Era la primera vez en mucho tiempo que Kim no tenía deseos de salir de su cama. Pero su teléfono no dejaba de vibrar en la mesa de noche, y sin importar lo pesado que Porchay tuviera el sueño, terminaría por despertarse.
El tono burlón de Oberyn no le mejoró el humor.
- Espero no haber interrumpido tu luna de miel, Kimhan. Tengo noticias.
- Más vale que sí.
- El tiempo que Chan había comprado para nosotros se acabó. Tu padre ya debe tener conocimiento sobre la ceremonia. Debería estar aterrizando mañana por la tarde, seguramente Kinn pueda darte la hora exacta. Por otro lado, Tankhun parece estar metido en algo, pero aún no puedo poner el dedo en qué. Tu hermano hubiese sido un jefe aterrador.
- ¿Así que hay un traidor aquí?
- Suponiendo que descartamos por completo a tu familia, debería ser alguien de la gente que trabaja para ti. Te aconsejo que busques pronto Kimhan, ya sabes que dejar una rata viva siempre ocasiona problemas.
Kim colgó la llamada, pensativo. En realidad, un traidor era un evento desafortunado, pero no una idea descabellada. Mucha de su gente había sido escogida por su padre, o había trabajado para él antes. El hecho de que ahora era Kim quien pagaba sus cheques no le aseguraba que tuviera su lealtad también.
Salió al balcón, con un cigarro en la mano. Aquello iba a ser como buscar una aguja en un pajar, y no tenía demasiado tiempo. Una vez que su padre llegara, quien fuera el traidor dejaría de esconderse, seguro de que estaría bajo la protección del patriarca.
Al regresar dentro, luchó contra su deseo interno de volver a meterse en la cama y se puso unos pantalones de pijama antes de enfilarse a su oficina. Tenía que saber quién estaba intentando fastidiarlo antes del amanecer.
**++
La habitación estaba silenciosa cuando Porchay despertó. El otro lado de la cama estaba frío, y el teléfono de Kim no estaba en su mesa de noche. ¿Había salido? Trató de calmarse. No necesariamente tenía que ser algo malo, pero odiaba esa sensación de inseguridad que se instalaba en su pecho cada vez que Kim desaparecía de repente.
Ken y Big debían seguir ayudando en la casa principal, y ya ni si quiera tenía los pequeños pasos de Venecia para ocupar su mente. ¿Debería salir a buscarlo? Tal vez no. Si había salido tan temprano debía ser algo importante. Porchay miró el anillo en su dedo. Tan descabellado como sonaba, ahora estaban casados, ¿No se suponía que uno debía compartir todo con su pareja?
¿Crees que un anillo y unas palabras ridículas van a cambiar algo entre ustedes?
Sacudió la cabeza. No podía dejar que las palabras envenenadas de Porsche lo consumieran. Su hermano no sabía toda la historia. No entendía que Kim tuvo cada momento desde que llegó a su vida para deshacerse de él, pero cada vez, eligió mantenerlo. Lo eligió aun cuando eso significó poner su vida y la de su familia de cabeza.
Incluso si no quisiera pensar en ello, ahora realmente ya no podía hacer más que confiar en él.
Se levantó y fue hacia la puerta, pero cuando intentó salir se encontró con un guardia tras ella.
- Khun Porchay, buenos días. Lo lamento, pero por seguridad por el momento no puede dejar su habitación. Si necesita algo déjeme saber y me encargaré.
¿Seguridad? ¿Qué diablos estaba pasando?
- ¿Dónde está Kim?
- Khun Kim está en su oficina, lidiando con un asunto interno. No quería molestarlo, por eso no lo despertó, pero dijo que lo llamara.
ESTÁS LEYENDO
¡Mío!♡
FanfictionUn dedo regordete apuntó a Porchay mientras Venecia gruñía "mío". A Kim se le escapó una enorme sonrisa y contuvo apenas el impulso idiota de ponerse a discutir con su primo de 3 años. El único propósito de Porchay era servir como niñero del pequeñ...