Capítulo 10 Extorsión

219 16 0
                                    

Me volvería loco, me volvería completamente loco si seguía a este ritmo, Lennon no dejaba de jugar, no dejaba de provocarme a cada oportunidad que se le ponía delante y yo soy un simple mortal.

La insinuación en frente a la puerta de la habitación de Jasmine había sido la gota que rebasó el vaso, ya no soportaba tenerla tan cerca y no poder tenerla. Sus brazos me rodeaban por el cuello, su aliento golpeaba mis labios, sus ojos no dejaban de gritarme que la hiciera suya y yo ya no podía aguantar el deseo de hacerlo.

—¿Qué piensas que haces? ¿Vas a provocarme y dejarme con las ganas, señorita Lennon? —le pregunté con mi voz ronca por la excitación.

—¿Me vas a ayudar a cambiarme? —se atrevió a preguntar relamiendo sus labios.

No sabía si esa era su táctica para cambiar de tema o simplemente me estaba proponiendo algo, pero las indirectas al final nunca han sido lo mío.

—Lennon, ya no soporto más —susurré acariciando su muslo a lo que sus labios se separaron.

—¿Qué es lo que ya no soporta, señor Kenneth? —preguntó rozando mis labios con los suyos cálidos y húmedos.

—No soporto el tenerte tan cerca y no poder hacerte mía, no soporto el hecho de que mis manos no conozcan tu cuerpo —las palabras salieron de mis labios sin permiso y guardé silencio de manera repentina algunos segundos antes de decidir continuar— Quiero tocarte hasta que mis manos te conozcan de memoria, hasta que incluso en la oscuridad más profunda sean capaces de recorrerte sin errores.

—Joder, se te salió el poeta de adentro —musitó un poco nerviosa y pasó saliva de forma audible— Kenneth, me estoy muriendo de ganas, hazme tuya —murmuró antes de volver a besarme.

Pensé que nunca escucharía aquellas palabras salir de sus labios, pero salieron, así que la levanté en mis brazos, ella enlazó sus piernas en mi cintura, caminé hasta la cama de Jasmine y mientras la besaba con cuidado caímos encima de ella.

Mis manos le acariciaron desde las pantorrillas hasta los muslos y se introdujeron debajo de su vestido, ella separó sus labios de los míos mientras sonreía. Por supuesto que sonreía, mis ojos se habían abierto de más cuando me di cuenta de que de verdad no se había colocado nada por debajo del vestido.

Sus mejillas se ruborizaron cuando erguí mi cuerpo, con cuidado le separé las piernas y la contemplé mordiendo mi labio inferior, solamente una palabra apareció en mi mente, sería mía. Mis manos torpes desabrocharon mi cinturón, una leve risa escapó de los labios de Lennon al ver mi desesperación, se sentó y sus manos fueron encima de las mías haciendo que me detuviera.

Ahora ella fue quien me ayudó, me desabrochó el pantalón y bajó el cierre dejando a la vista mi miembro erecto, joder, se sentía como si fuera a explotar en cualquier instante.

—Dios mío —susurró acariciándolo lentamente por encima del bóxer y levantó la mirada hasta la mía— Tenías un buen secreto guardado Ken.

Una media sonrisa se asomó en mis labios, subió por mi camisa ajustada, me tocaba mientras mordía su labio inferior. Me quitó la chaqueta y luego me arrancó la camiseta, sus labios besaron todo mi abdomen, subieron por mi pecho hasta estar nuevamente sobre mis labios.

No perdí ni un segundo más, después de todo quizá no tuviéramos tiempo suficiente, entré en ella con cuidado, ella soltó un jadeo, su espalda se arqueó un momento y luego enlazó sus dedos en mi cabello.

Empecé a moverme lentamente, ambos lo estábamos disfrutando, pude saber que lo disfrutaba tanto como yo con cada uno de sus gestos y los gemidos. Con cada embestida su cuerpo se contraía un poco más y yo estaba un paso más cerca de no aguantar las ganas de correrme que traía desde que apenas entré.

Ella estaba con sus ojos cerrados, entonces, sentí un ruido, le cubrí la boca, ella abrió los ojos y en medio del silencio me di cuenta de que la puerta estaba entreabierta, lo recordaba bien, yo no había dejado abierto.

Alguien nos había visto, salí rápidamente de adentro de ella, que arrugó el ceño como si no estuviera entendiendo qué pasa, así que me abroché el cinturón con prisa, pero no le dije ni una palabra.

Salí de la habitación aunque escuché que pronunciaba mi nombre, salí sin camiseta, poco me importó, regresé sobre mis pasos hasta el sitio en donde estaban todos.

En la piscina aún estaban las chicas, Jasmine, Linda, Mary y Ava, tomando algunas fotos con el móvil. Cuando me vieron entrar se miraron entre ellas con una sonrisa sobre los labios, pero no me interesó, seguí buscando, me encontré con que Joe estaba dormido y a su lado con los ojos entrecerrados estaba Robert.

Me faltaba Jacob, ¿dónde se había metido? No me importaba una mierda lo que todos ellos pudieran pensar de mí.

—¿Dónde está Jacob? —pregunté en voz lo suficientemente alta para que todos escucharan.

—Fue a la cocina por una bebida —respondió Jasmine con el ceño arrugado— ¿En dónde está Lennon? Vengan a meterse.

Lennon, joder, me maldije internamente y salí corriendo en dirección a la habitación de regreso.

Cuando entré en la habitación la rabia recorrió mi cuerpo, tenía a Lennon tomada de sus brazos que no dejaba de moverse y sollozar, mientras que la miraba con ese gesto perverso.

—Así que te divierte venir a follar a una casa ajena, eres una perra, sabías que me gustabas y aun así lo trajiste —le decía con ese tono lleno de resentimiento— Pero ahora si no quieres que enseñe ese video y que todo el mundo sepa el tipo de puta que eres, me vas a sacar las ganas que tenía d...

—No le vas a poner un dedo encima —gruñí sobre su nuca.

Se apartó sobresaltado y parecía que había visto un fantasma, cuando se le pasó el efecto de la sorpresa segundos después una sonrisa apareció sobre sus labios.

—Creo que tú quieres que ambos se vuelvan famosos en las redes sociales —se carcajeó.

No dije ni una sola palabra, solamente caminé hasta él, lo tomé por el cuello de su camisa y le di un puñetazo, seguido de otro sin darle tiempo a reaccionar.

—A partir de hoy, vas a comenzar a respetar a las mujeres —sentencié furioso.

Le di varios golpes más hasta que estuvo en el suelo, cuando lo vi caer, le saqué el celular del bolsillo, estaba casi inconsciente, se quejaba, entonces desbloqueé su celular, busqué el video y lo borré.

—Nos vamos a casa Lennon —hablé en un tono suave.

Ella se levantó con sus piernas temblorosas, entonces la sostuve, ella apoyó su rostro contra mi pecho y empezó a sollozar.

—Lamento haberte dejado sola, no debí hacerlo —susurré acariciando su cabello— No voy a permitir que nadie te haga daño, nunca te lastimarán Lennon.

—Kenneth, tenía tanto miedo, pensé que iba a...

—No lo digas, ni siquiera te atrevas a volver a pensarlo, todo va a estar bien —tomo su rostro entre mis manos— Vas a estar bien, me tienes contigo.

—¿Crees que pueda ser Jacob quien quiere hacerme daño? —giró el rostro para mirarlo.

—No lo creo, no me parece que sea la persona de aquel día, lo reconocería, es decir, la fuerza, los golpes, aunque no le haya visto el rostro —comento tratando de que se tranquilice.

—Vamos a casa, necesito dormir, ya amaneció y seguimos fuera —terminó por decir con un tono de voz agotado.

Cuando fuimos hasta la piscina llevé de arrastro a Jacob y lo lancé al lado de los otros chicos, las chicas, por otra parte, se quedaron mirando pálidas como si estuvieran viendo un fantasma.

—¿Qué carajos pasó? —preguntó Jasmine que se aproximó a mirarlo.

—Pasa que este idiota intentó...

—Qué él se lo explique cuando se despierte, si es que tiene el valor —me tomó por el brazo Lennon, que tenía los ojos acuosos.

Nos marchamos sin decir mucho más ante la situación, pero la rabia aún estaba creciendo en mi interior.

El guardaespaldas de la millonaria caprichosa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora