Capítulo 13 Sospechas

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Me desperté en medio de la madrugada, ese era uno de los efectos que detestaba de las pastillas, siempre me podía despertar a cualquier hora y quedarme mirando el techo por el resto de la noche, fue por esa razón que deje de tomarlas.

Me metí a darme un baño para quitarme el sudor del cuerpo, logré relajarme un poco bajo el agua caliente y cuando salí envuelta en la toalla encontré a Ken, estaba sentado en el borde de mi cama.

Levantó la mirada para encontrarse con la mía, una leve sonrisa apareció sobre sus labios y no pude evitar devolvérsela.

—¿Qué es lo que haces aquí a estas horas? —le pregunté en voz baja como si alguien fuera a escucharnos.

—¿En dónde más estaría? —preguntó mirando un punto fijo en el suelo— No me podía dormir, pensaba que tú lo estarías y ver como duermes normalmente me devuelve la paz.

—¿Esto es una confesión? Me acabo de enterar de que vienes a verme mientras duermo —no pude evitar volver a sonreír, pero esta vez de una forma genuina.

—Lo hacía desde que me quedaba a dormir en tu habitación, bueno y en otras ocasiones —eleva sus cejas a la vez con sus ojos brillosos.

—Tonto —digo riendo un poco y luego vuelvo mi rostro serio— ¿Te apetece salir a correr un rato?

—¿A estas horas? Lennon, sinceramente, me parece peligroso, en pleno día intentaron atacarte, imagina lo que podrían hacerte ahora que todavía no amanece —soltó un gran suspiro— Quisiera que todo esto termine.

—Hay días en los que quisiera exactamente lo mismo —me aproximo caminando a paso lento, cuando llego hasta él coloco mis brazos alrededor de su cuello— Pero si esto termina ya no estarás todo el tiempo a mi lado.

—Aunque esto termine, no tengo intenciones de irme —relamió sus labios y apoyó con sutileza sus manos en mis caderas— Tu padre me había dicho que podía quedarme con el puesto.

Solté mi cabello mojado y dejé caer la toalla en el suelo, me subí encima de él, unos mechones de mi cabello le mojaron una mejilla, no pude evitar sonreír.

—¿Entonces pretendes quedarte a mi lado? —pregunté en un tono de voz dulce— ¿A pesar de ser una caprichosa como me llamas siempre?

—Así es, pretendo quedarme contigo Lennon —enlazó sus dedos en mi cabello y su mirada no dejaba de devorarme— Siempre que me quieras cerca de ti me quedaré.

—Entonces quédate —un leve gruñido escapó de mis labios— No te atrevas a abandonarme.

Mis labios rozaron los suyos hasta que él los besó de forma brusca, no pude evitar sonreír un poco en medio del beso, pero la sonrisa desapareció cuando sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo con lentitud, ahora solamente sentía el calor que no dejaba de recorrerme una vez más.

Sus dedos comenzaron a jugar sobre mis pliegues, cerré mis ojos y mis labios se separaron por inercia, estaba a punto de pronunciar su nombre cuando golpearon a la puerta.

Mis ojos se abrieron de par en par, en el rostro de Kenneth estaba reflejado el mismo pánico que estaba sintiendo ahora mismo.

—Tienes que esconderte —susurré— Debajo de la cama, rápido.

Me aparté de un brinco, fue lo suficientemente rápido para que alcanzara a esconderse debajo de la cama antes de que la puerta se abriera y viera el rostro de mi padre, quien se veía un tanto confundido.

—Esperaba que aún estuvieras dormida y como no contestabas —murmuró analizándome de pies a cabeza.

—Lo siento padre, es que pensé que me daría el tiempo de vestirme antes —me limité a responder un poco tensa.

—Escucha Lennon, sé que no han sido días fáciles, incluso estuve cuestionándome si es buena idea que aún sigas aquí —se presionó el entrecejo— Lo hablé con tu tía, ella dijo que está dispuesta a recibirte, pero también pensé en que sé que no querrás irte, estoy nervioso.

—Padre, creo que solamente te hace falta descansar, no sé aunque haces despierto a estas horas —respondí ladeando la cabeza— No voy a irme, no sé ni siquiera que quieren esas personas de mí, no me parece justo...

—No podía dormir, no me abandonaba la mente el pensar que en cualquier momento alguien te puede arrebatar de mi vida —acarició su cabeza con pesadez en su rostro.

—Padre, tengo a Kenneth, estoy a salvo mientras él esté conmigo —sonrío con debilidad.

—Lo sé, pero trata de entenderme, soy solamente un padre preocupado.—entra a mi habitación y se aproxima a mí.

Me quedé unos segundos en silencio, lo observé sentarse a mi lado, sus manos jugaban entre ellas nerviosas.

—Desde que tu madre ya no está en mi vida, todo ha sido muy difícil para mí, yo pensaba que podría sobrellevarlo y me he esforzado por ti, porque quería que volvieras a ser feliz, traté de darte todo lo mejor, todo lo que estuvo en mis manos, pero no he sido un buen padre —comenta con su voz quebrada sin poder dirigir su mirada a mí.

—No digas tonterías, has sido un padre muy bueno —le tomo la mano— Siempre has estado para cuidarme, como debe de ser.

—No lo he sido —vuelve a repetir negando— Solamente puedo pedirte perdón, porque no has elegido ser mi hija, te ha tocado serlo y eso es más un castigo que una fortuna.

—Papá, comienzas a asustarme, no tienes que decirme todas estás cosas, para mí eres un padre fabuloso —lo rodeo en un cálido abrazo— Ahora tienes que tratar de dormir.

—Lo haré —susurró acariciando mi cabello antes de separarse.

Esas fueron las últimas palabras que escuché salir de sus labios antes de que se marchara, a pesar de que lo vi sonriente salir por la puerta, me quedó un nudo en la garganta que me quemaba lentamente, escuchar a tu padre hablar de ese modo no se siente nada bonito.

De repente Kenneth salió de abajo de la cama, por algunos momentos se me había olvidado que estaba allí, se sentó a mi lado, por supuesto que el momento erótico había desaparecido, solamente se sentía en el aire la tristeza.

—Lennon, puede que no sea el momento de que tengamos esta conversación, mucho menos después de haber escuchado a tu padre decir algo como eso, pero, la realidad es que creo que él sabe quién está detrás de esto —soltó de repente.

Me quedé mirándolo en pleno silencio, no podía creer que estuviera diciendo algo como eso, si mi padre supiera quién me está haciendo todo, eso no lo permitiría, ya se hubiera encargado de hacer algo al respecto.

—No tiene sentido lo que dices Ken, si mi padre lo supiera no iba a permitir que nadie me pudiera hacer daño —niego sonriente— Mi padre sería incapaz de querer que me hagan algún tipo de daño, se lo hubiera dicho a la policía.

—¿No lo has escuchado? Dijo que ser su hija es un castigo, quizá incluso sea su culpa que estés en esta situación —suspiró segundos después de ver mi rostro desfigurarse.

—Creo que acabas de perder la cordura Kenneth, lo dijo porque se siente culpable, es normal que se sienta de ese modo, todo esto lo sobrepasa, pero de ahí a que sea culpable o que sepa quién lo hizo —niego con la mandíbula tensa.

—No lo sé Lennon, deberías de pensar al respecto —se pone de pie— Quizá no estás queriendo verlo, me voy a tratar de descansar.

Ni siquiera me dio tiempo a reclamarle por sus palabras, me dejó allí con las palabras atoradas en la garganta y la frustración. Me sentía frustrada porque aunque no quería desconfiar de mi padre, las palabras que habían salido de los labios de Kenneth quedaron rondando en mi cabeza y no me abandonaban.


No podía ser posible, mi padre no sería capaz...

El guardaespaldas de la millonaria caprichosa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora