillo. Se acercó con una sonrisa a la habitación donde sabía que estaba su hermano.

Frente a un enorme espejo, y haciendo su mejor esfuerzo por quedarse quieto mientras Pete le daba los toques finales, Porsche le devolvió una mirada tan cargada de emociones que se le apretó el pecho.

- ¡No es momento de llorar todavía!

- Vamos, creo que necesitan un momento a solas.

Una vez que se quedaron solos, Porsche se abalanzó sobre él, abrazándolo con fuerza.

- Esto es lo que yo debí haber hecho ese día...

- Porsche, las cosas eran muy diferentes hace 5 años. Deja de culparte por eso. Aunque sigas sin creerlo, no creo que hubiera sido capaz de hacerlo sin ti allí. Concéntrate en lo importante.

Porchay sabía que a pesar de todas las veces que habían hablado al respecto, su hermano siempre cargaría con la culpa de pensar que no lo había apoyado lo suficiente en su peor momento. Él jamás lo juzgó por ello, pues entendía la complicada posición en la que había quedado.

Pero ahora todo era tan diferente.

Las cosas habían cambiado exponencialmente en los 5 años que ambos llevaban como parte de la familia Theerapanyakul. El chico estaba feliz de que finalmente su hermano hubiera sido sincero con sus sentimientos y aceptara a Kinn. Su cuñado definitivamente no había tenido un camino fácil, pero su convicción le había valido.

Se dieron un último abrazo, antes de que Porsche lo tomara de la mano y ambos se enfilaran hacia el jardín de la casa principal.

Tankhun había insistido en llevar a cabo la ceremonia allí, al ser el lugar más grande. El mayor inconveniente era la presencia de su padre, pero dado su delicado estado de salud, el hombre apenas y abandonaba su habitación.

Cuando llegaron a la recepción, se dieron cuenta que todos ya estaban esperándolos fuera.

- Estoy tan nervioso, creo que voy a vomitarle los zapatos a Kinn.

- Estás portándote como si no vivieras ya con él, cálmate. Lo único que necesitas saber es que te ama, y lo sabes.

La cara de Kinn cuando lo vio aparecer pareció calmarlo por fin. Porchay nunca lo había visto sonreír tanto.

Luego de entregarle a su hermano, el chico tomó su lugar entre Kim y Venecia, que seguían peleando regularmente por su atención. Porchay le ofreció una mano a cada uno antes de que todos devolvieran su atención a la pareja, que estaba en medio de sus votos.

- Cuando te conocí en ese aeropuerto, jamás me hubiera imaginado la manera en la que vendrías a poner el caos en mi vida, ni lo mucho que yo te lo agradecería. Sé que no soy la primera persona a la que dijiste te amo, ni tu eres el primero al que le prometí la eternidad. Pero sé que seremos la única promesa del otro desde hoy. Te amo Porsche, no puedo esperar para tenerte por el resto de mi vida.

Kim soltó su mano para acercarse junto a Tankhun a ponerles los anillos, mientras Porchay usaba su mano libre para limpiarse un par de lágrimas. Estaba tan genuinamente feliz.

Cuando su esposo volvió a su lado, y mientras entrelazaba sus dedos de nuevo, Porchay tuvo uno de esos momentos de película en los que uno simplemente no puede creer lo mucho que su vida ha cambiado en poco tiempo.

Horas más tarde, cuando el banquete y la celebración se habían acabado, y cuando estaban de vuelta en su hogar, Porchay seguía sin poder dejar de darle vueltas a ese pensamiento.

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