¡Mío!♡

17. Elección

Tras colgar el teléfono, Oberyn estiró una mano hacia el chico, que retrocedió asustado todo lo que pudo.

- Ven aquí dulzura. Tenemos que hablar.

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En el jardín de su casa, Kim seguía sentado en el mismo sitio, esperando ansiosamente a que alguno de sus guardias se comunicara. Cuando uno finalmente lo hizo, tras unos 20 minutos, a Kim le temblaban las manos de tal manera que le costó presionar el botón para responder.

- Khun Kim, tomé el camino del extremo derecho, y llegué a un punto muerto. El túnel parece estable, pero hay una pared de concreto que impide el paso. Y no había ninguna puerta o desvío, es completamente imposible que Khun Porchay saliera por aquí.

- Bien. Regresa por donde venías y toma un camino distinto, en caso de que alguien necesite refuerzos.

- Entendido.

El extremo derecho marcaba el camino hacia casa de los Banks, y mientras las probabilidades seguían marcando 3 a 1, algo era algo.

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Porchay pensó si tendría posibilidades de salir bien librado si gritaba por ayuda. A juzgar por la sonrisa en la cara de Oberyn, no tenía ninguna.

Pero las cosas no podían acabarse así. ¿Había llegado tan lejos para ser atrapado en el último momento? Ya se había jugado la vida al escapar del complejo, si ahora tenía que hacerlo de nuevo, lo haría.

Viéndolo levantar sus lastimados puños en señal de defensa, Oberyn le sonrío más ampliamente. Los animales heridos siempre son agresivos.

- Deja de pensar en atacarme, sabes que no lo conseguirás. Y no estoy aquí para llevarte de vuelta con Kimhan, así que tranquilízate.

Aquello no tenía ningún sentido, por lo que Porchay no se movió de donde estaba, aun mirando el hombre frente a él como una amenaza.

- He tenido mejores oportunidades de lastimarte si eso hubiera querido. Lo que quiero es hablar, después tendrás la libertad de elegir si quieres que te lleve de vuelta con él, o si quieres continuar con tu plan de huida.

¿Elegir?

Oberyn se levantó y estiró una mano hacia él de nuevo.

- No voy a discutir nada aquí. Deja de ser una cosa testaruda y ven conmigo.

Sin más opción que aceptar, Porchay la tomó y dejó que el hombre lo levantara. El cansancio de haber corrido por un túnel a oscuras y haberse caído múltiples veces lo alcanzo de golpe, pero Oberyn lo detuvo antes de que se precipitara contra el suelo.

Él se dejó llevar hasta los lavabos y se quedó quieto mientras manos gentiles le limpiaban la tierra de la cara. Antes de salir de allí uno de los guardaespaldas de Oberyn le ofreció un abrigo enorme que cubriría su pijama llena de tierra y pequeñas manchas de sangre.

De camino al estacionamiento, Porchay se aguantó apenas las ganas de llorar. Se sentía como si nada de lo que había hecho hubiera valido la pena.

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El radio volvió a sonar, y Kim fue más rápido esta vez.

- Khun Kim, tome uno de los caminos centrales, el de la derecha. No puedo avanzar más, parece que el techo sobre este tramo se desplomó.

- Regresa y apoya a cualquiera de los que tomaron los caminos de la izquierda.

- En seguida.