El guardaespaldas de la millonaria caprichosa ✔️

Capítulo 12 ¿Quién está detrás de todo esto?

Estaba vigilando los alrededores en el cementerio, aunque Lennon no quisiera mi presencia, que puedo comprender que quisiera algo de privacidad, cada vez que estamos fuera de la mansión el ambiente se vuelve tenso para mí.

Saber de defensa no es lo mismo que utilizar un arma y desde el día que comencé a trabajar en la mansión me han obligado a cargar con una, sobre todo cuando voy a estar en sitios que pueden ser peligrosos para ella.

Me quedé parado junto a una tumba, por alguna extraña razón me llamó la atención que hubiera una foto sobre la lápida grabada, debo de admitir que era una mujer hermosa, tanto que me quedé perdido mirando todo al respecto, fueron solamente unos segundos, pero habían sido suficiente.

Cuando levanté la mirada me encontré con que un hombre le estaba tomando del cabello a Lennon que estaba de rodillas, pálida, con sus ojos acuosos, me estaba buscando con la mirada. Estuve a punto de paralizarme, no sabía si ir corriendo en dirección de aquel hombre, sin embargo, mi mano fue a mi cintura, tomé con fuerza el arma, la empuñé y en un impulso disparé.

El sonido resonó en mis oídos, no pude darle, los nervios me traicionaron, pero fue suficiente para que ese tipo saliera corriendo de allí, quería ir tras él, quería acabar lo que había comenzado y decir que todo fue en defensa propia para que Lennon al fin pudiera vivir en paz.

Sin embargo, flaqueé, no pude ir tras de él porque me fue más importante asegurarme que ella estuviera bien, que no le hubiera hecho daño.

—¿Estás bien? —le pregunté mientras ella refugiaba su rostro contra mi cuello.

—¿No me dejarán en paz nunca? No lo entiendo Kenneth, no sé qué es lo que quieren de mí, no entiendo por qué me quieren hacer daño —murmuró aterrada y acaricié su cabello para empezar a calmarla poco a poco.

—Tranquila, yo voy a encargarme de que te dejen en paz, solamente sé un poco paciente, voy a descubrir quién te está haciendo todo esto —susurré con un tono de voz dulce.

Ella asintió, se quedó algunos minutos apoyada contra mi pecho, hasta que pude sentir que su respiración se iba calmando poco a poco.

...

Al regresar a la mansión, Lennon se tomó medicina para dormir, aunque se había calmado un poco, no había sido lo suficiente, así que su padre le trajo unas pastillas, al parecer según las palabras que me dijo después había dejado de utilizarlas pocas semanas después de aquel incidente en el que apareció en medio de la nada.

No quiere depender de la medicina y no voy a negar que hacerse dependiente de algo que te ayuda a dormir no es bueno, pero en ocasiones como estas considero que es bueno tener una ayuda como esa.

En cuanto me aseguré de que la ventana de la habitación estuviera cerrada y que Lennon estuviera dormida realmente, me decidí a tener una conversación con su padre, desde que llegué a este sitio solamente me he pasado pegado a Lennon, no he tenido la oportunidad de hablar con él seriamente de lo que está sucediendo.

Bajé las escaleras lentamente, mientras que observaba los alrededores, aún me sigue pareciendo un lugar demasiado grande, en ocasiones siento que podría perderme y no encontrar el camino a las escaleras nunca más con tantos pasillos.

Al llegar al despacho del señor Óscar, toqué a la puerta y me quedé esperando a que me diera permiso de pasar, algo que ocurrió justo cuando estaba a punto de golpear nuevamente creyendo que no me había escuchado.

Cuando apenas me asomé vi como su rostro se transformaba en un gesto de sorpresa, por supuesto esperaba que estuviera junto a su hija, pero no iba a suceder nada, Patrick se había quedado en la puerta por si ocurría cualquier cosa.

—Kenneth, no esperaba verte por aquí, ¿Lennon está dormida?.—me preguntó volviendo la mirada a sus documentos.

—Así es señor, dado que está dormida quise venir para que podamos tener una conversación —le comento a lo que se recuesta sobre el respaldo de su silla y deposita su mirada sobre mí.

—No sabía que había algo de lo que deberíamos de hablar Kenneth, pensé que el trabajo había estado claro, sé que hoy tuviste que utilizar tu arma por primera vez, espero que ese no sea el motivo por el que estás aquí —se cruza de brazos en espera de mis palabras y un silencio incómodo se forma.

Me había prometido en la vida no usar una, me prometí que no la dispararía a menos que fuera un caso de vida o muerte, pero proteger a Lennon últimamente se volvió algo que deseo realmente hacer.

Es una caprichosa, pero es una chica dulce, una chica que no merece todo lo que está viviendo, mucho menos después de todo lo que le ha tocado sufrir al crecer sin su madre, pero eso no quita que he roto hoy una promesa por ella.

Hay días que tengo miedo, que me aterra la idea de volverme un ser oscuro, que mi corazón desaparezca al mezclarme en este mundo y que pierda la cordura.

—No, señor —respondí casi por inercia— No es esa la razón, sabía que este trabajo sería correr riesgos, que tendría que hacer cosas que tal vez no estaban dentro de mis principios, aun así estoy aquí porque desde que llegué en mi primer día no he estado tan lejos de Lennon y no he tenido la oportunidad de preguntar quién está haciendo esto.

—Si supiera quién quiere hacerle daño a mi hija Kenneth, no estarías con ella, porque ya lo hubiera solucionado —espeta con su mandíbula tensa.

—Usted sabe quién lo está haciendo y sabe que es alguien muy peligroso, si no fuera de ese modo no le hubiera puesto tanta seguridad, hubiera dejado que la misma policía se encargue de todo —me encojo de hombros.

—Kenneth, nunca cuestiones las palabras de tu jefe, creo que te falta aprender un poco, me parece que aún no entiendes que, si verdaderamente necesitas el empleo —una sonrisa ancha se asoma sobre sus labios— Si lo necesitas para pagar los estudios de tu hermana menor como me has repetido, entonces, deja de meterte en lo que no debes.

Me quedé paralizado, no pensé que fuera a utilizar la información que había soltado aquel día, aquel en el que estuve ebrio para ponerse en mi contra, es decir, fue una confesión que le hice en un momento de debilidad, pero al parecer el señor Óscar es un hombre que utiliza todo lo que tiene a la mano para conseguir sus cometidos.

No dije ni una palabra más, salí del despacho perdido en mis pensamientos, mis recuerdos volvieron a aquel día, a la primera vez que vi a Lennon.

El parque siempre fue un sitio cerca de casa que se volvió un refugio, caminar en las mañanas, con la neblina que lo cubre todo y ese ambiente tan relajante, es el máximo silencio que puede conseguirse en una ciudad y todo gracias al horario matutino.

Estaba trotando, cuando la mi, cuando ese hombre estaba a punto de hacerle daño a Lennon y no pude contener mis impulsos. Vino a mi mente el recuerdo de mi hermana menor, pensé que si algo le sucediera a ella, que si algo como esto pudiera llegar a pasarle, entonces me volvería loco.

Ella también tendría a alguien que la quisiera, a alguien que no pudiera vivir sin ella, que quisiera volverla a ver, entonces decidí ayudarla.

Al final el tipo huyó, no pude hacer nada. Pensé en marcharme, pero entonces llegó aquel automóvil, el hombre que bajó de él me empezó a golpear y no se detuvo hasta que la Lennon se puso en medio y le explicó todo lo ocurrido.

Ese día, con mil problemas en la cabeza y con varios golpes en el rostro fui con el señor Óscar a un bar, fue una invitación para compensar el daño. Yo pensé en rechazar la propuesta, los problemas me estaban consumiendo, pero ahogar mis penas en un bar tampoco sonaba tan mal.

Pronto iban a sacarme del apartamento, a mi hermana le quitarían de la universidad y estaba a punto de resignarme, porque no había nada que hacer, en ninguna parte me querían dar un empleo.

Entonces, como si fuera obra del destino, el señor Óscar me propuso el empleo, le conté sobre mi hermana y sus dedeos de acabar la universidad, una futura doctora.

Regresé de mis pensamientos negando, no podía estar utilizando esto para decirme que no me metiera en lo que está viviendo Lennon, después de todo tendría que dar mi vida por ella de ser necesario.