Capítulo 29 Final

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Aunque la situación estuviera siendo demasiado difícil, ya había pasado suficiente, ya me había dejado agobiar por demasiado tiempo por la negatividad, no podría continuar de ese modo, a final de cuentas no terminaría por traer nada bueno.

La muerte de mi padre siempre me dolería, porque pese a lo último que sucedió, no puedo olvidar todo lo que fuimos, sin embargo, la fecha de su muerte, gracias a que Kenneth está a mi lado jamás sería recordada como una fecha triste, había elegido aquel momento para poder pedirle que fuera mi novio de una manera más oficial, podría haber esperado un par de días más, porque luego de tanto, no nos haría daño un par de días, pero no quise.

Quería elegir ese día para que al final no fuera solamente el día en el que había perdido algo importante, sino que también fuera el día en el que había ganado, algo que para mi corazón era muy valioso.

Ahora que le había comunicado a mi madre sobre mi decisión, ahora que sabía que Kenneth vendría conmigo solamente me quedaba darle tiempo a las heridas para que pudieran sanar lo más que fuera posible, aunque fueran profundas, no me gustaría que todo ese dolor me acompañara en mi interior para siempre.

Fuimos a la mansión de regreso para armar las maletas, había reservado una habitación en un hotel, al menos quería pasar allí la noche porque dormir en mi habitación en aquella mansión tan grande, tan vacía, no me dejaría en paz, tenía los recuerdos por todas partes.

Al siguiente día tendría que ir a hablar con el abogado, estaba segura de que mi padre había dejado listo el testamento, pero nada de allí era del todo justo, de todo lo que mi padre había dejado, había una parte que le pertenecía a Adira, me gustase o no ella era mi hermana y lo que él hubiera querido es que ella tuviera una parte de todo eso.

Vi que Kenneth durante todo el día estuvo bastante distraído, mientras preparábamos la maleta, mientras que comíamos, lo poco que pudimos ambos comer, sabía que se debía a la preocupación que cargaba consigo, pero no había nada que pudiera hacer, se sentiría de ese modo hasta que Adira diera señales de vida.

Hablé con los empleados, les dejé en claro que a pesar de que mi padre ya no estuviera con vida y que yo me marchara a Rusia, todo continuaría de la misma manera, quería que la mansión estuviera tal cual como él la había dejado, al menos hasta que tomara una decisión de que debería de hacer con ella.

Tal vez algún día sería capaz de pisar aquella mansión sin tener grabada en la mente la escena de ese día, aunque fuera poco probable no descartaba la posibilidad de que pudiera suceder de ese modo.

Estuve toda la noche abrazada a Kenneth, ninguno de los dos pudo dormir bien, fue una de esas noches en las que la mente no se calla, éramos dos personas acostadas en la misma cama, despiertos mirando al techo sin cruzar palabras, ambos nos dejamos comer por los pensamientos.

No sé en qué momento me quedé dormida, pero cuando me desperté Kenneth ya no estaba a mi lado, así que me levanté para asegurarme de que todo estuviera bien, lo hice con prisa y miedo de que algo más hubiera pasado, pero allí estaba, sentado en el sofá mirando la televisión.

Había reservado la suite del hotel para tener una mayor comodidad, aunque verlo allí en la sala, tan solo, mirando un punto fijo, me hacía sentir realmente mal por él.

—¿Qué haces aquí solo? —le pregunté antes de sentarme a su lado.

—No pude dormir prácticamente nada, no dejo de pensar en Adira y tengo terror de encender la televisión —comenta soltando un enorme suspiro.

Sabía que aunque tuviera miedo de encenderla, lo mejor para él era ahora mismo salir de cualquier tipo de dudas, así que tomé el mando y la encendí. Puse un canal de noticias, lo que quería saber era si pasaban algo sobre su hermana, aunque realmente dudaba que lo hicieran.

El guardaespaldas de la millonaria caprichosa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora