Capítulo 22 Falsas amistades

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Me quedé un momento mirando a Lennon, sentada, hablando por el celular con su tía, con la misma mujer que se negaba a hablar respecto a su madre, y vino a mi mente el recuerdo de la mía. No podía culparla por haber puesto sus ojos en otro hombre, de haber estado yo en su sitio seguramente hubiera hecho exactamente lo mismo, pero aquello no es algo que mis hermanos fueran a comprender.

No, no puedo culparlos a ellos, que habían sido envenenados por la maldad del hombre que decía ser mi padre, él había sido el culpable de que sus pensamientos ahora fueran de ese modo, porque cuando mi madre vivía ellos tenían almas puras, ella jamás permitía que su maldad nos tocara, que nos corrompiera.

—Está bien tía, te mando un beso —dijo con cierta decepción en el tono de voz Lennon.

Se tumbó hacia atrás, se quedó viendo fijamente el techo en el medio de aquel abrumador silencio y yo solamente pude recostarme a su lado, no podía hacer otra cosa por ella.

De repente me dejé llevar por mis pensamientos, me volvió a abordar el recuerdo de mi hermano, de como había salido de aquel despacho hecho una furia por las palabras que ambos me habían dicho, por como habían sido capaces de ponerse del lado de ese hombre.

...

Bajé las escaleras, ya no tenía dos hermanos, ya no sentía que era parte de una familia, tal vez era yo solo contra el mundo, yo tratando de proteger lo único que me hacía sentir bien, que aún me sacaba una sonrisa.

Entonces sentí una mano sobre mi hombro, me detuve, me quedé en esa misma postura, pero giré medio rostro, solamente para encontrarme con el rostro de mi hermano Henry, hasta había dejado de llamarlo por su nombre.

—¿Por qué diablos estás aquí? —pregunté dejando que la furia se adueñara de mi voz, ahora era un poco más ronca de lo usual.

—Mira Kenneth, no me importa lo que nuestro padre diga, es decir, tú no tienes lo que se necesita para formar parte de esto —extendió sus brazos con una amplia sonrisa— No perteneces a esta familia, saliste defectuoso, eres débil, sobre todo de corazón.

—Entiendo que me llames débil de corazón, después de todo, tengo exactamente lo que te falta —pongo mi dedo sobre su pecho y le doy un pequeño empujón— Ahí adentro no te queda nada.

—Te estás dejando llevar por las emociones, no te das cuenta de que esto le incumbe a alguien que verdaderamente debería de importarte, tu hermana, con la que reíste, lloraste y compartiste todo —se cruza de brazos— Ahora es mucho más importante una desconocida, no, es más importante lo que tiene debajo de las bragas.

—Cierra la boca Henry —sentencio presionando mis puños.

—No te lo voy a repetir Kenneth, quiero que entregues a esa chica, voy a acabar con lo que empecé aquel día, por Adira, por el bien de nuestra familia —advirtió con la mandíbula tensa.

—Adira no es como ustedes, aunque ahora mismo el odio esté haciendo lo suyo en su corazón, llegará el momento en que entienda la diferencia entre el rencor, el odio y la maldad, cuando ese día llegue se va a apartar nuevamente de ustedes —me doy la vuelta nuevamente con intenciones de marcharme, pero esa mano de nuevo en mi hombro.

—Me la entregarás Kenneth, porque no me importa si mi padre te quiere como heredero de todo esto, acabaré contigo de ser necesario, deja de interferir —amenazó jalándome a lo que retrocedí varios pasos.

De repente, la rabia que recorría mi cuerpo, la misma que había estado tratando de contener hacía demasiado tiempo, se apoderó de mí, me cegó y lo golpeé. Empecé a darle un golpe tras otro, hasta poder verlo en el suelo, entonces el rostro de Lennon, las lágrimas, el imaginarla en manos de mi hermano, todo eso me había llevado a subirme encima de él, me había llevado a golpearlo sin piedad.

El guardaespaldas de la millonaria caprichosa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora