Epílogo

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Habían transcurrido tres años desde el día que nos marchamos del país, ahora en Rusia con la tía de Lennon habíamos formado un lazo bastante especial, se sentía como una vida diferente, como si todo lo que había ocurrido en aquel tiempo fuera un sueño, aunque en realidad no lo fuera.

Aquel día en que nos estábamos por marchar juramos que no regresaríamos hasta que sintiéramos que habíamos sanado y en este tiempo hemos estado trabajando en ello, sobre todo Lennon, que comenzó a ir a terapia para poder superar las pesadillas nocturnas con las que tuvo que vivir después de aquello.

Hoy después de tanto tiempo le quise dar una sorpresa a Lennon, saqué dos pasajes para que podamos ir a visitar a su madre, ya que ha estado diciendo que quisiera poder verla. Desde que llegamos solamente la había visto en una ocasión, un viaje que hicieron por una semana para poder visitarla en las vacaciones.

Nos mudamos a un apartamento pequeño, un sitio solamente nuestro, porque aunque Lennon cuenta con la herencia y su tía con un sitio bastante grande, aun así después de haber vivido tantos años en la mansión, Lennon solamente quería un sitio que se sintiera como un hogar.

En mi opinión, sí que lo conseguimos, todos los muebles los escogimos nosotros, también nos encargamos de pintar las paredes, fue una bonita manera de dejarlo todo como queríamos.

Yo busqué un empleo, conseguí uno de seguridad en un edificio, es bastante tranquilo a decir verdad, me gusta, aunque Lennon sigue insistiendo en que debería de tomarme un tiempo solamente para nosotros, que debería pensar en estudiar algo y así podría ayudarla con la administración de las empresas.

Nosotros desde un principio siempre hemos sido bastante diferentes, Lennon es la típica chica inteligente, yo, en cambio, no soy nada de eso, se me da bien implementar la fuerza y pensar en estudiar algo que sea de utilizar demasiado la mente, me resulta bastante estresante.

...

Caminé por el pasillo en dirección a nuestra habitación, me había dicho que iba a recostarse porque no se sentía bien del estómago, pero aun así quería poder darle la sorpresa, así que escondí los boletos en mi espalda antes de entrar.

La encontré rumbada bocabajo, tenía un gesto preocupado en el rostro y cuando sintió el sonido de la puerta cerrarse volvió en sí, me quedó mirando fijamente, como si no esperara que yo fuera a aparecer por allí.

—¿Qué sucede? —le pregunté parado a pocos centímetros de ella.

Hacía tiempo que no veía un gesto como ese en su rostro, me empezaba a preocupar que algo hubiera sucedido, aunque supiera que siempre puede hablar conmigo de lo que sea, parecía que había algo que no se sentía segura de contarme.

—No te preocupes, solamente es el malestar —me mintió.

Me quedé pasmado mirándola, es de las pocas veces que veía a Lennon esforzarse por demostrarme algo que no era, así que guardé los boletos de avión en mi bolsillo trasero y me senté sobre la cama en silencio.

—No entiendo qué te sucede —me dice de repente.

—Me pasa que he convivido contigo el tiempo suficiente como para saber cuando eres sincera y cuando intentas mentirme, como justamente ahora lo haces, quiero que me digas que es lo que está pasando Lennon, no hay nada que juntos no podamos solucionar, lo sabes —le recordé poniendo mi mano sobre la suya.

Ella se quedó unos momentos con un gesto pensativo, bajó la mirada hasta mi mano junto a la suya y la apartó para tomar una de las almohadas. Me quedé en silencio observando como buscaba algo entre ellas y luego extendió su mano hacia mí, hice un recorrido rápido por su brazo hasta que mi mirada llegó a su mano.

El guardaespaldas de la millonaria caprichosa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora